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Una manita para despedir a Lopetegui

El Barça, con un hat-trick de Luis Suárez, arrolla al Madrid en el clásico y anticipa el finiquito del técnico del Madrid (5-1)

Felicitaciones a Suarez, en el suelo con Sergi Roberto, tras su tercer gol.

Felicitaciones a Suarez, en el suelo con Sergi Roberto, tras su tercer gol. / periodico

Rafael Tapounet

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Adiós con la manita. El FC Barcelona anticipó el finiquito de Lopetegui al endosar al Real Madrid una goleada que tal vez (solo tal vez) resultara algo excesiva para los méritos contraídos por el cuadro azulgrana pero que refleja con indudable precisión el estado anímico de unos y otros a estas alturas de la temporada. El  5-1 final fue, además, un homenaje a la ambición y al carácter de un equipo que ha sabido dar una respuesta firme, coral y solidaria a la ausencia por lesión de su mejor futbolista y ha cerrado con un pleno de tres convincentes victorias la primera semana sin Messi.

Sin Messi pero con Suárez. Decía el exmadridista Higuaín que el gol es como el kétchup; a veces, por más que agites el bote no hay manera de que asome y luego, cuando menos lo esperas, sale todo del golpe. Algo parecido le ha ocurrido al ariete uruguayo, que tras un primer tramo de la competición en el que parecía conformarse con el rol de asistente al no encontrar el camino a la red, se destapó finalmente ante el eterno rival e inscribió su nombre en el selecto club de los jugadores barcelonistas que han logrado un ‘hat trick’ en un clásico (Lineker, Romario y, claro, Messi eran hasta ahora los últimos socios).

Llegaba el Madrid al partido tambaleándose: en novena posición de la tabla, con el entrenador más fuera que dentro y sin un patrón de juego al que aferrarse en los momentos de duda. Mala cosa para el Barça, porque en los últimos años, cada vez que el equipo blanco había visitado el estadio azulgrana con cara de moribundo, había sañido vivificado, como si el césped del Camp Nou fuera la piscina de ‘Cocoon’. Además, el prólogo no parecía augurar nada bueno, con ese mosaico en dos fases que comunicaba al mundo un extraño mensaje: ‘We color football’. Se supone que un mosaico de este tipo debe impresionar al rival, sobrecogerlo, infundirle temor y temblor. Pero, ¿qué clase de miedo puede provocar un lema como “Nosotros coloreamos el fútbol”, más propio de la clase de los Dofins que de una horda sedienta de sangre? Ninguno, claro. Tampoco importó mucho, porque pronto quedaría claro que este Madrid no necesita consignas amenazantes para salir al campo hecho un flan.

Apostó Valverde por el mismo once que ante el Inter supo convertir la ausencia de Messi en un incidente sin demasiada importancia, con Sergi Roberto en el lateral derecho y Rafinha en la posición de falso interior. Lopetegui, por su parte, dio entrada a Isco, dejó en el banquillo a Marco Asensio y, en un gesto que solo cabe interpretar como un último desafío a su presidente, envió a Vinicius a la grada después de que los servicios jurídicos del club blanco se hubieran batido el cobre ante el Comité de Competición para liberar al brasileño del partido de sanción.

Conectados desde el primer minuto

Y como en la noche europea del miércoles, los azulgranas salieron a morder desde el primer minuto, con una presión intensa que logró encerrar a los blancos en su campo durante muchos minutos. Impreciso y sin alma, el Madrid solo podía acabar sus escasas jugadas de ataque con disparos lejanos (especialidad en la que se prodigó Sergio Ramos, como si hubiera visto a Reguilón en la segunda gradería del Gol Norte), mientras acumulaba errores en el centro del campo y despistes en defensa.

Especialmente llamativa fue la escasa atención que dedicó a la banda izquierda del ataque del Barça, que Jordi Alba convirtió en una autopista libre de peaje. Por ahí llegó el primer gol, cuando el mejor lateral de la Liga, ese que no sirve para la selección (risas enlatadas), aprovechó un pase clarividente de Rakitic y, con la pausa justa, sirvió el balón atrás a Coutinho, que, como viene siendo tradición, abrió el marcador. Y también por ese lado circuló el balón en la jugada del penalti, el primero del VAR en un clásico, que Suárez se encargó de transformar.

Susto tras el descanso

Decidido a no hacer más daño a la marca madridista tras unos 45 minutos catastróficos, el equipo de Lopetegui compareció en la segunda parte con otra cara. El cambio de Varane por Lucas Vázquez permitió a los blancos adoptar una disposición mucho más ofensiva y obligó a recular a los de Valverde, que antes de poder descifrar lo que estaba ocurriendo vieron cómo la pelota entraba en su portería en un remate de Marcelo. El dominio del Madrid duró 15 minutos; los que tardó el Barça en entender que la apuesta de su rival era una invitación a aprovechar los espacios en rápidos contraataques sin perder, eso sí, el orden defensivo.

La entrada del discutido Dembélé sirvió para acabar de dar sentido a la respuesta azulgrana. El primer balón que tocó el francés acabó en un pase profundo a Sergi Roberto, que puso el balón entre los centrales y encontró la cabeza inapelable de Suárez. También de las botas de Dembélé salió el centro que Arturo Vidal transformó en el quinto tanto del Barça, después de que Roberto y Suárez cocinaran el cuarto a partir de un error grotesco de Sergio Ramos.

Cinco goles para dejar al Madrid hundido y a siete puntos y a Messi sonriendo en la grada. Lo que se dice una buena mano.

Barcelona, 5 - Madrid, 1

FC Barcelona: Ter Stegen (6), Sergi Roberto (8), Piqué (8), Lenglet (7), Alba (9), Busquets (8), Rakitic (7), Arthur (7), Rafinha (7), Coutinho (7) y Luis Suárez (10). Cambios: Semedo (7) por Rafinha (min. 67). Dembélé (7) por Coutinho (min. 73). Arturo Vidal (8) por Arthur (min. 83). Técnico: Ernesto Valverde (8). 

Así lo ha narrado en directo Xavi Chica.