BARCELONEANDO

10.000 postales en el buzón

Todos se han hecho amigos del cartero. Son 'postcrossers': envían y reciben postales de gente al azar de todo el mundo. Alguno ha llegado a escribir 400 al mes

Gente que hace postcrossing

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Ana Sánchez

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Te piden la dirección con el mismo ansia que un tipo te pediría el teléfono a las cinco de la mañana en Luz de Gas. “Vamos a escribir una postal”, dice Jordi con impaciencia de yonqui. Por si lee esto un millennial, una postal vendría a ser un whatsapp a la antigua: cuentas nada en especial, pero a boli y con sello. “Que cada uno elija la postal que más le guste y nos las enviamos”, propone Jordi. El resto asiente y despliega un arsenal de sellos. Hasta tienen unos que cambian de color según la temperatura. En la última quedada se pasaron tres horas con el bolígrafo echando humo. Todos son amigos del cartero. Escriben por rutina dos, tres, cinco postales al día. Por el buzón de alguno han circulado más de 10.000, tirando por lo bajo. Esas son solo las que están contabilizadas. 

"Por cada postal que mandas -resume la web-, recibes una de otro 'postcrosser' al azar desde cualquier  parte del mundo”. Ya hay más de 728.000 miembros en 217 países

Hace años que mandar postales pasó a ser un hobby terminado en -ingpostcrossing. “La idea es simple –resume la web oficial-: por cada postal que mandas, recibes una de otro postcrosser al azar desde cualquier  parte del mundo”.  Se lo inventó un portugués en el 2005. Ya hay más de 728.000 miembros en 217 países. 370.000 postales están viajando en estos momentos.

“Es una droga”, aseguran los postcrossers barceloneses. “La gente cuando abre el buzón sabe lo que tiene: facturas, cartas del banco –cuenta Jordi-. Yo abro el buzón y no sé lo que me voy a encontrar. Sé que habrá postales, pero no sé de dónde, no sé de quién, no sé cómo”.

No puedor”, se lee en su camiseta. Es lo mínimo que diría Chiquito al entrar en su casa. “Jordi Postales”, se presenta. “Tengo apellido -se ríe-, pero las postales lo han superado”.  Su mujer resopla con la misma cara de paciencia que el presentador de La Sexta Noche. Tendrá 200.000 en casa. “Tengo una habitación llena -explica él-. Cuatro paredes de estanterías con cajas de zapatos de arriba abajo”.

Jordi es más coleccionista que postcrosser, dice. Lleva 3.900 postales enviadas, según el ranking de la web. “Todos vamos a por Luis”, señala a Luis Miguel. Aquí lo conocen como Luiseme, su nick de postcrossing. Es el número 2 de España: 11.131 postales enviadas desde el 2005. “Ahora estoy menos activo”, se quita importancia. Eso significa que escribe a la semana una o dos. Ha llegado a escribir 400 al mes.

“Yo a la semana a lo mejor recibo 10”, dice Carina con pudor. Ha enviado 1.200 postales en cinco años. "Es increíble el vínculo que se crea en cuatro frases”, asegura Nuria. Es la novata de hoy: dos años, 350 postales. “Lo bonito es que te expliquen el instante”, dice. “Un chino me contó en una postal que había cogido el autobús, se había tropezado y la gente no le había ayudado porque todos estaban mirando el móvil”. 

Hay postales con agua dentro, con purpurina, con especias. Hasta tienen una de una tribu africana con un coco pegado con celo

Carina saca un retrato enmarcado. “A mí me enviaron esto”. Todos ponen la misma cara que debió de poner Juan Carlos I al escuchar las grabaciones de Corinna. “Puedes mandar lo que quieras –dice Jordi-. Todo a lo que puedas pegar un sello".  Él tiene una postal que es un trozo de madera y otra, hierba artificial. Las hay con agua, con purpurina, con especias. Hasta ¿eso es un coco?  Es de una tribu de África que lleva un coco de taparrabos –explica Jordi-. En la postal se ve a uno de la tribu con un coco de verdad pegado con celo.

Hace ya 10 años que se hizo la primera quedada de postcrossing en Barcelona. Eran 5 o 6. La última ha sido el 3 de marzo: serían veintipico. Son poco más de 500 postcrossers, según la web oficial. "España está en el puesto 21º del ranking: unos 6.800 miembros. A la quedada de Alemania –compara Jordi- suelen ir 500 personas.  

“Es un vicio caro”, resoplan. “Tenemos una de las tarifas más altas de Europa”, asegura Jordi. “De Alemania a aquí vale 90 céntimos –detalla Carina-. Y de aquí para allí, 1,35”. Trucos de postcrosser para abaratar costes: “Ir directamente a la editorial a comprar las postales”.

Conocen Correos mejor que un funcionario la cafetería. “Hay países que funcionan muy bien –enumera Luiseme-: Alemania, Finlandia, EEUU. Y hay países en los que se pierden muchas: Rusia, China, España. Tú envías una postal a Alemania, y en 3, 4 días está allí. Envías una postal a Zaragoza y puede que tarde una semana o, como una que envié, que tardó ¡364 días!”. “Porque la llevan por Alemania”, se ríe Jordi. Al parecer eran más rápidas a principios del siglo XX. Jordi tiene postales escritas en 1900 donde se leía: “Llego en el tren de la tarde”.