NEGOCIACIONES

Colau constata que encontrar socio para los presupuestos se antoja inviable

Rueda de prensa de Gerardo Pisarello en el Ajuntament

Rueda de prensa de Gerardo Pisarello en el Ajuntament / periodico

TONI SUST / BARCELONA

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El gobierno de Ada Colau ha iniciado este lunes una ronda de contactos con todos los grupos de la oposición para saber si tienen intención de negociar el presupuesto del 2017, aunque de hecho se trata de una operación más formal que esperanzada, a la vista de la actitud del resto de partidos, como se apreció hace dos semanas, cuando le tumbaron el proyecto de ordenanzas fiscales para el año próximo, que el consistorio retiró para no ver derrotado.

Colau se verá abocada con toda probabilidad a una cuestión de confianza. Se trata de presentar un proyecto de presupuestos asociado a una cuestión de confianza. Si la oposición no apoya el proyecto, tiene un mes para formar una mayoría alternativa y elegir a otro alcalde. Si no lo logra, se impone el proyecto del gobierno municipal.

El baile ha empezado con encuentros con los grupos de Ciutadans, ERC y CiU, a los que, por parte del gobierno municipal, ha acudido el primer teniente de alcalde, Gerardo Pisarello, acompañado de la concejal socialista Montserrat Ballarín en las dos primeras y del jefe de filas del PSC en el consistorio, Jaume Collboni, en la tercera.

ACUERDOS PENDIENTES

ERC ha reiterado que no negociará si no se cumplen acuerdos anteriores con la alcaldesa. Así lo ha recordado el concejal Jordi Coronas tras reunirse con Pisarello. ERC reclama convenios firmados sobre el inicio del proceso de la llegada del metro a la Zona Franca y el traslado de la cárcel Modelo y de la Trinitat, acuerdos a cambio de los que los republicanos apoyaron la modificación de crédito de mayo. Tambén exigen que los grupos 'hermanos' de BC y el PSC en el Parlament, Catalunya Sí que Es Pot y el propio PSC, den apoyo a los presupuestos de la Generalitat, confirmando así inversiones que beneficiarán a la ciudad.

La CUP anunció días atrás que no negociará mientras haya "batidas racistas" de la Guardia Urbana contra los manteros. Este lunes, la concejal María José Lecha ha afirmado que la CUP se reunirá mañana con el gobierno municipal: si no se anuncia un cambio en cuanto a las batidas, no se quedarán en la mesa para hablar de las cuentas.

Así, la fórmula que salvó a Colau varias votaciones relvantes hasta el verano pasado, la suma de BC, el PSC, ERC y la CUP (entre votos a favor y abstenciones) es ya pasado, una etapa que se cerró cuando los socialistas entraron en el equipo de gobierno.

En cuanto a CiU, su número dos, Joaquim Forn, no ha descartado el diálogo, y ha celebrado que esta vez los grupos hayan conocido el proyecto antes que los medios de comunicación, pero ha denunciado que en el texto hay elementos insostenibles, como partidas para obras de la unión del tranvía por la Diagonal. La quinta tenniente de alcalde, Janet Sanz, que pasaba por allí, ha desmentido esta afirmación a los periodistas: las partidas, ha dicho, son para "el proyecto ejecutivo y estudios informativos". No se espera de Ciutadans ni del PP que faciliten la aprobación de los presupuestos

EL AYUNTAMIENTO Y EL PARLAMENT

Pisarello y Collboni han comparecido por la tarde para presentar el proyecto de prespuestos por una cantidad de 2.580,5 millones de euros, un 4,7% más que las cuentas anteriores, que eran las del 2015 prorrogadas más 275 millones que se agregaron vía la modificación de crédito de mayo. El primer teniente de alcalde no ha descartado el acuerdo, pero tampoco la vía de la cuestión de confianza: "Es una herramienta que no nos asusta pero no es el horizonte que contemplamos". Pisarello y Collboni han desestimado vincular la negociación con la del presupuesto de la Generalitat, como pide ERC. "No hay precedentes", ha subrayado el socialista.

Según el calendario previsto, si hubiera consenso, las cuentas deben ser aprobadas inicialmente en la comisión de Economía la semana que viene, y definitivamente en el pleno de diciembre. También se pueden aprobar con el 2017 empezado, pero el problema, más que el tiempo, es la brecha entre el gobierno de Barcelona en Comú y el PSC con el resto de fuerzas.