Dieta post-apocalíptica

Las algas marinas sobrevivirían a una guerra nuclear y podrían alimentar a los supervivientes, según un estudio

Investigadores internacionales comprueban la extrema resistencia de estos organismos marinos 

Las algas resistirían una guerra nuclear y alimentarían a los supervivientes

Las algas resistirían una guerra nuclear y alimentarían a los supervivientes / Pinterest

Joan Lluís Ferrer

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Un grupo de científicos ha llegado a la conclusión de que las algas marinas pueden ser una fuente de alimento increíblemente resiliente que podría salvar a la humanidad del hambre en caso de una guerra nuclear. El estudio, publicado en la revista Earth's Future, desvela que las algas marinas son lo suficientemente resistentes como para sobrevivir y prosperar en océanos tropicales incluso después de un conflicto nuclear. Los autores del informe son investigadores de la Alianza para Alimentar a la Tierra Durante Desastres y de universidades norteamericanas y de Filipinas.

Los investigadores construyeron un modelo basado en el alga Gracilaria tikvahiae, comúnmente conocida como hierba roja. Utilizando datos climáticos de un hipotético invierno nuclear, simularon el crecimiento que experimentarían las algas en tan extremadamente adverso escenario.

A tenor de los resultados obtenidos, si estallara una guerra nuclear y se dispararan miles de misiles a lo largo del planeta, se expulsarían a la atmósfera 150 Teragramos (Tg) de hollín, lo que bloquearía la luz solar durante años.

Distribución mundial de las algas estudiadas

Distribución mundial de las algas estudiadas / Universidad de Canterbury

Pero, así y todo, los investigadores descubrieron que aún quedaría suficiente luz solar para que las algas realicen la fotosíntesis y crezcan. El carbono negro que permanecería en la atmósfera no impediría que sobrevivieran.

Alimentarían al 45% de la humanidad

Si se habilitara la extensión necesaria para producirlas, las algas marinas podrían satisfacer el equivalente al 45% de la demanda mundial de alimentos después de sólo nueve meses de una producción intensiva.

"Invertir en la construcción de granjas de algas marinas podría prevenir la hambruna global en escenarios de reducción abrupta de la luz solar, evitando potencialmente un número significativo de muertes por inanición", declaró David Denkenberger, profesor asociado de ingeniería mecánica en la Universidad de Canterbury (Reino Unido).

Otro estudio reciente, sin embargo, ofrece una perspectiva diferente sobre el impacto de una guerra nuclear y las nefastas consecuencias para toda la vida en el mundo, incluida la aniquilación de la vida marina.

Los autores simularon los impactos climáticos de las guerras nucleares entre Estados Unidos, Rusia e India-Pakistán y dijeron que el resultado sería un enfriamiento global, con el hielo marino apoderándose de numerosas comunidades costeras.

Ejemplar de la 'Gracilaria tikvahiae'

Ejemplar de la 'Gracilaria tikvahiae' / Pinterest

La recuperación del océano, según ese estudio, sería muy lenta: tardaría décadas en la superficie y cientos de años en las regiones más profundas, y el plazo alcanzaría los miles de años en aguas más frías como el Ártico. Además, los investigadores señalan que los ecosistemas marinos no sólo se verían profundamente perturbados por el impacto inicial de una guerra nuclear, sino que se deteriorarían aún más con el nuevo estado del océano, impactando el ecosistema global.

Un manjar nutritivo y saludable

Las algas marinas, que a menudo se comen en ensaladas o como envolturas de alimentos secos, son ricas en proteínas, minerales, vitaminas, aminoácidos esenciales y ácidos grasos.

Michael Roleda, profesor de la UP-MSI y coautor del estudio, declaró al portal SciDev.Net que, después de una guerra nuclear, las algas serían aptas para el consumo humano. Y ello, a pesar de que absorberían naturalmente los contaminantes del medio ambiente, pero dichas sustancias tóxicas podrían reducirse a niveles seguros.

"Por ejemplo, se ha descubierto que el procesamiento poscosecha y la preparación previa al consumo, como el lavado y secado, la reacción enzimática y el hervido o cocción, entre otros, reducen significativamente la concentración de yodo y metales pesados en las algas", manifestó.

Por tanto, la producción de algas marinas es un salvavidas para muchas familias que viven en comunidades costeras pobres en países de bajos ingresos. Estos organismos permanecen protegidos bajo el agua y pueden crecer más rápidamente que cualquier otro cultivo agrícola conocido.

De hecho, según un informe de 2021 de la Organización para la Agricultura y la Alimentación, la producción de algas cultivadas en Asia representó el 97% de los 34,7 millones de toneladas producidas en todo el mundo. Además de consumirse como alimento, también se emplean como aditivo alimentario para animales y cosméticos.

Estudio de referencia: https://agupubs.onlinelibrary.wiley.com/doi/10.1029/2023EF003710

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