CONSERVACIÓN DEL ESPACIO URBANO

Ofensiva contra los chicles

BCN ha retirado del pavimento 56.000 unidades en los últimos cinco meses

Una operadora del servicio de limpieza enseña la nueva maquinaria para quitar los chicles del suelo, ayer.

Una operadora del servicio de limpieza enseña la nueva maquinaria para quitar los chicles del suelo, ayer.

PIERA CARCHEDI
BARCELONA

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El Ayuntamiento de Barcelona sigue con su cruzada contra la suciedad. Desde el pasado mes de marzo, los servicios de limpieza han eliminado un total de 55.714 chicles y 707 manchas de las calles de la ciudad a través de métodos de limpieza que permiten gastar menos agua y utilizar detergentes biodegradables.

Ayer por la mañana, en la plaza de la Virreina, en Gràcia, Antoni Vives, tercer teniente de alcalde y responsable de Hábitat Urbano, hizo un balance de estas actuaciones en la vía pública. «En el marco del plan de limpieza de la ciudad desarrollamos un proyecto especialmente dedicado a las manchas y a los restos de chicles. En cinco meses ya hemos actuado sobre 300.000 metros cuadrados de aceras en Barcelona», dijo. La limpieza de estas manchas específicas se realiza con equipos dotados de vehículos de agua a alta presión y vapor de agua, un sistema que, además de utilizar menos agua, permite limpiar en profundidad sin dañar la piedra. Una vez se ha despegado, el chicle suele deshacerse y solo quedan restos de goma que los mismos equipos pueden retirar.

Estas operaciones contra la suciedad forman parte de la segunda fase del Plan de Mejora de la Limpieza Viaria que se inició en marzo como actuación programada para retirar las manchas de las aceras, de chicles, aceite de vehículo, manchas bajo las papeleras... de las zonas más emblemáticas de cada distrito. Vives explicó que el ayuntamiento destina 21.000 euros a la actuación en el marco del presupuesto del área de urbanismo. En el ámbito de esta iniciativa ya se han realizado un 80% de las actuaciones previstas en el 2013 y se quiere seguir en la misma línea hasta finales de año.

IMPLICACIÓN CIUDADANA / Del total de chicles retirados en los últimos cinco meses, 1.152 se encontraban debajo de elementos de mobiliario urbano, como bancos, contenedores y papeleras, entre otros. El consistorio estima que en Barcelona puede haber cerca de 1,6 millones de chicles en el suelo. A este propósito, Vives destacó que existe un problema «relacionado con los usos, costumbres, civismo y responsabilidad» de los barceloneses y turistas. Como demostración, el teniente de alcalde enseñó una imagen de una papelera a cuyo alrededor se podían contar decenas de manchas de chicles. A pesar de esto, se mostró positivo con respecto a la evolución de la sensibilización de los ciudadanos para que ayuden a mantener la ciudad limpia. El ayuntamiento puede sancionar a los que ensucian pero, según Vives, esto debe ser el último recurso: «La sanción es relevante pero no es lo más importante. Si actuamos solo movidos por el miedo a la multa significa que estamos haciendo alguna cosa mal», afirmó.

Vives juzgó positivamente el impacto que estas medidas tuvieron en la vida del vecindario. De hecho, gracias a la campaña Dissabte fem el barri a fons, en las zonas donde las quejas por suciedad eran más frecuentes (entre un 5% y un 7% superiores a la media de la ciudad), tras las operaciones de limpieza se ha podido constatar que el índice de quejas vecinales ha caído hasta el 2% por debajo de la media.