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El agujero de la capa de ozono no causa el cambio climático

Desde 2018, la NASA ha observado que el hueco podría estar recuperándose

Agujero de la capa de ozono en la Antártida

Agujero de la capa de ozono en la Antártida

Andrea Arnal (Verificat)

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Tres de cada cuatro españoles piensan que el agujero de la capa de ozono es el causante directo del cambio climático o, al menos, está vinculado con él. Esto ha provocado una enorme confusión y que la gente en ocasiones se pregunte por qué a veces aparecen en los titulares mensajes como que el agujero de la capa de ozono se está recuperando, mientras llegan otros alertando de la gravedad, cada vez mayor, del cambio climático. 

En realidad, el agujero de la capa de ozono y el cambio climático son dos problemas en origen totalmente distintos. Es cierto que los dos tienen que ver con la emisión de ciertos gases a la atmósfera, pero mientras que el cambio climático está vinculado principalmente al exceso de emisiones de gases de efecto invernadero (GEI), que surgen en su mayoría de la quema de combustibles fósiles, el agujero de la capa de ozono se produce por otro tipo de gases muy concretos, conocidos como clorofluorocarbonos o CFC, explica a Verificat María del Carmen Llasat Botija, profesora de Física Atmosférica de la Universidad de Barcelona (UB).

Estos gases, presentes originariamente en los sprays o los sistemas de refrigeración, "son arrastrados hacia los polos, pero sobre todo hacia la Antártida, y ahí entran en un proceso que interviene en la destrucción del ozono", indica la experta. La progresiva prohibición de los CFC en 1987 frenó el crecimiento de este agujero. Desde 2018 la NASA ha observado que el hueco podría estar recuperándose. 

Con todo, la sustitución de los CFC por hidrofluorocarbonos (HFC) incrementa el problema del calentamiento global ya que, a pesar de que son inocuos para la capa de ozono, son GEI muy potentes. La reducción de las emisiones de estos y otros gases se acordó a su vez en 1997 en el Protocolo de Kyoto.

Tres décadas desde el Tratado de Montreal

A principios de la década de 1970, dos químicos de la Universidad de California en Irvine (UCI), descubrieron en 1974 que los rayos ultravioleta producidos por el sol tenían la capacidad de degradar los CFC liberando cloro, un elemento con el potencial de "agujerear" la capa de ozono. Cada átomo activo de cloro puede destruir hasta 10.000 moléculas de ozono. Los expertos recibieron el Nobel de Química en 1995 por estas observaciones, publicadas en Nature. 

Tras ese descubrimiento, en 1985, la comunidad científica pudo constatar la existencia el agujero mediante observaciones satelitales, lo que desembocó, en 1987, en la elaboración del Tratado de Montreal, para eliminar de forma gradual la producción y emisión de estos CFC. Es considerado por Naciones Unidas como uno de los acuerdos internacionales “más exitosos de todos los tiempos”, el único ratificado por los 197 estados miembros de la ONU.

Gracias a que la capa de ozono fue protegida, se han evitado miles de casos de cáncer de piel, de cataratas, y el desarrollo de enfermedades autoinmunes.

Al menos 60 años desde la aparición del agujero en la Antártida

Aunque la prohibición de los CFC fue un éxito, el agujero de la capa de ozono siguió creciendo hasta 2018, cuando se observaron los primeros signos de su recuperación. La razón es que los CFC pueden permanecer hasta 100 años en la atmósfera, lo que hace que los efectos de la prohibición de estos gases a partir de 1990 no se hayan notado hasta hace apenas unos años

Como recuerda a Verificat Enric Aguilar, climatólogo y director del departamento de Geografía de la Universitat Rovira i Virgili (Tarragona), "la mayor extensión del agujero de la capa de ozono se produjo en septiembre 2000, con 28,4 millones de km2 sobre la Antártida". Los científicos de la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica (NOAA) de los EEUU, no esperan que el agujero se cierre hasta, al menos, 2060

Lo que sí que existe es un debilitamiento de la capa de ozono de forma global, que no es lo mismo que el agujero. Y los científicos desconocen todavía las razones. Algunas hipótesis apuntan a las llamadas sustancias de vida muy corta (en inglés, very short-lived substances o VSLS), presentes en disolventes. Otras señalan al cambio climático por una posible modificación de la circulación Brewer-Dobson, unas corrientes que mueven el aire hacia y a través de la estratosfera, y cuya alteración cambiaría a su vez la composición de la capa de ozono. 

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