Deforestación galopante

La actividad humana ha degradado casi el 40% de la Amazonía en menos de veinte años

Un estudio científico revela que el ritmo de destrucción de los bosques en esta región es más rápido de lo se creía

Casi el 40% de la Amazonía se ha degradado en menos de veinte años

Casi el 40% de la Amazonía se ha degradado en menos de veinte años / EFE / Marcelo Sayão

Ramón Díaz

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La selva amazónica agoniza. La conversión de tierras para obtener suelo agrícola y ganadero y el cambio climático están ‘matando’ uno de los ‘pulmones’ del planeta, un punto crítico para la biodiversidad mundial.

Un estudio científico ha revelado que la actividad humana ha degradado más de un tercio de los bosques de la cuenca del Amazonas, una superficie que quintuplica el tamaño de España. Los autores han lanzado un dramático llamamiento para prevenir y contener la tala ilegal y el uso del fuego.

La investigación, realizada por un equipo internacional de 35 científicos e investigadores de Brasil y el Reino Unido, ha revelado que los cambios antropogénicos están ocurriendo "mucho más rápido" de lo que se creía, y mucho más también que los cambios ambientales naturales del pasado.

"La degradación está teniendo un gran impacto en la biodiversidad y el almacenamiento de carbono", alertan los autores del estudio, publicado en la revista ‘Science’.

El informe describe los cambios en la región amazónica entre 2001 y 2018, y muestra que buena parte de la selva amazónica se ha visto afectada durante ese periodo de tiempo por alguna forma de perturbación humana, lo que ha provocado "emisiones de carbono equivalentes o superiores a las de la deforestación".

Los resultados del estudio son preocupantes: "Aproximadamente 2,5 millones de kilómetros cuadrados de la selva amazónica están actualmente degradados por incendios, efectos de borde, extracción de madera o sequía extrema, lo que representa el 38% de todos los bosques en la región", alertan los autores.

Pérdida de biodiversidad

Los investigadores distinguen entre deforestación y degradación. Definen la primera como "la eliminación del bosque por completo para establecer un nuevo uso de la tierra, por ejemplo la agricultura", y la segunda como el resultado de "cambios transitorios o a largo plazo en condiciones forestales causadas por humanos". Así, aunque los bosques muy degradados pueden perder casi todos los árboles, el uso de la tierra en sí no cambia, explican.

Foto tomada en 2019, cuatro años después de que un incendio afectara este fragmento de bosque, que anteriormente también se vio afectado por múltiples perturbaciones antropogénicas, incluida la tala selectiva, los efectos de borde y los incendios

Foto tomada en 2019, cuatro años después de que un incendio afectara este fragmento de bosque, que anteriormente también se vio afectado por múltiples perturbaciones antropogénicas, incluida la tala selectiva, los efectos de borde y los incendios. / Marizilda Cruppe / Rede Amazônia Sustentável

"La mayoría de los análisis del cambio en el uso de la tierra en la selva amazónica se han centrado en las causas y los efectos de la deforestación. Sin embargo, las perturbaciones antropogénicas también provocan la degradación de la selva amazónica y amenazan su futuro", indican.

Entre esas perturbaciones, las cuatro más importantes son: los efectos de borde (debido a la deforestación y la consiguiente fragmentación del hábitat), la extracción de madera (en muchos casos ilegal), los incendios (la inmensa mayoría provocados) y las sequías extremas (intensificadas por el cambio climático inducido por el ser humano).

"A pesar de la incertidumbre sobre el efecto total de estas perturbaciones, está claro que su efecto acumulativo puede ser tan importante como la deforestación por las emisiones de carbono y la pérdida de biodiversidad", resalta Jos Barlow, profesor de ciencias de la conservación en la Universidad de Lancaster (Reino Unido) y coautor del artículo.

"Mientras que algunas perturbaciones, como los efectos de borde, pueden abordarse frenando la deforestación, otras, como limitar el aumento de las sequías extremas, requieren medidas adicionales, incluidos los esfuerzos globales para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero", apuntan los investigadores.

Emisiones de carbono

"Frenar la degradación también requerirá comprometerse con el conjunto diverso de actores que la promueven", conociendo en profundidad todas las perturbaciones y "proporcionando una plataforma sólida sobre la cual construir políticas y programas apropiados para frenarla", añaden.

"Las emisiones de carbono de esta degradación totalizan hasta 0,2 petagramos (200 millones de toneladas) por año, lo que equivale, si no es mayor, a las emisiones de la deforestación de la Amazonía", subrayan.

"La degradación de la selva amazónica puede reducir la evapotranspiración durante la estación seca hasta en un 34% y causar una pérdida de biodiversidad tan grande como la deforestación en paisajes modificados por el ser humano, generando cargas socioeconómicas desiguales, principalmente para los habitantes de la selva", detallan.

Figura resumen de las causas de la degradación en la Amazonía.

Figura resumen de las causas de la degradación en la Amazonía. / Alex Argozino / Studio Argozino / Revista Science

Lo más preocupante, según los científicos, es que las proyecciones indican que la degradación seguirá siendo "una fuente dominante de emisiones de carbono,". En una proyección realizada para 2050, el estudio revela que los cuatro factores ya señalados de degradación seguirán siendo las principales fuentes de emisiones de carbono a la atmósfera, independientemente del crecimiento o la supresión de la deforestación del bosque.

"Incluso en un escenario optimista, si no hubiera deforestación, los efectos del cambio climático harían que continuara la degradación del bosque, lo que generaría más emisiones de carbono", alerta David Lapola, líder del estudio.

"Prevenir el avance de la deforestación sigue siendo vital, pero los esfuerzos para frenarla deben integrarse con políticas para abordar la degradación, y complementarse con medidas innovadoras que aborden las perturbaciones que degradan la selva amazónica", exponen los científicos.

Sugieren profundizar en el concepto de "bosques inteligentes" que, al igual que la idea de "ciudades inteligentes", utilizaría diferentes tipos de tecnologías y sensores para recopilar datos útiles para mejorar la calidad del medio ambiente. "Es necesario invertir en estrategias innovadoras", concluye Lapona.

Estudio de referencia: https://www.science.org/doi/10.1126/science.abp8622

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