Un Barça más joven busca un tres de tres

El campeón se enfrenta al reto de conquistar su tercera Liga consecutiva con la base que le ha llevado a la cima pero con una plantilla más competitiva

Luis Enrique habla a la afición en la presentación del equipo.

Luis Enrique habla a la afición en la presentación del equipo. / periodico

DAVID TORRAS / BARCELONA

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El campeón sigue igual por fuera pero se ha rejuvenecido por dentro. Los años pasan y el Barça se mantiene en la cima, empujado por un equipo que se canta de carrerilla, con Leo Messi en primera fila, y que busca un tres de tres, la tercera Liga consecutiva. El 10 parece inmortal, ajeno al tiempo, cada día mejor, capaz de superarse a sí mismo, más Messi que Messi.

Pero no está solo. Incluso él necesita de los demás. De Iniesta, de Piqué, de Busquets…y, por supuesto, de Suárez y Neymar, las otras patas del tridente, la fórmula del éxito. Y todos ellos de artistas secundarios que en los últimos tiempos han quedado engullidos por un once casi intocable y que, ahora, aparecen en escena dispuestos a hacerse un hueco en un grupo tan inaccesible. Son jóvenes, muy jóvenes. Y con todo por ganar. De momento, recién llegados, ya han alzado su primer trofeo, la Supercopa, un anticipo de lo que les espera en el Camp Nou, que este sábado abre la Liga con la visita del Betis.

GENERACIÓN DEL 93

El Barça buscaba rellenar el fondo de armario y en la larga batida que hizo por el mercado eligió piezas jóvenes que han acabado coincidiendo con un patrón común. Tres de ellos (Umtiti, Digne y André Gomes) nacieron en el 93, cuando el dream team conquistaba la tercera Liga, lo nunca visto, una gesta excepcional que alteró para siempre la historia del Barça. Denis Suárez es del 94, el año que marcó el final de aquella época, con la dramática derrota en Atenas.

Los cuatro llegan a un equipo campeón de casi todo, el rey del siglo XXI, que se enfrenta al reto de volver a ganar, un desafio enorme que ha convertido en una rutina y que ha llevado a que muchos culés hayan pasado de contar títulos a descontar los que no se ganan, sin recordar las épòcas en que no había nada que sumar. 

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En el inicio de su tercer año, el último de su contrato, Luis Enrique suma ya 8 títulos sobre 10, una barbaridad que ya logró Guardiola (una Copa ahora por una Supercopa, la única diferencia) bajo el sello común de una capacidad admirable para seguir compitiendo sin mirar atrás.Empezar de cero una y otra vez, esa es la fórmula que se ha instaurado en la Ciudad Deportiva y que nadie cumple más a rajatabla que Messi, justamente quien más motivos tiene para tumbarse a la bartola y disfrutar de todo lo que ya tiene.

«Tengo la mejor plantilla de mis tres años. La frase me va a acompañar durante toda la temporada, lo sabía antes de decirlo, espero que no sea una carga», proclamó Luis Enrique, reforzando la convicción general de que tiene mucho más donde elegir y que, ahora, al mirar al banquillo no prevalecerá la sensación de que no hay mucho que cambiar.

Otra cosa es que se mantenga el once que se ha impuesto en estos dos años y que se ajusta al de la final de Berlín, con una única variación que apenas alteraba el producto: Ter Stegen o Bravo. Ahí sí habrá cambio si se confirma la marcha del chileno fruto precisamente de esa competividad máxima entre ambos que no se ha dado en el resto del equipo.

Por el camino se ha quedado una pieza de primera, Alves, uno de los nombres intocables de esta larga época gloriosa que ha decidido dejar el Camp Nou e iniciar una nueva etapa en la Juventus. Se ha ido gratis aprovechando el favorable pacto que firmó con el club hace un año gracias a la manga ancha electoral. No ha sido el único. Adriano, Bartra, Montoya, Song, Sandro, Vermaelen y Tello también han hecho las maletas dejando apenas 9 millones de euros en caja.

La inversión, en cambio, ha superado los planes iniciales, con el argumento de que los resultados económicos lo permitían. Casi 80 millones en cuatro jugadores, sin incluir los variables, cada vez más cuantiosos y que elevarían esa cifra hasta más de 100, y todavía pendiente del fichaje del famoso cuarto delantero.

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El verano ha dejado una larguísima lista de candidatos que han ido desapareciendo uno detrás de otro. Ahora, en ese trasiego interminable, se impone la opción de Alcácer en una operación que tiene aires desorbitados  y a la que se añadía la de Diego Alves para la portería y que ha perdido fuerza. De concretarse, unida a la compra de André Gomes, el Valencia se convertiría en una especie de filial de lujo.

Pendiente de encontrar un 1 y un 9 (suplentes), y a la espera de Neymar, el Barça se exige y se le exige que siga por el mismo camino, un guión que se mantiene y al que a menudo no se le da el valor que merece. La suerte es que no se ha cansado de ganar. Y Messi, el primero. Con el 10 no hay nada que temer.