EL EUROBÁSQUET

Una leyenda de oro

España regresa a la cima con la conquista de su tercer título europeo en el margen de seis años

Jugadores y técnicos de la selección celebran, en el podio de Lille, el título europeo.

Jugadores y técnicos de la selección celebran, en el podio de Lille, el título europeo. / periodico

LUIS MENDIOLA / LILLE (Enviado especial)

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Cuando hay sufrimiento y cuando se vive al límite, las conquistas se saborean más. Saben mucho mejor. Y el oro logrado ayer por España en el Eurobásquet, después de dos semanas de vaivenes, ha sido sufrido. Mucho. Y vivido al límite.También.

«Este título tiene un valor extraordinario», se atrevió a decir Sergio Scariolo, porque a nadie se le escapa todas las dificultades, sobre todo en forma de ausencias y también de problemas físicos, por las que ha tenido que pasar la selección. Ya no solo son las bajas que lastraron la convocatoria de inicio, como de las NavarroIbakaCalderónRicky Rubio Abrines, además de la renuncia de Marc Gasol. También los problemas físicos de Pau Gasol y de Rudy Fernández, uno de los héroes de la conquista de Francia, limitado del primer al último día, pero compometido con la causa, hasta abandonar ayer la final cojeando en el tercer cuarto después de un golpe que finalmente lo dejó fuera de combate.

GANAS DE REIVINDICARSE

Pocos habrían apostado por la selección ante tanta adversidad, pero en esa ecuación poca gente tuvo en cuenta el carácter de un equipo campeón, la rabia y las ganas de reivindicarse después de la decepción vivida hace un año en el Mundial y, sobre todo, la extraordinaria aportación de Pau Gasol, su ejemplar liderazgo, y el gigantesco campeonato que ha dejado para la memoria colectiva.

DOS ESTILOS

Héroes de Europa, dueños de nuestro destino rezaba la camiseta de los técnicos y jugadores de la selección mientras levantaban el trofeo de campeón, un recordatorio de que no hay que dejar de creer.

La agonía vivida frente a Alemania y Grecia la prórroga ante Francia, consumando una venganza soñada, le dan un valor incalculable a la conquista. España regresó ayer a la cima de Europa. Por tercera vez. En un margen de seis años. Pocas selecciones han aplicado el rodillo a lo largo de la historia como lo está haciendo esta selección. Su dominio está a la alturas de las legendarias Unión Soviética y de Yugoslavia. El equipo balcánico, antes de su división, fue el último que consiguió hacerlo, logrando tres títulos entre 1995 y 2001. Pero el siglo XXI pertenece a España.

El oro de Lille se suma a los que logró la selección en Polonia 2009 y en Lituania 2011. Pero lo distingue el sacrificio, el trabajo y la fe del vestuario en una apuesta, igual que los primeros fueron la consecuencia de un de una máquina arrolladora, con todo su talento en marcha.

España se corona en este Europeo sublimando el concepto de equipo, explotando todas sus virtudes y escondiendo sus debilidades, que eran importantes, para ir creciendo a lo largo del campeonato y concluir de forma incontestable frente a una Lituania, pura tradición en este deporte, que se quedará como subcampeón europeo y fue semifinalista el año pasado en el Mundial.

RETOS SUPERADOS

El mérito de Sergio Scariolo, y también de su cuadro técnico (Jaume PonsarnauTxus VidorretaManolo Aller) a la hora de canalizar esfuerzos y preparar al equipo para la batalla es enorme. El técnico de Brescia ha superado con un sobresaliente su regreso a la selección. Era un riesgo personal tomar el testigo del dimitido Juan Orenga tras el malogrado Mundial y también un reto recuperar el carácter competitivo y lo ha conseguido.

Es su cuarta final (estuvo en los dos oros europeos anteriores y en la plata olímpica de Londres), y su cuarta medallas, datos incontestables sobre su brillante prestación.

Y lo que es aún más resaltable: Scariolo ha conseguido recuperar el concepto de equipo, a través del compromiso de los jugadores de poner todo su esfuerzo al servicio de la pieza determinante, Pau Gasol.

A pesar de la presencia de cuatro debutantes (Vives, Hernangómez, Mirotic y Ribas) en la convocatoria, hasta cinco jugadores (Gasol, Reyes, Llull, Claver y Rudy Fernández) , ejercen de enlace entre el primer título Europeo conseguido el 2009 y el conquistado ayer en el estadio Pierre Mauroy, la huella de una generación única, una generación de oro para el deporte español, que ha demostrado que no está dispuesto a renunciar a la cima.