LA JORNADA DE LIGA

El Barça se regala una fiesta de goles

Messi lidera con un doblete y dos asistencias más un ataque demoledor que solo necesitó 45 minutos para abatir al Granada

JOAN DOMÈNECH / BARCELONA

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Messi traspasó la frontera de los 400 goles, Neymar anotó su primer triplete en la Liga (tenía uno de la Champions), Xavi fue titular y capitán, Luis Enrique pudo repartir descansos resuelto el partido en el primer periodo y Mascherano recuperó su viejo puesto de mediocentro. Ah, y Bravo sigue con la portería a cero tras seis jornadas (540 minutos). El Barça se reencontró con la felicidad después la mala noche de Málaga y transformó la mueca que se le dibujó el miércoles en una reluciente sonrisa para presentarse el martes en París.

Llegó por fin una victoria tan convincente en el marcador como en el campo. La pegada que insinúa el Barça se expresó en toda su dimensión, y si parte de la crítica observa un cambio en Messi, mayor es la transformación de Neymar, que ya ha marcado tantos goles como en toda la primera vuelta del año pasado. O dicho de otro modo: le faltan solo tres para igualar los nueve que logró en la Liga. El regate no lo ha abandonado; ahora mira más a la portería.

El centro con la derecha

El cambio de Messi es más sutil. No se observa en los números, aunque lleva el doble de asistencias que de goles, cuando lo habitual, hasta ahora, era al revés. El cambio de Messi es verle llegar a la línea de fondo para centrar con la derecha y colocar la pelota en la cabeza de Rakitic, paradigma de la llegada del centrocampista de segunda línea que no se suele ver en Xavi e Iniesta.

El partido acabó de forma muy diferente a como empezó. El primer remate fue del Granada. No solo eso: El Arabi disparó al larguero, rozando así la posibilidad de ser quien rompiera la imbatibilidad de Bravo. Llegó dos veces más, en buenas combinaciones con Success, antes de que el cuadro andaluz sucumbiera en los tres últimos minutos antes del descanso y echara por tierra su buena presentación.

Otro Mascherano en rubio

Las estiradas del Granada permitieron descubrir, en cambio, a un Mathieu que fue aplaudido por su habilidad para corregir errores, propios y ajenos. Es un Mascherano en rubio, que no pierde la concentración y sabe anticiparse a las ideas del rival. La pareja que más complace a Luis Enrique, por mucho que el entrenador mantenga viva la ambición de toda la plantilla con los relevos que impone a diario en la alineación. Ante el Granada retiró a toda la defensa de Málaga (DouglasPiqué Alba ni siquiera fueron convocados) sin que hubiera deméritos futbolísticos de los implicados que lo justificaran.

La holgura del marcador (5-0 pasada la hora de partido) había abierto la posibilidad de ampliar el abanico de cambios. El Camp Nou homenajeó a Rakitic, un futbolista notable, más valioso que lujoso, y Luis Enrique pudo darle los minutos prometidos a Mascherano de mediocentro. La tarde se había encarrilado hacía rato con más goles que fútbol y el equipo de Joaquín Caparrós, extrañamente, había bajado los brazos al entrar en el vestuario.

Errores visitantes

El desánimo cundió pronto en las filas celestes. Hubo errores mayúsculos que facilitaron el trabajo local. El 1-0, por ejemplo, nació de un pase horizontal y de espaldas al campo de Yuste que no llegó a su destino. Merodeaba por allí Neymar, que disfrutó de un rebote afortunado en el uno contra uno que planteó a Babin; el sexto fue un robo de Messi a Murillo.

Pero los otros cuatro tantos fueron deliciosos, cocinados por Messi el segundo (maravilloso centro con la derecha desde la línea de fondo), el tercero (pase vertical a Munir y el rechace del portero lo aprovechó Neymar) y el quinto, repitiendo por la izquierda la misma triangulación que había culminado él por la derecha cuatro minutos ambos.

Con Messi estuvo Xavi copartícipe en esas dos jugadas, recordando la alianza del viejo Barça. La segunda aparición del capitán como titular no hará más que alimentar la discusión sobre su suplencia; bendita discusión mientras vayan respondiendo los resultados.