20 millones de euros para la Rambla

ALCORQUES Y MOBILIARIO 3 Alcorques y jardineras se ampliarán 20 centímetros; el mobiliario se unificará y redistribuirá sin interrumpir el paso, ni en puntos de cruce.

ALCORQUES Y MOBILIARIO 3 Alcorques y jardineras se ampliarán 20 centímetros; el mobiliario se unificará y redistribuirá sin interrumpir el paso, ni en puntos de cruce.

PATRICIA CASTÁN / BARCELONA

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el eufórico selfie que se hizo el martes la concejala de Ciutat Vella, Mercè Homs, con su gerente, los responsables de Amics, Veïns i Comerciants de la Rambla y los impulsores del maratoniano Pla Cor tras la presentación del plan especial para reordenar el controvertido eje barcelonés dejó claro el calibre de este largo parto municipal. Lo consideró un día histórico para el distrito. Atrás quedan años de análisis, discusiones, crisis y planes para reinventar una calle tan popular a nivel mundial como desdeñada por los barceloneses que la han visto casi morir de éxito. Los criterios para levantar la Rambla del futuro ya están sobre la mesa. Lo único seguro es que reformularla costará de 17 a 20 millones de euros, pero se saldará con más aceras laterales, menos tráfico, mejor conectividad entre Gòtic y Raval, más espacio de paseo y un nuevo orden para quioscos terrazas, como avanzó EL PERIÓDICO el pasado agosto. Sin olvidar el soterramiento de sus vetustos servicios y la repavimentación.

Los escépticos dudan si hay marcha atrás a su canibalismo turístico, a su pérdida de identidad; los optimistas ven la luz tras la reciente regulación de su actividad económica con un plan de usos que ha puesto coto a la actividad hotelera y de restauración, promoviendo la teórica entrada en juego de negocios vinculados a la cultura.

De momento, el ayuntamiento da un paso adelante con la aprobación inicial del plan especial que fija los criterios para su futura reurbanización, en torno a cinco ejes: las ocupaciones ya existentes, la movilidad, las infraestructuras, la urbanización y las edificaciones adyacentes (cuya conservación y mejora se incentivará). Se abre ahora un periodo de tres meses de alegaciones para realizar los ajustes finales, aunque tanto Homs como el concejal de Hábitat Urbano, Antoni Vives, presumieron ayer de documento consensuado. Tanto con el PSC, que ha posibilitado la aprobación, como con el comercio y operadores de la zona.

Calendario

El plan podría estar definitivamente aprobado en cinco o seis meses e inmediatamente después se empezará a redactar el proyecto de urbanización. Si todo va bien, las obras podrían iniciarse el próximo otoño, confía Joan Oliveras, presidente de los Amics de la Rambla. No obstante, las elecciones municipales en primavera podrían hacer bailar el calendario previsto. Posteriormente, se ordenarán las terrazas y rematará la urbanización. La nueva Rambla estará lista durante el próximo mandato.

La radiografía acumulada en el último año constataba la saturación del espacio. En usos y en trajín diario. De 240.000 visitantes en día laborable, a 310.000 en fin de semana, y eso en temporada baja. De ellos, solo un millar son vecinos. Por no hablar de las 700 actividades implantadas, encabezadas por el comercio (39%) y la restauración y hotelería (24%). Ambos datos han sido clave para planificar los usos permitidos (ya difundidos), y la futura reordenación. El cambio de fisonomía no debe perder de vista su innegable actividad turística combinada con el hecho de ser «vivida por los barceloneses», dijo Vives.

Uno de los temas clave, la movilidad, pasa por la pacificación y la ampliación de aceras en los tramos más estrechos, como avanzó este diario. Esta fórmula supondrá probablemente compatibilizar un solo carril de circulación (por sentido) con la eliminación de las zonas de estacionamiento fijo para crear «franjas de uso mixto» de descarga, parada de taxis y otras. También se redefinirán itinerarios de transporte público, la sección tendrá que ser compatible con el uso de bicis, se desplazarán las dos estaciones de Bicing y reubicarán las plazas de discapacitados.

Respecto a las ocupaciones existentes, el documento prioriza «el interés general» y los elementos identitarios que aportan valor, pero quiere reducir la superficie destinada a puntos de venta y sus tipologías. Entre las medidas, destacan prohibir quioscos, terrazas y otros elementos en zonas de paso entre la Rambla y las calles que cruzan sus dos barrios; limitar a los 12 los quioscos de prensa ubicados donde no afecten al tráfico peatonal (ahora hay 11); prohibirlos junto con las terrazas a menos de 15 metros de los accesos a metro y ferrocarriles, así como de edificios catalogados con nivel A y zona de estatuas y pintores; limitar a 16 (las actuales) las floristerías y concentrarlas en la rambla de Sant Josep; evitar que quioscos y estas queden confrontados entre sí o ante terrazas (para no ahogar la zona de paso); limitar a 1,1 metros la apropiación de espacio público por parte de estos; concentrar terrazas en el tramo de Caputxins y Santa Mònica, limitar los soportes telefónicos (hay 25)... al margen de normativas ya hechas públicas sobre los 31 puntos autorizados para pintores, o la reubicación de 15 estatuas humanas. La actividad estará preservada, siempre que se limite a lo que establece su licencia. Por contra, la actividad de los 11 variopintos chiringuitos en que se convirtieron las antiguas pajarerías no quedan contemplados en el plan. El ayuntamiento negocia su salida, que pasa por indemnizaciones.

En materia de infraestructuras, se impone racionalizarlas y eliminar las obsoletas, con criterios de smart city. Tanto públicas (luz, alcantarillado, semáforos o armarios de instalaciones), como suministros privados (luz, telefonía, agua...). Es decir, poner la Rambla patas arriba para soterrar líneas aéreas e instalaciones de fachada y y actualizar las del subsuelo, así como eliminar armarios del año del catapum. Pero también reducir volumen y abanico de farolas y hasta estudiar «un tratamiento singular a los cruces y a determinados edificios».

No menos difícil será mejorar la ordenación del espacio de fachada a fachada, definiendo una nueva sección, conectando mejor la Rambla con Colom y la plaza de Catalunya (sin limitar el tráfico); y ganar pasos peatonales, aumentar alcorques y jardineras, crear mobiliario urbano unitario y distribuido uniformemente, ordenar la señalización y hasta evaluar el desplazamiento de algunos monumentos.