Clásico con presión

Los seis puntos de desventaja obligan al Barça a ganar para que el Madrid no se escape en la clasificación

Iniesta y Messi, frente a Denis, de espaldas, en la última sesión del Barça.

Iniesta y Messi, frente a Denis, de espaldas, en la última sesión del Barça.

JOAN DOMÈNECH / BARCELONA

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

El Madrid de Zidane visitó el pasado 2 abril el Camp Nou con diez puntos de desventaja, en la jornada 31, y en la última, la 38, estaba solo a uno, al acecho de un tropiezo del Barça para guindarle el título. En la víspera de que se inaugure la jornada 14 (con el Granada-Sevilla, a las 13 h.), el clásico apenas decidirá nada.

«No creo que el resultado sea determinante ni que nadie se atreva a decir que será determinante», dijo Luis Enrique, apresurándose a desdramatizar las consecuencias de que el Madrid, que lleva 32 partidos sin perder, pueda marcharse de Barcelona con nueve puntos de ventaja, que representaría «una distancia más que interesante»  para el rival. «O eres optimista o te tiras ventana abajo», añadió el entrenador del Barça para tratar de disipar el endémico pesimismo, ni que sea residual, de los culés. Y la necesidad de ganar para que el líder no se escape demasiado lejos y demasiado pronto.

"El resultado no será determinante para el título aunque el Madrid se pueda ir a una distancia más que interesante". Luis Enrique

SIN CASUÍSTICA

No existe casuística, disputados 86 partidos entre los eternos rivales en Barcelona, que permita predecir qué pasará en el primer asalto entre los favoritos. El Barça ha ganado, ha empatado y ha perdido yendo por delante del Madrid en la Liga y yendo rezagado respecto a él, en épocas de bonanza y de crisis. Lo mismo vale para los blancos, que se pasaron 20 años sin vencer en el Camp Nou y en ese periodo conquistaron nueve Ligas, por siete los azulgranas.

"Iniesta es nuestro capitán y uno de los referentes del estilo del Barça, pero no creo que el estilo varíe por un solo jugador". Luis Enrique

El optimismo al que aludía Luis Enrique descansa sobre la percepción que tiene del trabajo de sus hombres. Solo lo ve él. Las referencias de la hinchada se limitan a los partidos, y el juego del equipo ha descendido varios peldaños, lo que ha repercutido en los resultados.

EL REGRESO DE INIESTA

Pero hoy vuelve Andrés Iniesta, invocado para enderezar el rumbo del equipo. Solo tres de los siete partidos que se ha perdido el capitán desde que se lesionara en Valencia se saldaron con la victoria. El barcelonismo caminará hacia el Camp Nou con una mezcla de esperanza y alivio pensando que, efectivamente, el regreso de Iniesta devolverá las alegrías.

«Iniesta es nuestro capitán y uno de los referentes del estilo del Barça, pero no creo que el estilo varíe por la inclusión de  jugador», analizó Luis Enrique. Feliz, sin aparentarlo mucho, por solucionar un problema irresoluto. Por su puesto, el de interior izquierdo, han desfilado Rafinha, Denis y André Gomes, sin que ninguno de ellos haya acabado con la nostalgia del ausente. Junto a Iniesta, cerca, muy cerca, se colocará Leo Messi para establecer esa vieja y contrastada alianza que tantos títulos ha aportado en la última década. Ver al 10 es para saltar de alegría, no por la ventana. Suyos son cinco de los seis últimos goles del Barça, dejando de lado el duelo copero con el Hércules.

LA MÁXIMA TRANSFORMACIÓN

Y dejando de lado al Hércules, el recuerdo más inmediato es el decepcionante <strong>partido de San Sebastián,</strong> donde el Barça dio una imagen de extravío preocupante. El peor de la era Luis Enrique. Salvo alguna «pincelada» que dibujará el técnico, que podría ser la ubicación de Mascherano como lateral en lugar de Sergi Roberto, en la misma alineación solo se espera la mínima novedad de Iniesta para que opere la máxima transformación al equipo.

"¿Anoeta? Jugamos contra el campeón y los campeones siempre aparecen en los partidos grandes". Zinedine Zidane

«No me fijo en Anoeta. Jugamos contra el campeón y los campeones siempre aparecen en los partidos grandes», reflexionó Zidane, sin alterar un ápice su serenidad en la sala de prensa. Sin una muestra tampoco del optimismo que pregonaba Luis Enrique pese a tener motivos: por haber ganado en su primer clásico y por la racha de su equipo, que no pierde desde el 6 de abril, curiosamente cuatro días después de profanar el Camp Nou.

UN PARTIDO «MUY DURO»

Zidane recordó que su equipo acudió la Liga pasada al coliseo barcelonista, que lucirá repleto de<strong> estelades </strong>antes y después del tradicional mosaico de la grada, «con el culo apretado» ante la necesidad de ganar para recordar distancias. El técnico blanco  inculcará el mismo espíritu a sus hombres, despojándoles de confianzas gratuitas.

"Pensamos en hacer un buen partido, en dar lo máximo, no en el resultado. El resultado es una consecuencia de lo que haces". Zinedine Zidane

«Pensamos en hacer un buen partido, en dar lo máximo. El resultado es la consecuencia de lo que haces», dijo en un mensaje que resulta familiar entre los culés. Sin Bale ni Kroos ni Morata el Madrid no presentará la mejor alineación. Pero le funciona el fondo de armario. Quién sabe si también en el clásico.