Así se escribe EL PERIÓDICO

El diario sigue fiel a la idea fundacional de que la clase media trabajadora exigía una nueva manera de explicar las cosas, un medio pensado y escrito para ella

Arriba, página doble visual del Tema del Día de los atentados del 11-S, en el 2001. Abajo, el primer titular de portada, del 26 de octubre de 1978, ilustrativo de que nacía una nueva manera de explicar las cosas.

Arriba, página doble visual del Tema del Día de los atentados del 11-S, en el 2001. Abajo, el primer titular de portada, del 26 de octubre de 1978, ilustrativo de que nacía una nueva manera de explicar las cosas.

ALBERT SÁEZ

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¿Por qué los diarios de calidad no pueden hablar de los temas que interesan a la gente con el lenguaje que habla la gente? ¿Por qué no explicar con una foto lo que se expresa mejor en imágenes que en palabras? ¿Por qué no dedicar un redactor especializado a confeccionar un gráfico en lugar de a redactar un texto? ¿Por qué el diario que los martes habla de política no puede hablar los lunes del Barça? ¿Por qué la final de los 100 metros de los Juegos Olímpicos no puede ser portada? Las respuestas a esas preguntas las hallaron miles de lectores en el primer número de EL PERIÓDICO que llevaba un titular histórico en portada: «Los escolares catalanes dependerán de Tarradellas». Un titular tan riguroso como claro, tan preciso como directo. Y, sobre todo, un titular diferente a los que se llevaban en la época. Los diarios del momento hubieran titulado de una forma mucho más rígida, rimbombante y alejada de la manera de hablar de la gente. Hubieran titulado como hablan los políticos: «El Estado estudia transferir las competencias educativas a la Generalitat provisional». O como hablan los pedagogos: «La máxima autoridad educativa en Catalu-nya será el president de la Generalitat».

Desde el primer momento, los padres del invento -Antonio Asensio y Antonio Franco- tuvieron claro que EL PERIÓDICO era un diario para una nueva época. Llegaban la democracia y la libertad y se necesitaban diarios editorialmente a favor de la democracia y de la libertad. Pero también llegaba el progreso económico y cultural y se necesitaban diarios para una nueva clase trabajadora que aspiraba a ser dueña de su destino político y a progresar hasta alcanzar el bienestar de las clases medias europeas. Y esa gente, que iba y va a trabajar en metro o en Bicing, estaba muy alejada de los diarios del momento porque eran  medios de comunicación de la clase dirigente, pensados por la clase dirigente y, sobre todo, escritos en el dialecto de la clase dirigente. Por esa razón expresarse de manera diferente no era un valor añadido del nuevo diario que se propusieron crear, sino uno de los elementos centrales, nucleares: core business que dirían los de las escuelas de negocios.

El reto no era fácil. Hasta 1978, la prensa popular se asociaba a la prensa frívola. En media Europa, los diarios que titulaban de manera coloquial, llevaban fotografías, imprimían en color y hablaban de fútbol eran los diarios sensacionalistas. Rigor y popularidad eran conceptos antagónicos como explicaron dos teóricos del momento -Josep Maria Casasús y Xavier Roig- que daban pie a modelos diferentes de diarios. Asensio y Franco sumaron el empeño de aunarlos al reto de crear un nuevo diario en una ciudad saturada de cabeceras y en un país recién llegado a la democracia. Un diario a la vez riguroso y popular.

A partir de ese reto inicial, la historia del periodismo se escribe con antelación en la historia de EL PERIÓDICO. Fue el primer diario de Barcelona y de España en incorporar el diseño como un elemento sustancial y no meramente decorativo. Desde el primer día, el diario se pensó en la mesa de los compaginadores y no en la de los redactores. Desde el primer día, el jefe de diseño formó parte del núcleo duro de la dirección. De hecho, los diarios de medio mundo se diseñan hoy en el despacho del que fue líder del equipo de compaginación de EL PERIÓDICO, Toni Cases. Pero el diseño siempre ha estado y está al servicio de una idea periodística: la facilidad de comprensión, la exigencia de que el diario tuviera y tenga siempre al menos dos niveles de lectura, la posibilidad de ojearlo para descubrir las noticias que más interesan al lector para después detenerse y profundizar. Jeff Bezos acaba de llegar a la propiedad del The Washington Post con una idea aparentemente revolucionaría: orientar el diario al público. Justo lo que ha hecho EL PERIÓDICO desde el primer día.

El segundo elemento innovador en el lenguaje de este diario ha sido y es la fotografía. En la época fundacional de EL PERIÓDICO, la mayoría de las páginas de los diarios solo llevaban textos. Las dificultades tecnológicas en la captación, en el tratamiento y en la impresión de las imágenes convertían la fotografía en un lenguaje más propio de las revistas que de los diarios. En aquella época existían publicaciones como Sábado Gráfico que resumía la semana con las fotografías que los diarios no habían tenido tiempo de publicar. Algunos diarios, pocos, incorporaban un pliego de páginas con fotos que envolvía las páginas de información que eran auténticos ladrillos de texto.

Gracias a estar impreso en offset, EL PERIÓDICO incorporó ya de entrada la fotografía como un elemento más de su lenguaje. Lo hizo también gracias a la implantación de una nueva figura profesional: los fotoperiodistas. Fotógrafos formados como periodistas que cambiaron la máquina de escribir por la réflex pero que eran tan responsables de explicar una historia a los lectores como los redactores. Esta revolucionaria organización de la redacción chocaba con la inercia de aquellos años, en los que el fotógrafo era una especie de tahúr del daguerrotipo que sabía de líquido fijador pero no de información.

Fotoperiodistas y un editor gráfico en la cúpula directiva del diario permitieron construir todas las páginas, desde la portada hasta la última hora, en torno a una imagen que no se limitaba a decorar la noticia, sino que la explicaba con la misma claridad y exigencia que el titular y que el texto.

Esa naturaleza sustantiva de la fotografía es lo que permitió incorporar con toda naturalidad el color al diario en cuanto la tecnología lo permitió. Fue una apuesta arriesgada, durante años solo hubo dos diarios de calidad en el mundo impresos en color: EL PERIÓDICO y el USA Today. Más tarde, la televisión normalizó esta apuesta por explicar las noticias en imágenes, especialmente con la irrupción de la TV en color y con la captación electrónica de las imágenes. Por ello no es extraño que cuando Catalunya creó su propia televisión, buena parte de sus dirigentes procediesen de este diario, porque eran periodistas entrenados en explicar las noticias en imágenes. Esta tradición fotográfica es la que explica que EL PERIÓDICO haya sido el primero en apostar por difundir fotografías profesionales en internet o que explique los temas principales del día en vídeos que los lectores pueden ver mediante un código QR.

El primer nivel de lectura

El tercer gran elemento innovador de EL PERIÓDICO ha sido y es la titulación. Como están demostrando las redes sociales de microblogging, el titular es la esencia del periodismo. El punto de encuentro entre la claridad y el rigor. En el periodismo de los 70, los titulares eran puros elementos de indexación de las noticias. La precariedad de la tecnología y el diseño de aquella época los convertía en simples etiquetas de los textos que precedían. Los titulares no eran un nivel de lectura del diario, sino simplemente un índice para el lector.

Los periódicos coetáneos de EL PERIÓDICO -El PaísDiario 16 o Avui- fueron pioneros en plantearse los titulares como un reclamo para el lector, como un elemento clave en la narración periodística de manera que debían y deben no solo identificar la información que anteceden sino también resumirla, de modo que no solo tienen que servir de índice para el lector que sabe lo que busca sino que han de convencer de la importancia de la noticia a quien no la conoce de antemano.

Debe ser posible seguir la actualidad del día leyendo solo los titulares.

En 1978 esa posibilidad era revolucionaria en un diario de calidad. Un reto parecido al que plantean hoy las redes sociales, solo que ahora el titular es el instrumento también para viralizar la información que el público puede consumir como un desplegable profundizando tanto como desee a través de enlaces. Hemos pasado de la pirámide invertida a una especie de acordeón -que el lector despliega a su antojo- en el que la función del titular es triple: seducir al lector, identificar la noticia y posicionarla para que sea visible  en los buscadores que van a consignarla en la gran hemeroteca global en que se ha convertido internet.

La filosofía del lenguaje que utiliza cada día EL PERIÓDICO se resume en la historia de sus portadas. Desde el primer día rompieron la inercia del periodismo centenario barcelonés. La portada es un elemento más, central, de la narración periodística. Es un resumen y un reclamo, como los titulares. El diario debe luchar y lucha cada día por hacer una portada diferente que compita donde deben competir los periódicos, que es en los quioscos -físicos o virtuales- y no en los despachos del poder.

El papel de la fotografía es sustancial y muchas portadas se han creado en torno a una imagen. Las grandes portadas del diario resumen exclusivas de sus redactores y apuestas editoriales de la dirección. Son una amalgama de periodismo de primera calidad y de compromiso con determinados valores sociales.

En los últimos años, las portadas han sido también la enseña de cómo el diario ha entendido la necesidad de renovarse que tiene la prensa de calidad tras el auge de los medios audiovisuales y, ahora, del entorno digital.

La fuerza de las portadas hoy está en la información exclusiva y en la interpretación singular. Este nuevo paradigma se ha traslucido en portadas monográficas -e incluso en portadas sábana- que han ganado decenas de premios pero que siguen buscando el más importante: la conexión con el lector. Los grandes ataques terroristas, las multitudinarias manifestaciones contra la guerra a principios del siglo XXI, las crisis de las infraestructuras en Catalunya, los éxitos del Barça y de la Roja, la victoria de Obama, las consecuencias lacerantes de la crisis económica o la movilización catalana desde el 2010 han dado pie a portadas memorables que han logrado expresar el sentir de una parte muy amplia de la sociedad a la que servimos.

Podríamos citar multitud de ejemplos de cómo esta manera de entender el periodismo se ha plasmado en el lenguaje de EL PERIÓDICO: ahí está el reto diario de la doble edición en catalán o el Libro de Estilo cuidado por Joan Busquet que es referencia en la prensa hispana. Pero la filosofía de fondo siempre es la misma, hablar el lenguaje de la gente para conectar con quienes tienen el reto de informarse para poder determinar la toma de decisiones del poder a través de la participación política o de la movilización social.