Valverde y Contador ya se exhiben en febrero

Alejandro Valverde y Alberto Contador no son ciclistas anónimos. El primero va camino de los 36 años y el segundo cumplió 33 en diciembre, pero, ambos, parecen correr con la ilusión de chiquillos. Y, sobre todo, se presentan ante los ojos de los aficionados como ciclistas rebeldes, inconformistas y alejados de aquella aburrida norma que hace alguna década persiguió a las estrellas del pelotón, la de tomarse buena parte de las carreras invernales y primaverales como si simplemente fueran entrenamientos con dorsal.

Ahora (este domingo en Andalucía o Algarve, o incluso un poco más lejos, en Omán) el dorsal es sinónimo de lo que siempre tendría que haber sido: ansia por ganar, por atacar, por arañar segundos o minutos a los rivales y, si es posible, tal como han hecho Valverde en la Vuelta a Andalucía y Vincenzo Nibali en la Vuelta a Omán, adjudicarse las clasificaciones generales de las carreras en las que participan.

Valverde sigue siendo el corredor incombustible; el que disputa y vence por cuarta vez la Vuelta a Andalucía, ayer, hoy y siempre, la Ruta del Sol. ‘El Bala’, como lo conocen en el pelotón, querrá seguir peleando por las victorias en octubre, en el Giro de Lombardía, como ha venido repitiendo estas últimas temporadas. Y, así carrera a carrera, para demostrar que es algo así como un vino reserva, que aumenta su calidad conforme pasan los años. Hasta los 40 habrá Valverde, en el año de su estreno en el Giro, en el 2016 que quiere intentar disputar las tres grandes (tras la ronda italiana, el Tour y después la Vuelta, tras visitar el marco olímpico de Río). Este domingo atacó a Tejay van Garderen, que era el líder en Andalucía, buen ciclista aunque quizá con la sangre demasiado helada. Lo hizo en la subida final a Peñas Blancas, por encima de Estepona, y se llevó la etapa y la general andaluza.

Como si se tratase de una reivindicación Contador levantó la mano en la Vuelta al Algarve, carrera en la que decidió debutar en este 2016 y como había anunciado se anotó el triunfo en la etapa reina, la final, en Malhao, subida en la que decidió atacar, aunque Geraint Thomas se adjudicó la clasificación general por delante de Ion Izagirre y de Contador, que fue tercero.

Ya triunfan en febrero, con Nibali, dominador en Oman para recoger buenas sensaciones de cara a un Giro que quiere volver a ganar. Chris Froome también se lució en su regreso. La fiesta ciclista, el espectáculo, está asegurado.