Una tienda de discos en el Poblenou

Hubo un tiempo, niños y niñas, en que una ardilla podía cruzar Barcelona saltando de... tienda de discos en tienda de discos. Por ejemplo de Discorama Vallejo, en el paseo de Verdun, a la superpop Discoteca Yelmo, en la avenida de Borbó, y de allí a Discos Martin's, en la calle de la Indústria, para continuar con escalas en otros establecimientos especializados y en comercios de electrodomésticos (entonces ya con una oferta discográfica residual) hasta la tierra prometida del Raval. La comodona era digital ha terminado con eso, igual que ha terminado con el disco como objeto sagrado. Si la tienda de discos es un unicornio, la tienda de discos de barrio es un unicornio violeta. Bravo por la heroica Disco 100, en Gràcia.

«Díselo a tus padres», dice Raül Chamorro. Diles hace dos años y medio que dejas un trabajo fijo para abrir una tienda de discos. En el Poblenou profundo, además. Qué disgusto, hijo. «Pero es que escuchar música es lo único que sé hacer», miente Chamorro.

Ultra-Local Records se llama la tienda, y está dedicada sobre todo a música popular independiente hecha en Catalunya. A lo que Maurici Rivera, del grupo The Missing Leech y el sello discográfico El Mamut Traçut, compinche de la casa, ha bautizado como «el sotobosque». Un lugar donde pasan muchas cosas que no se ven.

Junto a Chamorro, Carme Baqués, su pareja. Físicamente los días en que el curro se lo permite y espiritualmente siempre. Eran solo hooligans de la música indie cuando empezaron. Ninguna experiencia en grupos. Ninguna experiencia en el negocio musical.

Visita de Melodrama

Cierta serendipia mediante, en Ultra-Local ha ido creciendo algo pequeño, rarito y valioso como una película de los estudios Ealing. El mueble de los vinilos de segunda mano se lo regaló el propietario de una tienda de discos de la cercana calle Pallars. Desaparecida, claro está. Un día se presentó allí un miembro de los inmortales Melodrama con copias de su último disco, Dilluns a Tànger, autoeditado, qué remedio. Dilluns a Tànger por la calle del Poblenou donde los autores de No me digas que me dejas ensayan, no por la ciudad marroquí, que está muy lejos. Chamorro no recuerda si era Dionís o Toni Olivé, pero quiero pensar que era Toni, autor del fabuloso blog Popblenou, con entrada sobre la historia de las tiendas de discos del barrio. Otro día pasó a saludar Ricky Gil, de Brighton 64, nuevo vecino del Poblenou, y poco después actuaba en Ultra-Local. Esto por lo que respecta a la vieja guardia.

En cuento al sotobosque actual: 52 bolos acogió el año pasado la tienda. Siempre acústicos: aunque los vecinos están de acuerdo con las actuaciones, no hay que abusar de ellos. Y en la fiesta mayor del Poblenou no ha faltado un escenario ultralocal en los dos últimos años, programado en solitario la primera vez y en comandita con las próximas y cómplices asociaciones culturales Hi Jauh Usb? y Niu la segunda.

De Miquel Serra, Supergegant, Gúdar, Combray, El Último Vecino, El Petit de Cal Eril y The Saurs son los discos más vendidos en Ultra-Local. «Cada copia despachada es una alegría», dice Chamorro.

Cervezas del 'paki'

Ultra-Local ofreció del jueves al sábado pasados la tercera edición del festival Microclima Sound. Acreditación casera para los músicos y pulsera casera para los asistentes. Que el viernes por la tarde fueron llegando con packs de cervezas del paki de la esquina para ver a La Vida Padre y a Miquel Vilella. Un rato de palique en la acera. Dos sillas en el portal de la tienda, a la fresca. Una señora mayor, vecina del inmueble, ante la que la concurrencia se abre como el mar Rojo ante Moisés para que pase con el carrito de la compra. Dos vecinos jóvenes del edificio que se suman a la cita con el preceptivo pack de cervezas del paki de la esquina. Y adentro. Velada ultramágica.

Chamorro ha tenido que volver a trabajar media jornada de mecánico en un taller de básculas y ya solo abre Ultra-Local por las tardes. Los sábados, eso sí, abre todo el día.

La del pasado fin de semana ha sido la primera edición del festival Primavera Sound que él y Baqués se han perdido. No tenían pasta para el abono.