El primer día en Japón

La gran oportunidad

Guardiola emplaza al equipo a ganar el Mundial para poder proclamar que el Barça es el mejor

JOAN DOMÈNECH / YOKOHAMA Enviado especial

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La gran oportunidad que no pueden ni deberían dejar escapar. Es el consejo, el lema, la breve consigna que dio Pep Guardiola a la plantilla en el primer entrenamiento en Yokohama. Ahora toca enterrar al Madrid, a Mourinho y los elogios que han volado hasta Japón. «Nos jugamos ser los campeones del mundo y no lo seremos hasta que logremos el título», proclamó el técnico, como si él y el vestuario necesitaran refrendar su supremacía levantando el trofeo el próximo domingo. Algo que para muchos resulta innecesario.

La Liga ha quedado aplazada hasta el año que viene. Ni siquiera existe en el panorama culé el partido de Copa del Rey con que abrazarán las vacaciones navideñas. El Al Sadd de Catar y la final ante el ganador del Kashiwa-Santos emergen como los únicos objetivos de un equipo que ya es «de leyenda», a juicio del expresidente del Gobierno José Luis Rodríguez Zapatero. «El Barcelona está protagonizando los mejores años de la historia de nuestro país», dijo ayer el líder socialista, a quien le lloverán reproches de los amigos madridistas que no le llamaron ni felicitaron tras el clásico.

CONCENTRACIÓN GARANTIZADA / Pura anécdota, cháchara intrascendente que no distrae a los azulgranas ante el reto que se les presenta ante sí. De retirada, Zapatero incidió en su filiación culé, aunque en ocho años no ha tenido el gesto de acercarse siquiera al Camp Nou. Evidentemente, ni se le espera en Yokohama si el Barça se metiera en la final ante, hipotéticamente, el Santos. El equipo no necesita ninguna motivación. «El deseo de ser campeón del mundo de clubs ya es suficiente para no perder la concentración», entiende Guardiola, recordando la dificultad que entraña alcanzar las últimas rampas de la cima planetaria.

El Barça ha necesitado ser campeón de Europa -inolvidable exhibición en Wembley ante el Manchester United en el mes de mayo-, luego fue supercampeón de Europa ante el Oporto en agosto y ahora está a dos pasos de sentarse en la cúspide por segunda vez en tres años. Esa oportunidad que aparece muy de tanto en tanto, aunque el equipo se haya trabajado y merecido plantarse de nuevo para dar una vuelta más a ese ciclo que parece una espiral que no termina.

EL SECRETO DEL SENTIDO COMÚN / No hay más secreto que el esfuerzo y el sentido común. Mundano y simple, Guardiola se desmitificó a sí mismo en una entrevista a la web de la FIFA. Le preguntan por el secreto del Barça, por dónde esconde la magia que exhibe, y el técnico habla de las virtudes cotidianas que atesora cualquier profesional de cualquier ámbito.

«La gente, antes de ir a su trabajo, no pasa un día encerrado en un hotel. Tratamos de que la vida normal sea la misma: si ellos no descansan, si no se cuidan, van a jugar peor y perderán su empleo», contesta, en una respuesta muycruyffista.No en vano, recuerda que ha sido su principal mentor. «Mi filosofía es que ante un problema siempre hay una solución», añade, en la misma línea, antes de reconocer que confía especialmente en los centrocampistas por la capacidad de sacrificio y por la necesaria visión de juego que deben tener. Guardiola rechaza incluso el mérito de proyectarse como el factotum de la cantera: «No es una idea personal, sino la inversión del club. A los jóvenes no les regalamos nada, sino que se lo ganan».

ELEGANCIA ANTE EL DESDÉN / Al Barça le toca ganarse ahora el ascenso final a la cúspide, relegado el Madrid a un duelo terrenal de la Copa del Rey. Ante el mal perder y el desdén de Mourinho -achacó a la suerte el triunfo azulgrana-, Guardiola respondió con otra lección de elegancia sin ofrecer a la hinchada un poco de sangre del rival. «No hay tanta diferencia. La realidad es que es el líder y el club del siglo XX», dijo, desoyendo la reveladora estadística: el Madrid es, después del Málaga, el equipo que le ha ganado menos puntos. Solo uno. Si el sentido común es uno de los secretos, el segundo es la ambición. «La gente va a ver un espectáculo, lo que odia es que la engañen o que no te esfuerces».