2009, 2010, 2011, 2012 ... Messi no para

«No sé qué decir, estoy muy nervioso». El contacto con el cuarto Balón de Oro aturdió a Leo Messi, convertido desde anoche en un monumento único en la historia del fútbol mundial. Cruyff, Platini y Van Basten, que tienen tres, pertenecen al pasado. Messi es el presente y, al mismo tiempo, el futuro. Apenas tiene 25 años. Es simplemente, el mejor. «Es increíble recibir este premio, que sea el cuarto y sea seguido es impresionante», añadió, atenazado por la emoción.

Cuando Cannavaro, el ganador del Balón de Oro del 2006, abrió el sobre, Messi contuvo la respiración junto a Iniesta, siempre ubicado estratégicamente entre él y Ronaldo, como si no creyera que iba a pronunciar su nombre. Pero no había dudas. Las votaciones resultaron, de nuevo, apabullantes: Messi sumó el 41,60% de apoyos, Ronaldo, el 23,68% e Iniesta alcanzó el 10,91%.

«ORGULLOSO DE INIESTA» /Subió al estrado, donde le aguardaban Blatter y Cannavaro. Y allí intentó enhebrar un discurso. «Quiero compartir y agradecer a mis compañeros del Barcelona y, especialmente, a Andrés. Es un orgullo estar a tu lado, entrenar y jugar con vos», destacó Messi, mientras Iniesta, con los ojos enrojecidos, lo miraba. Enrojecidos los tenía porque lloró de emoción al escuchar a José Antonio, su padre, evocar los tiempos de Fuentealbilla y porque escuchó a Anna, su esposa. «Si sigue así, a Leo no se le escapará el quinto», aseguró Iniesta.

¿Y Cristiano? Como siempre. Con cara de palo en la fiesta que se monta el Barça en Suiza. Ni la argucia de Portugal sirvió para encumbrarle. Cristiano es el capitán de la selección pero no votó él. Lo hizo Bruno Alves. Y el defensa puntuó a su compatriota, a Falcao y a Van Persie. Leo tampoco contó con el madridista. «Sería estúpido decir que Cristiano no está entre los tres mejores del mundo, pero escogí a Andrés, Xavi y al Kun Agüero», explicó.

Hasta que Messi llegó a Barcelona, allá por el 2000, desde Rosario («teníamos 15 días de pruebas y sobraron 14», contó Rexach en un vídeo), había vida. Llegó Leo y el fútbol se hizo messiánico. «Salía de casa con el balón, dormía con el balón, vivía con el balón, solo pedía el balón», reveló Rodrigo Messi, su hermano.

Así es ahora. Llega y se lleva el balón a casa. Si es de oro, mucho mejor aún. Solo Platini (1983, 84 y 85) hizo algo parecido. Pero nadie como Messi, capaz de confesar cuatro horas antes que el 2012 no había sido su mejor año. ¡Quién lo diría! Cristiano, engullido por el asiento del Kongresshaus de Zúrich, los ojos de Iniesta iluminados por la emoción y ahí arriba, en el estrado, el genio. El extraterrestre del fútbol.

MI MUJER E HIJO, LO MÁS LINDO / Después de agradecerle a Iniesta las tardes de fútbol (lo mismo hizo con Xavi hace un año), Messi acabó su breve y emotivo discurso. «Quiero agradecer a mi familia, a mis amigos y por último, muy especialmente, a mi mujer y mi hijo que es lo más lindo que me dio Dios». Antonella, su compañera, y Thiago, su hijo, están en Rosario con Celia, su madre, y Mari Sol, su hermana. En Zúrich , Jorge Messi, el padre, junto a Rodrigo y Matías, los hermanos, escoltaban al jugador que más Balones de Oro ha reunido en la historia. El público, repleto de leyendas (Beckenbauer, Gullit, Mathaus, Shevchenko...), se puso en pie para venerar al elegido. No eran aplausos de protocolo. Ni mucho menos. Eran aplausos de reconocimiento hacia un delantero al que no se adivina fin. No tiene límites porque no para de mejorar. Rijkaard lo tuteló, Guardiola le abrió la puerta de la perfección y Tito está sublimando por un jugador universal. «Ahí arriba con la emoción, me olvidé de Tito y de Abidal, este Balón es también para ellos», afirmó Messi.

EL MENSAJE DE DEL BOSQUE / Con Messi en el paraíso, el fútbol español demostró que es el más grande al copar el 11, con cinco jugadores del Barça, cinco del Madrid y uno del Atlético. Y Vicente del Bosque fue elegido el mejor técnico del mundo: «Quiero hacer una reflexión. Todos los que estamos en el fútbol y sentimos fascinación por él, queremos ganar, pero debemos mimarlo y trasladar la mejor ética y la mejor conducta personal». No citó a nadie. Pero Florentino, que lo echó en el 2003 del Madrid por «anticuado», se debió de dar por aludido. Como Mourinho, que no quiso ver la fiesta de Messi. El niño de los cuatro Balones.

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