La guerra

Los hallazgos de Kenia llevan a pensar que toda sociedad lleva la semilla de la competencia, que el hombre siempre ha sido un lobo para otros hombres

PERE PUIGDOMÈNECH / BARCELONA

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No ha habido ningún periodo histórico libre de guerra. Pero es difícil saber qué pasaba antes de disponer de historia escrita. Sabemos qué hacían algunas sociedades primitivas y tenemos datos arqueológicos con signos de conflictos armados. Acaba de salir publicado un artículo que presenta estudios de restos arqueológicos en lo que hoy es Kenia. En él aparecen pruebas de que los grupos humanos, antes de construir sociedades sedentarias, ya se masacraban entre ellos.

El descubrimiento se ha hecho en el que podría haber sido el borde de un lago donde han sido encontrados 12 esqueletos de siete hombres y cinco mujeres, una de ellas embarazada o con un hijo pequeño. Un grupo internacional ha estudiado los restos con mucho detenimiento y publica los resultados en la revista Nature. Todos los indicios señalan a que esas personas murieron de forma violenta, y que quizás los habían atado antes de morir. Hay restos de armas de piedra, sobre todo de puntas de flechas. Los esqueletos han sido datados de hace unos 10.000 años, cuando quienes vivían en la zona eran cazadores y recolectores.

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Desde hace mucho tiempo hemos tenido visiones contrastadas de cómo eran las sociedades humanas antes de desarrollar la agricultura y la ganadería. Para unos, los grupos humanos en aquellos tiempos eran sociedades de salvajes pacíficos y sin guerras. Para otros, toda sociedad lleva en sí misma la semilla de la competencia y de la lucha por los recursos y el hombre habría sido desde siempre un lobo para los otros hombres. Los hallazgos actuales nos llevan más bien hacia esta última visión. 

En su último libro, 'El mundo antes de ayer', Jared Diamond afirma que las sociedades primitivas vivían en un estado casi continuo de guerra. Esta afirmación ha sido fuertemente discutida por los que piensan que estas ideas buscan justificar la destrucción de las sociedades primitivas. El hecho es, sin embargo, que en nuestras sociedades, que consideramos avanzadas, no nos hemos librado de la violencia ni de la guerra, unas cargas que quizás hemos llevado encima desde siempre.