EL INICIO DE LA VUELTA

El BMC gana sobre la arena

El equipo de Samuel Sánchez repite la victoria conseguida en el Tour

El equipo BMC celebra sobre el podio su victoria en la primera etapa de la Vuelta, en Marbella

El equipo BMC celebra sobre el podio su victoria en la primera etapa de la Vuelta, en Marbella / periodico

SERGI LÓPEZ-EGEA / MARBELLA

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Si alguien se acercaba este sábado a Puerto Banús, entre bañistas despistados, coches de lujo y barcos en sus muelles, y paseaba alrededor de los autocares de las escuadras participantes en la Vuelta el clima que percibía era el mismo de cualquier contrarreloj por equipos. Casi nadie podía pensar que los tiempos no contaban.

Era verdad que el ambiente no era igual en todos los equipos. Por ejemplo, el Sky, el conjunto de Chris Froome, el ganador del Tour, ni había llevado el autocar, simplemente una furgoneta y un par de Jaguars, lejos del glamur de 'motorhomes' exhibido en la ronda francesa. "Nosotros no vamos a arriesgar", decían. Y lo cumplieron al acabar antepenúltimos, sin inclinarse nada en las curvas ni en la polémica arena del Paseo Marítimo de Marbella. Varios corredores, entre ellos Froome, protestaron porque eso de ir sobre tierra en una 'crono' por equipos no iba con ellos. Al final la etapa se disputó --la mayoría se lo tomó muy en serio con medias por encima de los 50 kilómetros por hora-- pero, sin embargo, los tiempos solo contaron para la clasificación por equipos y no para la general, por lo que, de hecho, la ronda española comienza este domingo en la subida del Caminito del Rey, una cuesta corta 'made in' Vuelta.

Y entre los que sí arriesgaron, los que quisieron demostrar que el reino de las contrarrelojes por equipos era para ellos, estaba el conjunto del BMC, campeones del mundo de la especialidad y ganadores este año, antes de hacerlo en la Vuelta, de las 'cronos' colectivas del Dauphiné y del Tour. En la salida estipulaban la táctica y como no importaba descolgarse comprendieron que yendo con cinco en vez de con nueve era mucho mejor para ganar una etapa que salía de un espigón, atravesaba por pasarelas de madera sobre la playa y afrontaba tramos de arena compacta, el famoso albero, la tierra de los ruedos de las plazas de toros, cuatro de los siete kilómetros de la etapa.

Ellos se lo tomaron en serio, mientras escuadras que tal vez están situadas un peldaño por encima de ellos en las apuestas por la victoria en la Vuelta se lo plantearon con más calma, como fue el caso, al margen del Sky, del Movistar de Alejandro Valverde Nairo Quintana y el Astana de Vincenzo Nibali, Fabio Aru Mikel Landa.

Sin accidentes

Nadie se cayó, ninguna bici derrapó sobre el albero. La Vuelta apostó por su constante innovación. Ganó en público y en imágenes turísticas de la Costa del Sol, aunque tuvo que anular los tiempos de una jornada inaugural que al final fue más bien una etapa de exhibición, sobre todo para el BMC, donde corre Tejay van Garderen, ciclista estadounidense que abandonó el Tour por enfermedad, en los Alpes, cuando ocupaba la tercera plaza.

Fue un día de inmensa felicidad para Samuel Sánchez, que siempre será el campeón olímpico de Pekín, quien en su madurez --por lo menos seguirá otro año en el pelotón profesional--, a los 38 años, volvió a ganar una etapa, una contrarreloj por equipos, tal como ya hizo en julio en el Tour, lo que jamás consiguió en su larga trayectoria con el Euskaltel, porque el conjunto vasco era muy torpe en esta especialidad para pelear más por no quedar el último que por ganar. 'Samu' acude a la Vuelta para disfrutar y gozar de la jefatura que le ha otorgado el BMC, pero día a día, ante el ejército de figuras que tiene enfrente. "El equipo me ha puesto como jefe de filas pero deberé demostrarlo etapa tras etapa". Su compañero Peter Velits se vistió con el jersey rojo. Sin tiempos.