'Sarri Potter', el mago del Nápoles

El sustituto de Benítez, un técnico veterano y heterodoxo, lleva al equipo al liderato de la Liga italiana por primera vez desde la era de Maradona. Hace 15 años era ejecutivo bancario

Maurizio Sarri, con el inseparable pitillo, poco antes del Nápoles-Inter del lunes pasado

Maurizio Sarri, con el inseparable pitillo, poco antes del Nápoles-Inter del lunes pasado / AFP / CARLO HERMANN

ELOY CARRASCO / BARCELONA

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No le van bien las cosas a Rafael Benítez ni de lejos. El Nápoles que dejó para ir al Madrid vive sus mejores días desde los tiempos de Maradona, y eso son 25 años. Esta semana se puso líder de la Liga italiana por primera vez desde abril de 1990 tras ganar al Inter con dos goles de Gonzalo Higuaín, a quien los napolitanos ven como la reencarnación de aquel Diego que les llevó al cielo de los títulos. La volcánica ciudad del sur se mece en una nube de euforia. La expresión 'vincere lo Scudetto' empieza a no ser un tabú y la frase 'non é vero ma ci credo' encarna el gran sueño. Para todo Nápoles, Higuaín es el nuevo dios, pero el hombre con los pies en la tierra que está sacando adelante el milagro es el entrenador, Maurizio Sarri, un personaje recién llegado a las ruedas de prensa masivas que merece ser escuchado.

Sarri, hombre de pitillo y chándal, es un técnico con recorrido -tiene 56 años- aunque siempre se había movido en el vuelo corto. Hasta hace apenas 15 años era directivo bancario. Gestionaba inversiones en varios países y entrenaba a equipos aficionados por puro vicio futbolístico. Minucioso en extremo, lo llamaban 'Mister 33' porque ese era el número de faltas a balón parado que tenía ensayadas. Pese a pasarse los días entre cifras, también se considera de letras y cita entre sus lecturas a Bukowski, John Fante y Vargas Llosa. Lo del tabaco es serio. "En el banquillo está prohibido fumar y cuando estaba en el Empoli me acercaba a la valla para que algún espectador me diera una calada", contó a 'La Repubblica'.

LOS DARDOS DE MARADONA

El Empoli, entre el 2012 y junio pasado, había sido su techo. Lo cogió en Segunda y lo subió a la Serie A. Hasta que lo contrató el Nápoles, Sarri había deambulado por 17 clubs de distintas divisiones, casi todas bajas. Aunque pasó parte de la infancia en Toscana, es napolitano de nacimiento e hincha del Nápoles, así que la llamada de Aurelio de Laurentiis, productor de cine y propietario del club, para reemplazar a Benítez supuso alcanzar una cima. Las cosas, sin embargo, empezaron muy mal. Una derrota y dos empates en los tres primeros partidos de Liga. De inmediato afloró la duda. ¿Era el hombre adecuado? Hasta Maradona, deidad indiscutible en esos pagos, sacó la lengua hiriente a pasear y lo empozoñó con sus críticas. Hoy ya se ha disculpado y está a los pies de este tranquilo que tiene a Nápoles lleno de pájaros en la cabeza. Todos hablan del 'scudetto' con la tan napolitana vehemencia. Menos él. "Con 31 puntos aún no estamos salvados", dijo tras ganar al Inter.

Sarri, además, está obteniendo un gran resultado no meramente contable. Su equipo va líder de una liga tosca, acomplejada por la fealdad de su fútbol, y muestra a los italianos que se puede llegar al mismo sitio por un camino bonito. Resulta que el Nápoles juega bien y Sarri empieza a ser conocico como 'Sarri Potter', tal es su magia. Se declara sacchiano y, caso raro, nunca fue futbolista, ni siquiera aficionado. Usa drones para tener mejor perspectiva en el entrenamiento y trabaja 13 horas diarias, aunque se quita importancia: "¿Cansado? Cansado es levantarse a las seis para ir a la fábrica". Del vestuario se filtra que sabe aplicar caricia o espuela en el lomo del jugador, según convenga.

SACCHI, HIGUAÍN Y REINA

Todo va como un cohete y Arrigo Sacchi, su inspirador, ha advertido en 'La Gazzetta dello Sport' a quienes ya vislumbran al nuevo campeón: "No le pidan lo imposible", escribía el extécnico del Milan. "Es un fenómeno, pero que nadie olvide que no cuenta con la plantilla del Inter, la Juve o el Roma". Ciertamente, Sarri extrae un rendimiento óptimo de sus recursos. Higuaín ya era un goleador acreditado, pero hay quien se atreve a ver hoy en él al nuevo Maradona que tirará del club hacia nuevas coronas. El argentino para el carro: "Es evidente que he mejorado mis prestaciones con Sarri, lo ve un ciego, pero aún estamos lejos de los objetivos".

Higuaín marcó dos golazos al Inter (es el 'capocannoniere', con 12) y Pepe Reina, de vuelta tras un año en el Bayern, evitó el empate con un prodigio de estirada sobre la bocina para desviar un cabezazo del exatlético Miranda. Reina es un titán local, ídolo en la grada y carisma puro en el vestuario; una de las palancas del conjunto, donde es muy apreciada su experiencia y la de Higuaín, Albiol y Callejón. También brilla el eslovaco Hamsik, mediapunta de vistosa cresta e infatigables tareas. Por ponerle una pega a este Nápoles, en el once inicial ante el Inter solo había un italiano, el pequeño extremo Lorenzo Insigne, que al menos es napolitano de pura cepa. No había nacido cuando Maradona era el rey de esas tierras y el Nápoles se permitió el lujo de ganar un par de ligas.