UN TRIUNFO INOLVIDABLE

El día en que Aleix Espargaró se coronó rey y rompió una racha de 19 años

Desde el minuto uno hasta la bandera a cuadros, el veterano piloto de Granollers, de 32 años, se convirtió en el gran favorito para ganar el GP de Argentina y no falló

Antes de la carrera, Aleix se hizo escribir, en su mano derecha, 'full gas' (gas a tope) y, tras su victoria, se acaba de tatuar la palabra "resiliencia" en un brazo

Aleix Espargaró

Aleix Espargaró / ALEJANDRO CERESUELA

Emilio Pérez de Rozas

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Fue después de llorar su gloria dentro de ese casco que lleva grabada la doble MM, de Max y Mía, sus mellizos. Fue tras hacerse un selfi con todo su equipo en el ‘corralito’ de Termas de Río Hondo (Argentina) donde Aleix Espargaró, de 32 años, rompió una racha de 19 años y 284 grandes premios sin ganar. Fue a los pocos minutos de recibir, a través del móvil de su jefe de equipo, Massimo Rivola, la felicitación, besos y lágrimas de su maravillosa esposa, Laura Montero, y un emotivo “¡te queremos, papi!” de sus ‘enanos’. Fue, segundos después, de que sus padres, Anna y Genis, le gritasen, al mismo oído, que le amaban “incluso sin ganar”. Y fue después de que su hermano Pol, ‘Polyccio’, celebrase, con un abrazo eterno, la llamada a las puertas del cielo del mayor de la saga.

Fue y ocurrió, a las puertas del podio. Allí donde nadie ve nada. Donde ni siquiera las cámaras de Dorna TV pueden entrar. Allí, detrás de la pared de cartón piedra del podio, Carmelo Ezpeleta, el ‘ser superior’ de Dorna y el Mundial, el que siempre está (o solo está) cuando se debe celebrar algo gordo, abrazó a Aleix y le felicitó con la emoción y sinceridad de las grandes ocasiones. “Te lo merecías, Aleix, te lo merecías”, le dijo el jefe. Y el veterano de Granollers le suspiró al oído: “Toda una vida, Carmelo, el triunfo de hoy representa toda una vida”.

Final del viacrucis

Y es, sí, toda una vida. Aleix las ha pasado canutas hasta llegar a las puertas del cielo, llamar, que le dejasen pasar y tomar posesión del trono de MotoGP en el primer día que gana tras 19 años de viacrucis. Lleva seis años en Aprilia y sus clasificaciones al final de esos años fueron 15º, el 17º, el 14º, el 17º, el 8º y, ahora, es el 1º y líder del Mundial. Se ha caído mucho, se ha hecho mucho daño, pero jamás ha lanzado la toalla. Por eso Joan Lacueva, su amigo del alma más que su inseparable asistente, cuando se despidió de él en la parrilla de salida de Termas de Río Hondo, antes de que se apagase el semáforo, le dijo: “Venga, sal y gana, recuerda toda la mierda que te has comido. Acaba con esto”.

El problema para Aleix en el gran día (de momento) de su vida deportiva es que todo el mundo le daba por ganador. “Hubo un momento que les dije, venga que me den ya la copa y no corremos”. Había hecho los mejores entrenamientos de su vida. Había sido el mejor, el más rápido, en tres de las cuatro sesiones. “Yo sabía que iba a ganar, como supe, el pasado año, que haríamos podio en Silverstone, sin ayuda de nadie. Si alguien se merecía este momento, este día, este triunfo, era Aleix. Nadie en este ‘paddock’, ¡lo juro!, ha trabajado más que él para conseguir este triunfo”, comenta Antonio Jiménez, su jefe de mecánicos.

Aleix Espargaró le agradece a su Aprilia la victoria en el 'corralito' de Termas de Río Hondo.

Aleix Espargaró le agradece a su Aprilia la victoria en el 'corralito' de Termas de Río Hondo. / ALEJANDRO CERESUELA

A Aleix le encanta el circuito de Termas de Río Hondo, mucho más, que Austin (Texas, EEUU), donde se corre este fin de semana. Cuando vio que se suspendían los entrenamientos del viernes, pensó “todavía suspenderán esta carrera que me hace tanta ilusión”. Es más, cuando el domingo vio caerse al joven (y gran) Fermín Aldeguer, de 17 años, en el inicio de la carrera de Moto2, se le vino el mundo encima. “Fermín ha sido el gran dominar del fin de semana, hizo la ‘pole’, salía primero, tenía más ritmo que nadie….y mira como ha terminado, ¡Dios!”, le dijo Aleix a su amigo Joan. “Tranquilo, Aleix, es tu día, olvídate, no te pasará lo que a Fermín”.

"Vas a ganar, amigo"

El sábado por la noche, en el hotel, Aleix cenó con su amigo Àlex Rins, que le anunció su victoria. “Te toca, Aleix, vas a ganar, amigo. Te toca y tienes más ritmo que todos nosotros”. Más piropos, más presión, más vaticinios. La mañana del domingo fue tensa, pero placentera. “Solo pensaba en disfrutar de la carrera, sabía que la sensación de no tener a nadie delante en la parrilla de salida iba a ser única y lo fue. A partir de ahí, solo tocaba controlar, disfrutar y no equivocarse en la toma de decisiones”. El arrocito con pollo que había comido, dos horas antes de la salida (típica comida precarrera), le sentó de maravilla.

"Aleix, sal y gana. Recuerda toda la mierda que te has comida. Es tu día. ¡Gana!"

— Joan Lacueva / Amigo y asistente de Aleix Espargaró

Controló a las mil maravillas su superioridad, su mejor ritmo, se dejó llevar, remolcado, por su amigo Jorge Martín (Ducati) durante 20 de las 25 vueltas de que constaba la carrera y, a falta de cinco giros, se adueñó de la situación hasta cruzar la meta entre lágrimas. Era el día, fue el día. Era el único inquilino de la parrilla de MotoGP, de los 24 ases, que no había ganado nunca. Y ganar le sirvió para ser líder del Mundial.

Por eso, al aterrizar en Austin (Texas, EEUU), lo primero que hicieron, él y Joan Lacueva, fue buscar un buen tatuador y grabarse en uno de sus brazos, los dos, la palabra ‘resiliencia’: capacidad que tiene una persona para superar circunstancias adversas traumáticas. Lo dijo Jiménez, nadie ha trabajado tanto con tan poca recompensa como Aleix. “Toda una vida, Carmelo, toda una vida”. Por eso, antes de tomar la salida, hizo que Lacueva le escribiese con rotulador negro, en el dorso de su mano derecha, entre el pulgar y el índice, ‘full gas’, gas a tope.

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