Aronofsky fabrica un delirio sobre la fuente de la vida

El director de culto de 'Réquiem por un sueño' presenta 'The fountain' en la Mostra

ALBERT GUASCH / VENÈCIA / ENVIAT ESPECIAL

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A quién no le gusta que se le reconozca el talento. Quién no suspira por que se aprecien las virtudes singulares que uno cree atesorar. Cuán reconfortante y estimulante debe resultar encontrar un coro de adeptos que sepa distinguir en nuestro trabajo una luz de originalidad.

El neoyorquino Darren Aronofsky, qué duda cabe, va en este sentido bien servido. HizoPi, un innovadorthrillerde base matemática, y automáticamente se convirtió en un realizador de culto. Hizo luegoRéquiem por un sueñoy el culto creció. Y, entonces, lo que sucedió, fue que el que se creció fue él. Y le ha salidoThe fountain, que bien podría leerse como una metáfora de los peligros del elogio excesivo y de creerse más rompedor que nadie.

No desvelamos gran cosa si contamos que la película, presentada ayer en competición en la Mostra de Venecia, es un engranaje complicadísimo alrededor de la búsqueda de la fuente de la vida eterna, ambientada alternativamente en tres periodos, el presente, el año 1500 en España y el 2500 en la profundidad espacial. ¿Un lío? Por supuesto. Por eso, al final de la proyección, hubo algunos pitos, algunos aplausos y mucha perplejidad. Unos vieron un prodigio; otros, un delirio.

"Fue una película muy difícil de hacer",explicó ayer Aronofsky, de 39 años."Al enseñar el guión, muchos en Hollywood no la entendían y me dijeron muchas veces que no. Me ha tenido ocupado durante seis o siete años".

Está protagonizada por Hugh Jackman y Rachel Weisz, pareja sentimental de Aronofsky y madre de su hijo, pero en el 2002, cuando se debía de haber rodado, el tándem de cabecera eran Brad Pitt y Cate Blanchett. Si el argumento deThe fountaines sinuoso, el camino hasta el inicio del rodaje no lo es menos.

Pitt se encontraba ya en Australia a unos días de filmar la primera escena cuando se largó de vuelta a Los Ángeles. Fue una espantada que dio que hablar en su día en los mentideros de Hollywood. Se dijo que Pitt estaba disconforme con el guión, que no notó ningún tipo de complicidad con Aronofsky, que a la vez se sentía descontento con el sueldo pactado (de 5 millones de euros) y también se comentó --un probable invento de la prensa rosa-- que echaba demasiado de menos a su novia de entonces, Jennifer Aniston. El equipo técnico de la película dejó al actor a caer de un burro en una misiva que circuló por algunos sitios de internet.

Aquello hundió al director neoyorquino. Era su proyecto cumbre, el que le daba acceso a los presupuestos de los grandes estudios.The fountainiba a costar 60 millones de euros, que ya son. No se lo quitó de la cabeza, así que cuatro años después insistió con el mismo guión, retoques mediantes. Y Warner Bros le dio de nuevo luz verde, pero con la mitad de presupuesto. Y sin Brad Pitt, claro.

"En el corazón de la película --dijo Aronofsky--descansa la idea de que la muerte forma parte de la experiencia humana y que hay que afrontarla. Si no hubiera muerte, ¿qué sería de nosotros?"Alguien quiso ponerse a la altura del director y ser original en su turno de pregunta. ¿A quién le daría de beber el líquido de la juventud eterna? Respuesta:"A Michael Jordan".Al fin algo con lógica.