Wiggins, la leyenda que dejó la pista para ganar el Tour, logra su octava medalla
El ciclista conquista el oro en el velódromo de Río y se convierte en el deportista británico más laureado en los Juegos
Sergi López-Egea
Periodista
Periodista especializado en ciclismo desde 1990. Ha seguido regularmente el Tour como enviado especial desde 1991 al igual que la Vuelta, varias ediciones del Giro, la Volta y Mundiales de la especialidad. Autor de los libros 'Locos por el Tour' (con Carlos Arribas y Gabriel Pernau, RBA), 'Cumbres de leyenda' (con Carlos Arribas, RBA y reedición en Cultura Ciclista), 'Cuentos del Tour', 'Cuentos del pelotón', 'Cuentos del equipo Cofidis' y 'El Tourmalet', todos ellos de Cultura Ciclista.
SERGI LÓPEZ-EGEA
Si a un aficionado al ciclismo en Gran Bretaña se le pregunta quién es su ídolo, enseguida responderá que Bradley Wiggins. Y si se le insiste para que dé otro nombre, antes citará el de Chris Hoy, otra leyenda de la pista, con cuatro medallas olímpicas y un palmarés extraordinario en mundiales, que el de Chris Froome, al que muchos ven como un corredor extraño, británico, nadie lo niega, pero un corredor que jamás ha residido en la isla: nació en Kenia, se crió en Sudáfrica y por temas fiscales reside en Montecarlo.
Wiggins es de los suyos, un 'sir' por más señas, el ciclista que decidió aparcar durante unos años la pista porque tenía un reto que muchos vieron como un imposible pero que él convirtió en una realidad. "¿Qué no subo montañas?", preguntó. Y replicó enseguida: "Tampoco las subía Induráin y ganó cinco Tours". Miguel era su ídolo de la niñez, el corredor por el que se apasionó al ciclismo, cuyo póster tenía colgado en su habitación. Y, sí señor, perdió peso y hasta llegó a un equipo, el Sky, plagado de sueños, pero que todavía no había ganado nada importante. Y el Sky, con Wiggins, en la ronda francesa del 2012, inició un camino de rosas en el ciclismo, el más potente, el bloque invencible en la montaña, y el que convirtió el pasado mes de julio a Froome en tricampeón de la 'grande boucle'.
EL ÚLTIMO RETO DEL 'SIR'
Pero 'Wiggo' tuvo que irse. No había lugar para dos divos con tanta personalidad como él y Froome en las filas del Sky. Y porque Wiggins vio que ganar el Tour, hace un año con 35, ya era algo así como un imposible. Y porque tenía un último objetivo antes de colgar definitivamente la bicicleta. Quería un oro en Río y deseaba alcanzar la octava medalla olímpica, en sus quintos Juegos, para convertirse en el deportista británico con mejor palmarés en los JJOO: cinco oros, una plata y dos bronces.
En unos meses dejará definitivamente el ciclismo pero por mucho tiempo se recordará la impresionante carrera del conjunto británico de persecución, cuatro ciclistas liderados por Wiggins, que ganaron el oro ante Australia. Edward Clancy, Steven Burke y Owain Doull tuvieron el honor de acompañar al 'sir' en una noche de ciclismo en pista inolvidable para los británicos... y para el olimpismo en general.
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