«Con la feria se doblan ganancias»

Jaume Martínez, en el interior de su taxi, el pasado viernes por la noche.

Jaume Martínez, en el interior de su taxi, el pasado viernes por la noche.

CARLOS MÁRQUEZ

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De profesión informático, Jaume Martínez, de 56 años, empezó en esto del taxi en febrero del 2012, cuando adquirió una licencia y se puso a patrullar la ciudad de noche, cuando los gatos son pardos y los clientes, a menudo, de aliento desalentador. Está encantado de ser su propio jefe, y como el resto de compañeros, está deseando que lleguen los expertos del móvil, «aunque el año pasado no fue tan bien como esperaba». En la edición del 2013 hizo unos 220 euros diarios, casi el doble que un día sin Mobile World Congress, pero la tentación de multiplicar la facturación no hará que se vuelva loco y se pase el día al volante aprovechando que la Administración permite que los taxistas que tienen fiesta se la salten para que nadie se quede estos días sin chófer.

«Normalmente hago 11 o 12 horas. Estos días haré un par más como mucho. Creo que es muy importante que el taxista trabaje descansado y que tenga vida propia», sostiene Jaume, convencido de que la capital catalana «tiene un claro excedente de taxis». Confía en que este año, en el que se bate el récord de participantes, la cosa vaya mucho mejor. Y para poder comprobarlo, hará una excepción en su horario y saldrá de día. «El lunes por la mañana sacaré el taxi para ver qué tal está la cosa en la Fira», adelanta.

Se queja con amargura de la Guardia Urbana, pero admite que muchos de sus compañeros no ayudan a que la relación entre el taxi y la policía sea de invitarse a la boda. «A veces nos tratan como a terroristas, deberían ser más comprensivos y entender que todos nos tenemos que ganar la vida». El trabajo de ambos, teniendo en cuenta que la L-9 todavía no está lista, será clave para la movilidad de los casi 80.000 asistentes.