SEMANA DE LA MOVILIDAD SOSTENIBLE Y SEGURA

Los barceloneses salen a la calle para recuperar el día sin coches

CRISTINA BUESA / BARCELONA

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El barcelonés, por definición, sale a la calle en tromba cada vez que se le propone algo. Si este algo es, además, lúdico, gratuito, al aire libre, el éxito está asegurado. Doce años después de que el Ayuntamiento de Barcelona se cargara el día sin coches por falta de interés ciudadano (justificaron entonces), 11 tramos de calles y avenidas cortaron el tráfico este sábado durante casi 12 horas para tratar de concienciar a los vecinos de que abandonen el vehículo privado y se pasen al transporte público, la bicicleta o se desplacen a pie.

Los nuevos inquilinos del consistorio no se calentaron la cabeza sobre porcentajes de descenso del tráfico rodado. Si en el 2003 el pírrico 3% de la última edición del día sin coches fue su sentencia de muerte, esta vez la vocación municipal es más pedagógica que otra cosa. La alcaldesa, plantada en una Via Laietana vacía de vehículos y con una batucada de banda sonora, lo tenía claro a mediodía: "Es una acción simbólica pero consideramos muy importante que los ciudadanos recuperen el espacio público", analizaba Ada Colau.

UNA APUESTA CREÍBLE

Pero la razón última de esta jornada reivindicativa, enmarcada en la semana de la movilidad sostenible y segura, comentó la alcaldesa, es bajar los índices de contaminación que, recordó, provocan 3.500 muertes prematuras en el área metropolitana cada año. "Esto no es opcional, debe ser una apuesta creíble, no un gesto", subrayó.

Por eso, prosiguió Colau, Barcelona en Comú (BC) quiere ampliar la red de carriles bici o pacificar calles, ambas iniciativas heredadas del gobierno anterior. Lo que es de nuevo cuño es la conexión del tranvía por la Diagonal, como apuesta por el transporte público, algo que el ex alcalde Xavier Trias rechazó siempre al decantarse por autobuses eléctricos biarticulados.

LA JORNADA IDEAL

Precisamente la Diagonal fue la vía elegida para realizar el denominado "corte de ciudad". Las otras 10 interrupciones de paso a los vehículos fueron elegidas por los propios distritos y repartieron la fiesta y la lección de sostenibilidad por toda la ciudad.

"No tiene precio pasear por aquí y se agradece la sensación de tranquilidad", opinaba por la mañana  Edu Scott, acompañado de su mujer Paola Villagrana y la pequeña Valentina. Vecinos de una calle aledaña, la pareja consideraba acertado que se hubiera elegido un sábado aunque admitía que algunos comercios podían haberse visto perjudicados. En el tronco central de la avenida, cortada entre paseo de Sant Joan y el paseo de Gràcia, se instalaron ludotecas, circuitos de bicicleta para fomentar la educación vial responsable o una unidad móvil de vigilancia de la contaminación atmosférica, junto a la cual se invitaba a los transeúntes a medir el ruido con un sonómetro. Por la tarde, la repercusión del corte se hizo notar en los alrededores de la Diagonal, denunció Joaquim Forn (CiU), que habló de "caos circulatorio".

COCHES DEL DESGUACE

En los 11 espacios elegidos se prepararon iniciativas culturales o de promoción del tejido vecinal, como destacaba en la Via Laietana Rosa Coscolla: "¡Es fantástico! ¡Deberían hacerlo una vez al mes! Además, hay entidades que han puesto sus paradas en la calle y sirve para conocerlas", comentaba. La monitora Jennifer Baquero, del esplai del centro cívico del Pati Llimona, admitía que su propuesta de pintar y hacer pulseras había atraído a padres interesados en apuntar a sus hijos.

Diagonal o la Via Laietana congregaron ríos de barceloneses. En otros sitios la afluencia, en función de la hora, fue más discreta. Como en la calle de Comte Borrell, justo delante del Mercat de Sant Antoni en plena remodelación, donde lo más sugerente era la intervención artística en un coche que, procedente del desguace, acabó pintado con esprais por un artista. En otros puntos de Barcelona, esos vehículos otrora inservibles sirvieron para conciertos o  actuaciones de danza.