'FRIDAYS FOR FUTURE'

Por qué los jóvenes alzan ahora la voz contra el cambio climático

Cinco representantes del movimiento explican las razones que las han llevado a comprometerse con este nuevo movimiento global a favor de la justicia climática

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zentauroepp47366404 f4f190315174752 / Ferran Nadeu

Valentina Raffio

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La revolución de los 'Fridays for future' ha llegado para cambiarlo todo. Lucía Bonicatto (16 años, estudiante de Bachillerato en el Instituto Jaume Balmes), María Serra (16 años, estudiante de Bachillerato en el Institut Montserrat), Aitana Ralda (16 años, estudiante de Bachillerato en Jaume Balmes)Estrella Claramunt (19 años, estudiante de psicología en la Universitat de Barcelona) y Gemma Barricarte (25 años, estudiante de arquitectura en la Universitat Politècnica de Catalunya) son algunas de las jóvenes que este viernes alzaron la voz para proteger el planeta. Finalizada la marcha por las calles de Barcelona, en la que según estima la Guerdia Urbana han participado unas 2.000 personas, explican por qué se han comprometido con este nuevo movimiento global a favor de la justicia climática.

La causa más importante

"Salimos a la calle a defender el medio ambiente porque esta es la causa más importantes de nuestras vidas. Nuestro futuro y el de este planeta está en juego", recalca tajante Claramunt. "Tomamos el relevo de los movimientos ecologistas tradicionales porque nosotras no queremos pedir los cambios de uno en uno, como que se cierre una central nuclear o se fomente el uso de placas solares, sino que queremos causar un revolución que afecte a todo el sistema", destaca. "Ya no nos vale que nos hablen de crecimiento sostenibleetiquetas verdes e iniciativas puntuales para contaminar un poco menos. Estamos en una situación de 'emergencia climática', lo que significa que tenemos que actuar ya antes de que sea demasiado tarde", concluye la estudiante.

Los manifestantes barceloneses también han puesto el foco en la necesidad de un cambio radical. "Si la ecología no tiene sitio en el sistema, hay que cambiar el sistema", rezaba una de las pancartas expuestas durante la marcha. En esta, los jóvenes activistas han ido alternando cánticos llenos de rabia con canciones, bailes y momentos más desenfadados. El objetivo, dar voz a la juventud del futuro. 

Las excusas se han acabado

"No, nuestra propuesta no es radical. O, al menos, no lo debería ser. ¿Tan 'drástico' es reclamar que se cumplan los acuerdos internacionales, como el de París, en los que los gobiernos de todo el mundo ya se han comprometido a reducir las emisiones de gases contaminantes?", argumenta Barricarte. "Nuestro objetivo es lanzar una alerta, una llamada a la realidad. Y no porque nosotros creamos que es así, sino porque es lo que los científicos están gritando desde hace años sin que nadie los escuche", añade. "Los devastadores efectos del cambio climático nos están mirando a los ojos y nosotros, como sociedad, estamos mirando para otro lado. Las excusas se han acabado", reflexiona la joven.  

El fin de los eufemismos

"La gente cree que porque seamos jóvenes no tenemos ni idea de lo que estamos hablando, pero se equivocan. Da igual cuántos años tenga, sé que cuando voy al mar o a la montaña todo lo que me encuentro está contaminado, que el aire de mi ciudad me hace daño a los pulmones y que nadie está haciendo nada para solucionarlo", argumenta Ralda. "Luego vienen a hablarnos de todo esto como 'cambio climático', como si fuera algo neutro, casi natural, que casi no nos afecta. Le llaman así porque saben que si empezamos a hablar de 'emergencia climática' la gente reaccionaría de otra manera y exigiría más responsabilidades a quien hasta ahora no ha hecho nada para protegernos", añade.

Estudiantes en pie de guerra

"El movimiento acaba de empezar y ya hay gente que critica que seamos nosotros, los más jóvenes, los que salgamos a defender el medio ambiente. Y sí, soy solo una niña. Pero soy una niña que está luchando para que el día de mañana podamos seguir viviendo en este planeta en condiciones. Y no solo nosotros, sino también las demás especies", explica Bonicatto. "Si la clase política hubiera hecho sus deberes, yo también me podría quedar en clase estudiando. Visto lo visto, si el cambio climático sigue avanzando como hasta ahora, tampoco tiene sentido que nos pidan que nos quedemos encerrados en nuestras clases mientras el planeta se muere", concluye.

Jóvenes empoderadas

"La huelga de este viernes no ha sido un punto y final, sino que es el inicio de algo muy grande", comentan prácticamente al unísono las estudiantes.  En la manifestación de Barcelona, centenares de jóvenes manifestantes han gritado lemas en defensa del medio ambiente como "Planeta, escucha, estamos en tu lucha" mientras alzaban al cielo carteles en los que figuraban, entre otros, especies animales actualmente afectadas por el desastre climático, como los osos polares (deshielo) y los peces (contaminación). "No pararemos hasta que la gente no se empiece a preocupar de verdad por el estado del planeta. Ni un grado más, ni una especie menos", exclaman con entusiasmo y determinación. "Las calles nos han empoderado tanto que ya no hay quien nos pare", reflexiona Claramunt.