Explicación científica

¿Por qué debería preocuparnos que haga tanto calor en marzo?

"Si solo te quedas con que está haciendo 'calorcito' estás viendo una parte del problema", explica el ambientólogo Andreu Escrivà

Día de calor y viento en Barcelona

Día de calor y viento en Barcelona / FERRAN NADEU

Valentina Raffio

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España está viviendo temperaturas típicas del verano en plena primavera. Esta semana, sin ir más lejos, los termómetros han estado cerca de los 30 grados en varios puntos del país: una cifra más típica de mediados de junio que de finales de marzo o principios de abril. Hay quien ve en este calor adelantado una oportunidad para sacarse el abrigo, ir a la playa o tomar una cerveza al sol para "disfrutar del buen tiempo". ¿Pero por qué preocupa tanto que haga tanto calor en marzo? El ambientólogo Andreu Escrivà lo explica con un símil: "Las consecuencias de la crisis climática son como los 'pack' de yogures del supermercado: puede que haya algún efecto que nos pueda parecer agradable, como el calorcito de estos días, pero esto no se puede dividir de otras consecuencias más graves como el avance de las sequías, el aumento del riesgo de incendios y de los extremos climáticos".

La repentina llegada del calor veraniego en primavera es, según explican los expertos, un síntoma más de la crisis climática y del calentamiento global. El mismo fenómeno que está provocando este anómalo aumento de las temperaturas de estos días también es el responsable de, por ejemplo, la situación de la escasez de precipitaciones que afecta a gran parte del territorio español, el avance de las sequías y, en general, los múltiples daños medioambientales que se observan en los ecosistemas. Según apunta el último gran informe del Panel Intergubernamental de Expertos sobre Cambio Climático (IPCC), los efectos de la crisis climática ya afectan a todos los rincones poblados del planeta. Y es más. El avance de este fenómeno ya ha puesto en riesgo a la mitad de las especies vivas del planeta: desde los animales y las plantas hasta las poblaciones humanas.

Meses de altas temperaturas

La subida de los termómetros de estos días preocupa principalmente por dos factores. Primero porque, según explica el meteorólogo Cayetano Torres (AEMET), "no es normal" que haga tanto calor en marzo. Y segundo porque las previsiones a largo plazo apuntan a que nos enfrentamos a varios meses con más calor de lo habitual. A partir de abril y hasta como mínimo septiembre los pronósticos apuntan a que tendremos temperaturas más altas que la media en todos esos meses. El año pasado, los termómetros se dispararon en mayo y durante todo el año marcaron cifras más altas de lo habitual. En total se vivieron más de 300 días con valores más elevados de lo normal. Este año, la previsión es parecida. A excepción que la llegada del calor ha empezado todavía antes.

"Es normal y comprensible que la gente quiera disfrutar de estos primeros días de calor del año, ¿pero qué pasará cuando estemos días, semanas y meses arrastrando temperaturas por encima de lo normal?", reflexiona Escrivà. Para entender los efectos de este fenómeno, el ambientólogo plantea el símil de un videojuego en el que, conforme avanza, ves el estado de tu barra de energía. El calor constante no solo te va mermando las fuerzas sino que, además, te impide hacer los descansos necesarios para recuperarte. "Los excesos de calor afectan a la salud tanto de las personas como de los ecosistemas. ¿Cómo debería sentirse alguien que sufre una enfermedad crónica que empeora con el calor ante la previsión de tantos meses de altas temperaturas?", pregunta el experto en una entrevista con EL PERIÓDICO.

"¿Cómo debería sentirse alguien que sufre una enfermedad crónica que empeora con el calor ante la previsión de tantos meses de altas temperaturas?"

— Andreu Escrivà, ambientólogo

Efectos del calor prematuro

Las altas temperaturas se consideran un "disparador de enfermedades". Sobre todo en el caso de los problemas cardiovasculares o respiratorios. El año pasado, tras un verano marcado por las olas de calor, en España se registraron más de 4.000 decesos relacionados con las altas temperaturas. Según un estudio publicado en la revista 'Nature Climate Change', al menos una de cada tres muertes atribuibles a las temperaturas extremas se puede relacionar con los efectos de la crisis climática en el planeta.

La llegada de varios meses más calientes que la media también preocupa en otros ámbitos. En la agricultura, por ejemplo, la combinación de un ambiente seco y unas altas temperaturas podría alterar todavía más la producción de alimentos. Uno de los estudios más grandes realizados hasta la fecha sobre los efectos de la crisis climática señala que la unión de sequía y calor extremo ha triplicado las pérdidas agrícolas en Europa en las últimas cinco décadas. Entre las zonas más afectadas está España. Más concretamente, el sudeste de la Península Ibérica: la conocida "canasta europea" donde se concentran gran parte de los cultivos de frutas y verduras de todo el continente.

También preocupan los efectos del calor prolongado en los ecosistemas naturales. Por un lado, por cómo afectará todo esto a las especies de animales y vegetales expuestos al calor extremo (el año pasado, por ejemplo, la ola de calor provocó episodios de mortalidad masiva en las aguas del mar Mediterráneo). Y por otro lado, por el impacto del calor a largo plazo en el medio natural. Sobre todo porque la llegada de las altas temperaturas dispara el riesgo de incendios. Un reciente estudio de Centro de Estudios Ambientales del Mediterráneo (CEAM) calcula que la crisis climática ha duplicado el riesgo de que brote un fuego en el Mediterráneo.

"Si solo te quedas con que está haciendo 'calorcito' en marzo solo estás viendo una parte del problema"

"Si solo te quedas con que está haciendo 'calorcito' en marzo solo estás viendo una parte del problema. Necesitamos señalar toda esta cascada de consecuencias negativas no para 'asustar' a la gente sino para destacar la necesidad de actuar contra la crisis climática", comenta Escrivà. 

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