TRES CEROS SEGUIDOS, DOS AÑOS SIN GANAR
¿Debería jubilarse Rossi?, se plantean ya en Italia
Emilio Pérez de Rozas
Periodista
Licenciado en Ciencias de la Información por la UAB. Hijo de Carlos Pérez de Rozas, sobrino de Kike y Manolo Pérez de Rozas, integrantes de una auténtica saga de fotoperiodistas. Trabajó en Diario de Barcelona, fundador de El Periódico de Catalunya en 1978 también formó parte de la redacción en Catalunya del diario El País. Colaborador del diario deportivo Sport y vinculado al departamento de Deportes de la cadena COPE, que dirige Paco González. Emilio suele completar muchas de sus informaciones con sus propias fotos, en recuerdo a lo aprendido junto a su padre y tíos.
Emilio Pérez de Rozas
En Italia, cantera de pilotos para el Mundial de motociclismo donde toman parte 28 italianos y 24 españoles, manejan estos días, en el trasiego de Assen (Holanda) a Sachsenring (Alemania), donde este domingo se celebrará la novena cita del años antes de las pequeñas vacaciones de julio, dos temas muy candentes. Por un lado, la crisis abierta en el seno del equipo Ducati donde Danilo Petrucci, ganador en Mugello (Italia) y candidato al título, ha empezado a cuestionar, no solo su papel (“debo saber si puedo o no superar a ‘Dovi’ en pista”), sino, también, la jerarquía en el seno de la escudería de Borgo Panigale, donde manda Andrea Dovizioso.
El segundo asunto de moda, que lo publicitó ayer ‘Il Corriere della Sera’, evidentemente sin cerrarlo y pidiendo más tiempo para decidir e, incluso, solicitando una prórroga, al menos, de un año (2020), es si Valentino Rossi, cumplidos los 40 y en su décimo año persiguiendo su décima corona, debe o no plantearse la jubilación, la retirada tras ganar nueve cetros y 115 carreras.
La tesis de su descubridor
Es evidente que una parrilla tan rejuvenecida como la de MotoGP, donde el más viejo de los cuatro que lideraron, el pasado sábado, la salida del GP de Holanda era Marc Márquez (Honda) ¡con 26 años!, las posibilidades del ‘Doctor’ de morder, de conseguir más victorias (lleva dos años exactos sin vencer, Holanda-2017) y, ya no digamos, de lograr su 10º título, son muy escasas. Carlo Pernat, uno de sus descubridores y gran experto de la materia, está convencido de que “el problema actual de Valentino es técnico, no de la Yamaha, que colocó tres de sus motos entre los cinco primeros puestos, el domingo, en Assen; el problema es de su equipo técnico, de su boxe. Debe cambiar de técnico si quiere salir de esta crisis de resultados”.
Idalio Gavira, ‘coach’ personal de Rossi desde que ocupó el sitio dejado por el campeón italiano Luca Cadalora, declaró, el pasado viernes a EL PERIÓDICO, que “Valentino tiene capacidad mental y física para seguir en MotoGP los años que quiera; es más, físicamente está mucho mejor que muchos de sus rivales de la máxima categoría y puedo confirmar que se estrena, más y mejor, que muchos de ellos, pues lo hace, a diario, con todos los jóvenes de nuestra Academia, de la VR46”.
Piloto solo de domingo
Pese a todo, es evidente que Rossi se ha convertido ya, por sus 40 años y porque su cuerpo ya no es el mismo de hace 20 años, en un piloto de domingo, reservándose mucho (demasiado) en los entrenamientos de viernes y sábado. Tanto que, en las ocho carreras que se han disputado, se ha visto obligado a arrancar desde la quinta y sexta fila, es decir, desde muy atrás, en la mitad de grandes premios, lo que ha provocado caídas y precipitaciones en las primeras vueltas como ocurrió en Mugello (con Joan Mir) y, el domingo, en Holanda (con Takaaki Nakagami).
"En el 2007, cuando llegó Vermeulen al Mundial, también dijeron que los jóvenes me iban a jubilar y, ya ven, han pasado 12 años y aquí sigo"
Muy pocos le echan la culpa a Rossi por llevar dos años enteros sin ganar. La razón no es otra que, en los últimos 36 grandes premios, Yamaha, su marca, solo ha conseguido tres primeros puestos, ¡tres!: Rossi (Holanda-2017) y Maverick Viñales (Australia-2018 y Holanda-2019). Es más, hay quien piensa que la razón por la que el ‘Doctor’ no piensa en abandonar y sí en cumplir, como poco, el año que le queda de contrato (2020) en el ‘team’ oficial de Yamaha, es que la fábrica japonesa, después de varios años sin presentar novedades en el test posterior al GP de la República Checa (5 de agosto), donde las grandes fábricas ya prueban el primer prototipo del año siguiente, le han prometido a Rossi que este año sí tendrá una moto, totalmente nueva, para probar.
El pasado sábado, cuando Fabio Quartararo (20 años), Maverick Viñales (24) y Àlex Rins (23) coparon la primera línea de la parrilla de MotoGP, le preguntaron a ‘Vale’ si la nueva generación acabará forzándole a la jubilación, el nueve veces campeón del mundo tiró, descaradamente, de ironía y dijo: “Bueno, en el 2007, cuando el australiano Chris Vermeulen apareció en el Mundial, ya me dijeron algo parecido. Y, miren, han pasado 12 años y aquí sigo, peleando con todos ellos”. Eso sí, 24 horas después, cuando sumó su tercer cero consecutivo, cosa que no ocurría desde su horrible época en Ducati (2011-2012), se atrevió a decir que “algún problema como piloto tengo, sí, pero no es tan fácil de explicar, no”.
La esperanza no se pierde
“He visto un rayo de luz”, reconoció Rossi al final de su desastroso fin de semana en Assen, donde acabó pidiendo disculpas a Nakagami “por haberle arruinado la carrera en la curva 8”. Eso sí, el ‘Doctor’, que aún sigue siendo el piloto de Yamaha mejor colocado en el Mundial (quinto, a 88 puntos, más de tres victorias), confesó que “la Yamaha, en Holanda, ha ido muy bien y, por tanto, somos nosotros, mi equipo, quien debemos ponernos en el sitio, pues las demás van bien”.
"Tienes las mismas ganas que cuando empezó, se entrena con sus alumnos y, fisicamente, está mejor que muchos de sus rivales"
Es evidente que Rossi no sigue corriendo, únicamente, por el placer de sentirse vivo o, como reconocía ayer Paolo Lorenzi en ‘Il Corriere della Sera’, porque sea “un chaval de 40 años que se niega a envejecer”. Rossi sigue en el Mundial porque de él dependen decenas de familias, que viven de su enorme negocio de mercadotecnia. La marca Rossi, el nº 46, el color amarillo, la popular Academia VR46, de la que ya han salido varios campeones del mundo, es su auténtico negocio y futuro. Y es ahí donde muchos comentaristas consideran que Rossi no tiene por qué arrastrarse en el Mundial de MotoGP y enterrar, tal vez, todos sus éxitos por intentar ganar su décimo título.
Todo el mundo sabe, o sospecha, que en cuanto levante la mano y decida retirarse, Yamaha le convertirá en el jefe supremo de su equipo oficial, mucho más de lo que ahora es el británico Lin Jarvis. Y, en ese sentido, con el futuro más que solventado y toda su tribu colocada, son muchos los que piensan que sería el momento de dejarlo. Pero no, no hay un solo síntoma de que Rossi no vaya a cumplir, como poco, el contrato bianual (2019 y 2020) que firmó con la firma de los diapasones, sobre todo porque él y los suyos piensan que la culpa de su sequia no es suya, o no solo suya, sino de Yamaha, cuya moto solo ha ganado tres de los últimos 36 grandes premios.
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