Alarma por el incremento de muertes de motoristas en la ciudad

Miembros de los cuerpos de emergencia atienden a un motorista herido en el cruce de las calles Sardenya y Almogàvers, en octubre.

Miembros de los cuerpos de emergencia atienden a un motorista herido en el cruce de las calles Sardenya y Almogàvers, en octubre.

CRISTINA BUESA
BARCELONA

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Hasta ayer habían muerto 15 personas que circulaban en moto por la ciudad de Barcelona desde el 1 de enero. Y falta un mes y medio para acabar el año. En todo el 2013 fueron 11, con lo que el repunte ya es un hecho. A esto se suma que en el año anterior se había detectado un aumento del número de accidentes protagonizados por motocicletas ciclomotores: se señalaron los puntos negros y se extremó la vigilancia. Pero nada. Así que el ayuntamiento prepara un plan de choque para frenar esta siniestralidad.

Las medidas se están acabando de concretar, informaron ayer fuentes municipales. Es seguro que alguna de ellas se conocerá hoy en la 21 edición del Fòrum de Seguretat Viària, que organiza el propio consistorio junto con el RACC, la asociación Prevenció d'Accidents de Trànsit (PAT) y el Servei Català de Trànsit. Para hacerse una idea de la inquietud que genera la accidentalidad sobre dos ruedas, este foro se titula hoy 'Motos i valoració del risc'. Los expertos y responsables políticos valorarán la vulnerabilidad de los conductores de motos (y acompañantes) y los riesgos que corren, además de tratar de arrojar luz sobre lo que está ocurriendo en la ciudad.

Cada uno por su sitio

El diagnóstico del grupo municipal del PP es claro. Hace tiempo que reclaman que se abra la veda para las motos en el carril bus. Su presidente, Alberto Fernández Díaz, a la postre motorista desde los 16 años, se plantó ayer en la Gran Via a la altura de Comte d'Urgell para mostrar sobre el terreno que los dos carriles en sentido Besòs y el que va en dirección Llobregat que están dedicados exclusivamente a los autobuses taxis se podrían compartir parcialmente.

Argumentó razones de "seguridad" y, aparte de invitar al alcalde Xavier Trias a subirse a una de sus motos (tiene dos 'scotters' y una Harley) para experimentar en persona los problemas con los que se encuentran estos conductores, se mostró abierto a que se aplique de forma gradual y, por ejemplo, solo en calles en las que los carriles bus son más anchos, como la Gran Via.

Pero desde el ayuntamiento respondieron ayer mismo que esta propuesta está descartada y no se lo están replanteando. Al principio de la legislatura encargaron un estudio para calibrar los peligros que podía acarrear esa convivencia. Los resultados fueron que no se garantizaba la integridad de los usuarios de los ciclomotores y motocicletas, así que abandonaron la idea.

A esto se suma que los autobuses, en plena implantación de la red ortogonal, tienen el reto de lograr una velocidad comercial que, con estos vehículos de dos ruedas de por medio, sería más difícil de conseguir.

Infractores y accidentados

Una de las entidades que estudia desde hace años el comportamiento de las motos, tanto en Barcelona como en el resto de Catalunya, es el RACC. A ellos también se les preguntó entonces cómo veían compartir carril bus. Una portavoz recordó ayer que el club de conductores no es partidario y que solo en el caso de que se tratara de una excepción para las motos eléctricas, con el objetivo de incentivar su uso, lo aprobarían.

El RACC expondrá hoy en el foro que se celebra en la torre Agbar que hay una estrecha relación entre los conductores que cometen infracciones con su vehículo de dos ruedas y los que posteriormente se accidentan. Para frenar esta preocupante escalada, la entidad apuesta porque se obligue a esos motoristas reincidentes a realizar cursos de formación como los que ahora se hacen para recuperar puntos del permiso y así prevenir antes que curar.