Un acto de fe en el 'cholismo'

El Madrid se refugia en la prudencia ante un Atlético que reafirma sus opciones de remontada en el último derbi que albergará el Vicente Calderón

Antoine Griezmann y Cristiano Ronaldo

Antoine Griezmann y Cristiano Ronaldo / periodico

CARLOS F. MARCOTE / MADRID

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Si el Real Madrid no dice verse ya en la final de Cardiff, el Atlético muchísimo menos deja entrever la posibilidad de que la remontada del 0-3 de hace ocho días en el Bernabéu sea una misión imposible. En “casi imposible” lo dejó Diego Pablo Simeone en el mismo estadio madridista nada más llevarse otra gran bofetada de Champions, justo antes de darle la vuelta a la expresión y reafirmar la capacidad del equipo rojiblanco de superar un reto excepcional.

El conjunto blanco dio en su estadio tres primeros pasos de gigante hacia la cita en la capital de Gales. El entorno rojiblanco, a la espera de la respuesta del equipo, ha dado en estos días el primero, mucho más modesto pero absolutamente necesario también para intentar darle la vuelta a la eliminatoria. La presión ambiental en el último episodio continental que alojará el Vicente Calderón, inducida por todos los medios al alcance de una afición que se sintió insultada en el Bernabéu mucho más por la permisividad institucional blanca con los mensajes de su propia hinchada que por los goles recibidos, será el primer proyectil que el Atlético lanzará contra su eterno rival.

FACTOR EMOCIONAL

Pero, como Simeone ha recalcado este martes, “es un partido de fútbol y al fútbol hay que jugar con la pelota”, aunque reunir lo emocional y lo futbolístico sea lo mejor para abordar una empresa con la magnitud de la que el Atlético tiene por delante. El Madrid nunca dejó escapar una ventaja de tres goles en una eliminatoria europea y encadena trece meses sin perder en la Liga de Campeones.

Si quiere sacar algo en claro, el Atlético tiene que aligerar el grandísimo peso que arrastra por las dos finales perdidas en los últimos tres años, con una eliminación en cuartos entre medias. No tiene más remedio que agarrarse a su racha victoriosa en la Liga tras la marcha de José Mourinho, al cabo de 14 años de reveses continuos, que acabó con otros tres goles de Cristiano Ronaldo precisamente (0-3) el pasado mes de noviembre. Y sobre todo al 4-0 endosado al conjunto madridista dirigido entonces por Carlo Ancelotti en el 2015.

Simeone lo tiene muy presente, pero la confianza en que sus futbolistas pueden alcanzar la proeza de remontar no pasa por motivarles con visionados de aquel partido o del 6-1 del Barcelona al PSG, como se le sugirió en la sala de prensa del Vicente Calderón antes de dirigir el último entrenamiento de preparación cara al partido de vuelta.

CONTINUIDAD

"Si necesito motivar a los jugadores para el partido de mañana, entonces me tendría que ir directamente del club. La motivación aparece nada más levantarte por la mañana y empezar a intuir todo lo que hay por delante", ha dicho el técnico argentino, que bajo ningún concepto otorga al último derbi en el Calderón el carácter de punto de llegada del fin del 'cholismo' en caso de otra dolorosa caída, el punto final de un ciclo que él mismo amenazó con cerrar cuando, tras la final de Milán, exteriorizó su bajonazo anímico y deslizó que tenía que pensarse su continuidad.

A estas horas, y pase lo que pase mañana, habrá 'cholismo' para otra temporada más. Simeone ha garantizado a todos, incluido Griezmann, que cumplirá su contrato y comandará la mudanza del Calderón al Wanda Metropolitano la temporada que viene, aunque se vea limitado a reforzar el equipo con la recuparación de cedidos ya que todo lleva a pensar que la FIFA no permitirá al Atlético fichar en el mercado del verano próximo.

NADA ASEGURADO

Paradójicamente, la continuidad del Cholo en el banquillo rojiblanco estaba mucho más clara que la de Zinedine Zidane en el blanco antes de la disputa de la semifinal. Ni siquiera a estas alturas el técnico madridista se atreve a asegurar su permanencia al frente del Madrid, pese a tener casi amarrada la Liga y pie y medio en la final de Cardiff.

"Nosotros siempre tenemos que demostrar. Hemos ganado dos finales pero esto es el pasado. Es un partido distinto, ellos tienen sus armas, nosotros las nuestras y vamos a intentar mostrar lo que estamos haciendo. Que hayas ganado dos finales no te asegurar pasar. Si pensamos eso nos equivocamos", ha afirmado Zidane, que quiere ganar otra vez y para ello no cambiará nada en el equipo que goleó en el Bernabéu, con Isco como único elemento añadido del equipo B, aunque no falte quien crea conveniente la incorcoparación de alguno más, caso de Morata.