L'Hospitalet pide su parte del pastel

Igual que el aeropuerto de Barcelona está en El Prat, la Fira de Barcelona, desde que se expandió, está en L'Hospitalet, y esta, la segunda ciudad de Catalu-nya, hace años que trabaja para no ser una simple dirección postal de la cita internacional. El año pasado ya recogió frutos. Para esta edición, espera una gran cosecha.

Los clientes de los 13 hoteles de la ciudad recibirán estos días en mano una guía titulada Locales para comer y beber como es debido. L'Hospitalet, tapa a tapa. Lleva el marchamo de uno de los vecinos más ilustres de la ciudad, Ferran Adrià. Se han imprimido 18.000 ejemplares. Si el congreso de telefonía va a dejar unos 350 millones de euros, L'Hospitalet quiere su parte pastel. Sabe que Barcelona tiene más gancho, pero la segunda ciudad de Catalunya cree que tiene un comodín. La frontera psicológica que parece que impide a los barceloneses adentrarse en L'Hospitalet no la tienen los visitantes extranjeros. Ellos no saben cuáles son los límites de uno y otro  término municipal. Algunas cifras avalan esa tesis. L'Hospitalet cerró el año pasado con más de 600.000 pernoctaciones hoteleras. No está mal. Una meta más difícil es proponer la ciudad como parte de una ruta turística. Hay planes para ello. Aún están verdes. El ayuntamiento, en cualquier caso, cree que el camino recorrido hasta ahora invita a no rendirse. De momento, para el Mobile World Congress se han imprimido también 30.000 ejemplares de un mapa conjunto de L'Hospitalet y Barcelona. Todo suma. Incluso el hotel Hesperia Tower ha vuelto a poner estos días en marcha su restaurante giratorio en marcha. Los días del congreso son muy movidos en la ciudad. La dirección del hotel es consciente de ello. El año pasado, por ejemplo, la afluencia diaria al centro comercial Gran Via 2 creció en más de 6.000 personas. Oportunidades así no son comunes.

NUEVAS TORRES VENECIANAS /En cierto modo, L'Hospitalet saca provecho ahora de los que a mediados de los 90 fue una discutida intervención urbanística. En Barcelona no gustó que la Gran Via creciera en L'Hospitalet con un diseño rupturista, algo americanizado, de grandes centros comerciales y en principio poco amable con el peatón. Pasado el tiempo, las torres rojas del arquitecto Toyo Ito comienzan a ser la imagen icónica de la Fira de Barcelona y empequeñecen, no solo por altura, sino  también por su aspecto más moderno, a las torres venecianas de la plaza de Espanya.