Balance estival de viajeros

Un verano récord consolida al turismo como motor anticrisis en Barcelona

Un grupo de turistas, provisto de gafas de sol y calzado deportivo, pasea bajo el sol por el Port Vell, ayer por la mañana.

Un grupo de turistas, provisto de gafas de sol y calzado deportivo, pasea bajo el sol por el Port Vell, ayer por la mañana.

PATRICIA CASTÁN
BARCELONA

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«excepcional». Con esta euforia nada contenida describen en Turismo de Barcelona el verano que ha vivido la capital catalana. Las tremendas cifras del sector, que en julio y agosto ha recibido 1,6 millones de turistas -alojados en hoteles-, con un crecimiento del 16,5% respecto al 2010, y ha crecido un 11% en pernoctaciones, lo consolidan como gran motor anticrisis. Algo importante en un momento en que otros sectores claves -del comercio a la construcción- acusan de pleno los efectos de la mala coyuntura económica. Las cifras son tan potentes que el nuevo alcalde de Barcelona, Xavier Trias, aprovechó ayer la ocasión para reivindicar de nuevo que el ayuntamiento se beneficie de parte de los impuestos (IVA e IRPF) generados directamente por el turismo en la metrópoli.

El 2010 ya marcó la recuperación del turismo en Barcelona (tras dos años de freno) y la reconciliación del ciudadano con un sector que en los últimos años había generado cierto rechazo, por las molestias -o sensación de invasión- que provocaba. De pronto, los barceloneses fueron conscientes de la inyección económica que supone, en forma de dinero gastado en la urbe y en empleos. Sin ir más lejos, el gasto de los visitantes en la ciudad con tarjeta de crédito creció un 19,3% el pasado julio. Con un total de 219,8 millones de euros, la capital catalana concentró el 22,8% del dispendio total del colectivo en España.

Por esa razón, Trias no perdió comba a la hora de volver a defender que en lugar de aplicar una tasa turística (denostada por los hoteleros), el ayuntamiento sea partícipe de los impuestos especiales. En la medida en que los números se disparan en la ciudad, también lo harían los ingresos para destinar «más recursos» a las «zonas turísticas más afectadas por el impacto». De ese modo, se neutralizarían las «incomodidades» que sufren, por ejemplo, los vecinos de Ciuta Vella. La misma vía de financiación podría permitiría incrementar la inversión en promoción internacional de Barcelona, algo que el consorcio turístico reclama para seguir estando entre los destinos más en boga del mundo.

92% DE OCUPACIÓN / La masiva llegada de viajeros a Barcelona de este verano ha propiciado una espectacular ocupación en los hoteles locales. En julio fue del 92,06%, mientras que en agosto rondó el 90%, lo que quiere decir que muchos estuvieron completos en momentos puntuales, con un total de 3,3 millones de pernoctaciones. Cabe destacar que la nueva marca establecida por la ciudad se basa solo en los 1,6 millones de turistas alojados en hoteles. Otros muchos miles lo hicieron en apartamentos turísticos, sin contar los muchos más que vinieron de excursión de un día a Barcelona, desde diversos puntos del litoral catalán.

El presidente de Turismo de Barcelona, Joan Gaspart, calificó la temporada como «verano excepcional» y destacó los méritos de su consorcio en la promoción realizada a nivel mundial. Hizo hincapié también en el volumen de trabajo que habían tenido hoteles, comercios y restaurantes locales.

El balance estival está marcado también por significativos cambios en el podio de los visitantes más numerosos. Los estadounidenses se sitúan en lo más alto, representando un 8% del total, y sobrepasando a los franceses, aunque ambos crecen respecto al 2010 (ver gráfico). Por contra, apenas aumentan los italianos, también castigados por la crisis, ni los españoles. Un dato: el 75,2% de alojados eran extranjeros. Con fuerte incremento de holandeses, belgas y portugueses. Y el meritorio séptimo puesto, para los japoneses.

El éxito de viajeros de EEUU se atribuye tanto al auge de los cruceros (muchos empiezan travesía en Barcelona), como a los vuelos directos y a las campañas realizadas realizada a ultramar tras el 11-S.