La plantilla del bus rechaza el preacuerdo con TMB

Cola en una parada de autobús, ayer, durante los horarios de servicios mínimos de la huelga de autobuses de Barcelona.

Cola en una parada de autobús, ayer, durante los horarios de servicios mínimos de la huelga de autobuses de Barcelona. / ALBERT BERTRAN

CARLOS MÁRQUEZ DANIEL / BARCELONA

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Los trabajadores de Transportes de Barcelona, la empresa de TMB que se encarga del bus metropolitano, rechazaron este lunes en referéndum el preacuerdo alcanzado dos semanas atrás entre los sindicatos mayoritarios del comité de empresa y la dirección de la compañía. La votación en urna obliga a ambas partes a regresar a la mesa de negociación para reemprender el diálogo en aras de conseguir un nuevo convenio colectivo para los más de 3.500 empleados. El resultado ha sido de 1.278 a favor de la oferta y 1.746 en contra. Es la segunda vez que esto sucede. Ya en noviembre, también en urna, los empleados dijeron 'no' a la propuesta de la empresa.

El preacuerdo lo firmaron UGT, CCOO y el SIT, que se apearon de las movilizaciones convocadas por la parte de los representantes de los trabajadores (COS, ACTUB, CGT y USOC) que consideraban que el pacto suponía doblegarse a los designios de la empresa, que sigue negándose a hacer públicos los sueldos de sus directivos. Las huelgas de dos horas por turno convocadas durante el mes pasado, incluidos dos días de la semana del Mobile World Congress, tuvieron un seguimiento cercano al 20% (un 30%, en el caso de los conductores).

TMB y los tres sindicatos mayoritarios consensuaron una propuesta de convenio hasta 2018 que incluía una gratificación de 250 euros en la paga de vacaciones a partir del 2018, así como un incremento salarial del 1% en el 2016, del 0,5% en el 2017 y del 0,5% en el 2018.

OTRO PROBLEMA MÁS

De esta manera, TMB, y por ende, el Ayuntamiento de Barcelonasuma un problema más a su tensa negociación con el metro, que también tiene pendiente la renovación del convenio y cuyo comité, en este caso, con una única voz, no da su brazo a torcer. La dirección confiaba en que la plantilla de bus daría por bueno el ofrecimiento respaldado por los sindicatos mayoritarios, pero han vencido los opositores. Así las cosas, ambas direcciones, la de metro y la de bus, ante la inquieta mirada de la alcaldesa, Ada Colau, y de su concejala de Movilidad, Mercedes Vidal, tienen entre manos la paz social en la compañía, y por extensión, la responsabilidad de que no se repitan las huelgas que tanto dañan la rutina ciudadana. 

En un comunicado, el sindicato CGT ha reclamado la dimisión de Vidal "por su comportamiento antiasambleario y antisindical". Acusan a la concejala de "intentar volver a blindar los sueldos y beneficios sociales de los directivos fuera de convenio a través del preacuerdo que la plantilla ha vuelto a rechazar".