LA JORNADA DE LIGA

Cesc aparece a última hora para dar el triunfo al Barça ante el Levante (1-0)

El centrocampista redime a Villa por el penalti fallado y permite a los azulgranas esquivar con apuros el empate

JOAN DOMÈNECH / Barcelona

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La alianza pactada ante el Mallorca se ha reeditado frente al Levante y el Barça ha repetido victoria, aunque mucho más escuálida (1-0). Como hace dos semanas, cuando protagonizaron aquel festival, ha pasado Alexis y ha marcado Cesc, en medio del desespero de una tarde tonta, en la que los azulgranas han desperdiciado un penalti en el primer tiempo que habría ahorrado tanto sufrimiento. Y tanto aburrimiento. El Levante solo ha querido empatar --no ha pisado el área de Valdés hasta el tiempo añadido, con el portero Navas en busca del remate milagroso-- y a eso ha jugado hasta que ha perdido por la aparición, igual de milagrosa, de Cesc a última hora.

Tan feo como el partido y tan valioso como el salto hacia el título ha sido el gol del centrocampista, que ha perpetrado un partido para olvidar, como todos sus compañeros, con un par de excepciones. Su singular capacidad para irrumpir inopinadamente, y el notable olfato de goleador que atesora, lo han redimido a él y al equipo, que ahora ya sí puede meterse de cabeza a pensar en el Bayern, el rival del martes en semifinales de la Champions.

Alineación condicionada

Demasiado pendiente ha estado ya este sábado. Tito Vilanova ha tenido que recurrir a suplentes que serán titulares el martes (Xavi, Pedro y Alexis), y ha salvado los muebles un titular que se sentará en el banquillo del Allianz Arena si, como se espera, reaparece Messi, añorado con generosidad por la densa espesura que ha caracterizado a los delanteros. Todos se han congregado en el césped y ninguno ha sido capaz de dar una a derechas. Empezando por Villa, que ha fallado el penalti y ha sido quien más ha rematado.

Pero con Messi también se empataban partidos cuando se fallaban penaltis. Del astro ausente fue el último error que vio el Camp Nou, hace casi un año (el 24 de abril del 2012, ante el Chelsea), y el último en la Liga, en octubre del 2011 contra el Sevilla). Cesc ha evitado que se repitiera una situación semejante pese a que el Barça se ha merecido idéntico castigo. Ha mostrado el mismo perfil: un continuado ataque estático, de banda a banda, con dos extremos abiertos que han devuelto al centro los pases que recibían. Ha sido Alexis quien se ha liado la manta a la cabeza y ha buscado una penetración suicida hasta que ha visto una sombra azulgrana. Su socio, con el gatillo a punto.

Abidal se lo merecía

Cesc ha dedicado el gol a su hija, como los últimos, pero ahora Lía ya ha nacido. Y ha podido dedicárselo a Abidal, que ha estrenado titularidad. Él sí que se merecía la victoria. También porque su actuación ha sido espectacular. Rapídismo, atentísimo, ha presentado su candidatura como acompañante de Piqué.

Si no fuera por los antecedentes médicos (las dudas a la reacción de su organismo tras el esfuerzo) y porque Tito ha insinuado que ha elegido a Bartra (suplente), no habría discusión: Abidal debería jugar en Múnich. Aunque, en el fondo, no sea central, sino lateral: se reconvirtió en una anterior crisis de lesiones con Pep Guardiola. Este sábado, los cuatro defensas eran laterales, un asunto que merece la consideración de los técnicos para futuras planificaciones: Alves y Montoya, los diestros, en las bandas, y Adriano y Abidal, en el eje.

Detrás del balón

El buen funcionamiento de la última línea ha residido también en lo poco que la ha molestado el Levante. Acquafresca ha sido un náufrago olvidado por sus compañeros, únicamente preocupados por alinearse detrás del balón. El gentío ha dificultado la construcción local, que ha pasado de paciente a lenta. Sin continuidad y sin chispa para jugar con velocidad, el juego ha sido plano. Los disparos a portería han sido anecdóticos por escasos. Si se ha fallado hasta un penalti, ¿cómo se iban a acertar las restantes oportunidades, que por fuerza debían ser más difíciles?

Ni Thiago ni Iniesta han sabido meter una marcha más al cansino trote, ni tampoco Xavi. No han tenido ayuda del trío de delante, incapaces de devolver una pared en condiciones. Cesc se ha ahogado sin espacios, ocupados por Villa para que por la banda subiera Alves. La fórmula ha cambiado luego con la entrada de Xavi y Pedro, sin que eso se tradujera en una mejoría palpable. Solo ha cambiado que Cesc se ha colado en el área enfilando la vertical de la portería.