Cumbre del clima

Dubái aprueba 'in extremis' un acuerdo "histórico" para dejar atrás los combustibles fósiles

Cumbre del clima 2023, en directo: última hora de la COP28 de Dubái

Las incógnitas de la cumbre del clima: los expertos señalan los cabos sueltos del acuerdo de Dubái

Momento de aprobación del acuerdo final de la cumbre del clima.

Momento de aprobación del acuerdo final de la cumbre del clima. / Giuseppe CACACE / AFP

Valentina Raffio

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Un acuerdo histórico. Un pacto sin precedentes. El primer compromiso de la historia en el que se logra forjar un llamamiento unánime para empezar una "transición" justa y acelerada para dejar atrás los combustibles fósiles que han desencadenado el caos climático. Contra todo pronóstico, la cumbre del clima de Dubái ha conseguido sacar adelante un acuerdo en el que por primera vez se constata de forma clara la necesidad de dejar atrás el petróleo, el gas y el carbón, reducir drásticamente las emisiones de gases de efecto invernadero y hacer lo posible para limitar el calentamiento global a un máximo de 1,5ºc. "Prometimos un acuerdo histórico y lo hemos conseguido", ha afirmado el presidente del encuentro, Sultan Al Jaber, ante los aplausos de los representantes de casi 200 países que han rubricado el acuerdo final. 

La aprobación del pacto de Dubái ha llegado casi por sorpresa. A primera hora de este miércoles, tras la enésima noche de negociaciones contrarreloj, la presidencia de Emiratos Árabes publicó un nuevo borrador de los acuerdos mucho más "ambicioso" que su antecesor. Poco después, Al Jaber convocó un plenario con todos los países para discutir el texto. Y fue ahí donde, justo al tomar la palabra, pidió a las partes que votaran el borrador que había propuesto. En los pasillos de Dubái todos esperaban que este gesto iniciara una batalla dialéctica pero finalmente, contra todo pronóstico, el plenario acordó por unanimidad sacar adelante el texto sin ninguna modificación. Y esto, a su vez, arrancó un aplauso generalizado en la sala.

El texto incluye el objetivo de "conseguir el cero neto para 2050" adaptándose a las diferentes circunstancias de cada país

El pacto de Dubái incluye una serie de mensajes sin precedentes. El más importante tiene que ver con el futuro de los combustibles fósiles. El texto incluye una petición para llevar a cabo una transición "rápida y justa" para dejar atrás los combustibles fósiles, tomando "acciones en esta década crítica" y con el objetivo de "conseguir el cero neto para 2050" tal y como demanda la ciencia. También reconoce que este llamamiento no es universal sino que debe adaptarse a las diferentes circunstancias de cada país. El texto final consigue incluir todos estos mensajes sin mencionar explícitamente los conceptos más polémicos, como el llamamiento a "eliminar" ('phase out') la energía fósil, pero reflejando la misma filosofía.

"Mensaje claro"

La aprobación de este pacto ha cosechado grandes aplausos en el plenario de Dubái. "Durante muchos años, el debate sobre los combustibles fósiles ha sido bloqueado. Esta cumbre, por primera vez, ha conseguido lanzar un mensaje claro al respecto", ha afirmado António Guterres, secretario general de Naciones Unidas, tras la aprobación del texto. "La era de los combustibles fósiles no acaba en Dubái, pero estamos ante el principio del fin", ha añadido Simon Stiell, secretario ejecutivo del departamento de cambio climático de ONU, ante los países reunidos en Emiratos Árabes. La vicepresidenta española Teresa Ribera también se ha mostrado entusiasmada ante este pacto. "Hemos demostrado que podemos ir más allá del acuerdo de París", ha afirmado. Alemania y Francia, por su parte, han celebrado que este acuerdo lanza un mensaje claro al mundo de que, a partir de ahora, "las inversiones en combustibles fósiles ya no serán rentables a largo plazo". 

"La era de los combustibles fósiles no acaba en Dubái, pero estamos ante el principio del fin"

Simon Stiell

— Naciones Unidas

La precipitada aprobación del texto, que sale adelante un día después del 'deadline' oficial de la cumbre, también ha despertado algunas críticas. Sobre todo por parte de los países del sur global. La portavoz de Samoa, por ejemplo, ha denunciado que el texto "no refleja suficientemente" el mandato científico para limitar el calentamiento global. Bolivia, por su parte, también ha lamentado la falta de mensajes más explícitos para frenar el avance del calentamiento y ayudar a las grandes víctimas del caos climático a hacer frente a las pérdidas y daños causados por los extremos climáticos. Y Bangladés ha afeado la falta de un acuerdo más claro ayudar a los países del sur global a adaptarse para hacer frente a los extremos meteorológicos. En esta misma línea también se han posicionado varias plataformas ecologistas, científicos y analistas climáticos. 

Estados Unidos, que hasta ahora había mantenido un perfil relativamente bajo en la cumbre, se ha mostrado "optimista" con el acuerdo alcanzado en Dubái y con el "espíritu de cooperación" exhibido por los países. El embajador estadounidense John Kerry también ha añadido que, a lo largo de este encuentro, han avanzado mucho en las conversaciones con China y que ahora ambos países se comprometen a sumar esfuerzos para "actualizar sus estrategias" climáticas. Rusia, por su parte, ha celebrado que este acuerdo permita a cada país escoger "su propia receta" para llevar a cabo la transición energética y lograr los objetivos climáticos globales.

Resultado histórico

Pese a las divergencias finales, son muchos los que hablan de la cumbre del clima de este año como algo histórico. Y no solo por el texto aprobado este miércoles. También por la decisión adoptada el primer día del encuentro, cuando los países aprobaron la creación de un fondo para los países más vulnerables al caos climático. Esta iniciativa ya ha movilizado más de 600 millones de dólares y, aunque esta cifra está lejos de lo necesario para hacer frente al impacto del caos climático, su mera puesta en marcha también supone un punto de inflexión ante una demanda histórica del sur global. La presidencia de esta cumbre calcula que, en total, este encuentro ha movilizado más de 80.000 millones de dólares en medidas contra la crisis climática, aunque también en este caso son muchas las lagunas que quedan por despejar. 

El buen resultado de esta cumbre sorprende, todavía más, tras la larga estela de polémicas relacionadas con los organizadores de este evento, Emiratos Árabes, y el presidente de la cumbre, Sultan Al Jaber. Fueron muchos los que, en su día, criticaron la elección de la sede por el "conflicto de intereses" que suponía para un país tan petrolero auspiciar un debate para acabar con el oro negro. Más si la discusión debía ser liderada por una persona como Al Jaber que, además de encabezar la cumbre, también es el presidente de la petrolera estatal emiratí. Y a sabiendas de que había al menos 2.500 representantes del lobi del petróleo, el carbón y el gas pululando por los pasillos de Dubái. Pero finalmente, contra todo pronóstico, el pacto más ambicioso hasta la fecha para acabar con los combustibles fósiles ha acabado brotando en el lugar menos esperado. De ahí que la alegría por lo logrado sea aún más grande.