Así se combate la contaminación del tráfico en el mundo

Cinco ejemplos de ciudades y pasíes que intentan mejorar la calidad del aire que respiran sus ciudadanos

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La decisión del gobierno municipal de Barcelona de limitar drásticamente el tráfico rodado a partir del año 2020 no una iniciativa aislada, sino que se enmarca en un camino emprendido por numerosas ciudades del mundo para frenar la contaminación y mejorar la calidad del aire.


PARÍS. Restricciones y atascos

PARÍS. Restricciones y atascos

A pesar de las críticas de la oposición y de numerosos gremios, la alcaldesa de París, la socialista Anne Hidalgo, ha convertido la batalla contra la contaminación causada por el tráfico rodado en uno de los principales ejes de su política.

Desde el pasado 1 de julio, los coches matriculados antes de 1997 no pueden circular por la ciudad de lunes a viernes entre las 8.00 y las 20.00 horas. Además, en septiembre entró en vigor una nueva normativa que cierra al tráfico los muelles de orilla derecha del Sena situados entre el túnel de las Tullerías y el puerto del Arsenal.

La medida ha disparado los atascos en esa arteria central de la capital, que registra entre un 48% y un 91% más de tráfico, según las cifras aportadas por el propio consistorio. Los responsables municipales asumen las consecuencias de la prohibición augurando que, en unos meses, los automovilistas modificarán sus hábitos y usarán nuevos modos de transporte.

El ayuntamiento ha ampliado también el perímetro del día sin coches y convertido la gran avenida de los Campos Elíseos en una zona peatonal cada primer domingo de mes. En el 2020, la alcaldesa pretende extender el veto a todos los motores diésel. Las restricciones se verán acompañadas de un plan de mejora del transporte público y del aumento en el número de carriles para bicis y para autobuses urbanos. EVA CANTÓN


LONDRES. Desde el 2008, áreas LEZ

LONDRES. Desde el 2008, áreas LEZ

En Londres existen desde el año 2008 las llamadas Zonas de Emisión Reducida (LEZ, en las siglas en inglés), que se han ido ampliando con una normativa más y más estricta. Son áreas en las que están prohibidos los vehículos más contaminantes y en las que para entrar se ha de pagar un elevado peaje. El sistema pretende reducir la contaminación atmosférica en la capital.

La LEZ abarca la mayor parte del área metropolitana de Londres. Camiones, autobuses, autocares, y otros vehículos pesados, al igual que furgonetas grandes, minibuses y otros vehículos diésel con un peso superior a los 1.250 kilos, deben cumplir con la normativa europea en materia de partículas, la normativa de emisiones Euro 4. Los vehículos deben estar registrados en el Transport for London, el organismo que regula todo el transporte en la capital británica. Los que no cumplan la normativa o no hayan registrado los vehículos han de pagar una tasa diaria de entre 100 y 200 libras. Las multas oscilan entre las 500 y las mil libras. BEGOÑA ARCE


BERLÍN. El 'antecedente' de Barcelona

BERLÍN. El 'antecedente' de Barcelona

Lejos de la polémica que ha generado en Barcelona la decisión municipal de restringir el número de coches en circulación, en Alemania este modelo sostenibilidad es visto con mucha más normalidad. No sin relación, el motor económico de Europa es también uno de los países más comprometidos en la transición hacia una energía verde y donde hay más conciencia social sobre el cambio climático.

Un claro ejemplo de ello es Berlín. La capital alemana prohíbe desde el año 2008 que los coches más perjudiciales para el medio ambiente y la salud circulen por el centro. Con un modelo parecido al que quiere aplicar el ejecutivo de Ada Colau, los vehículos se clasifican con diferentes etiquetas que marcan sus niveles contaminantes. El área restringida en Berlín es de 88 kilómetros cuadrados en los que viven alrededor de un millón de personas, casi un tercio de sus ciudadanos. La superficie total de Barcelona es de 101,9 km cuadrados.

En Alemania esta iniciativa supuso una inversión de futuro. La medida ha servido para potenciar el transporte público, fomentar la modernización de los vehículos, concienciar a los ciudadanos y recompensar la salud pública reduciendo en más de un 50% la emisión de partículas y un 20% las de óxidos de nitrógeno. La calidad del aire en mucho mejor en la capital alemana que en la catalana, mientras que la diferencia en los niveles de contaminación, del 37,5 en la primera y 66,95 en la segunda, también son evidentes. Berlín es una ciudad muy extensa, verde y pausada en la que se hace difícil especialmente difícil ver aglomeraciones de coches. CARLES PLANAS BOU


BÉLGICA. Las primeras, en el 2017

BÉLGICA. Las primeras, en el 2017En Bélgica no hay de momento ninguna ciudad que aplique límites a la circulación de los vehículos más contaminantes pero en breve serán varias las grandes urbes que empezarán a hacerlo. La primera, a partir del 1 de enero del 2017, será Amberes, donde se aplicará un esquema por fases basado en las normas Euro, ligadas a la antigüedad del vehículo, y con una pena por vulnerar las normas que arrancará en los 125€ y que irá aumentando. Además, los vehículos con matrícula extranjera tendrán también que inscribirse de antemano en un registro.

A partir del 1 de enero del 2018 será la región de Bruselas-capital la que empezará a limitar los coches más contaminantes en el marco de un plan aprobado antes del verano y que sigue un esquema de antigüedad. La prohibición arrancará para los vehículos diesel fabricados antes de 1997. En este caso, el control se realizará por medio de las cámaras de tráfico. SILVIA MARTÍNEZ


NUEVA YORK. Dificultades para avanzar

NUEVA YORK. Dificultades para avanzar

En Estados Unidos, mucho más que en Europa, el coche es visto casi como un derecho, un sinónimo cultural de libertad. Y hasta en una de las pocas ciudades del país con una efectiva red de transporte público como es Nueva York, medidas similares a la propuesta en Barcelona son prácticamente impensables.

Lo más cerca que se ha estado de adoptar alguna iniciativa que intentara reducir el tráfico urbano fue en el 2008, cuando el entonces alcalde, Michael Bloomberg, propuso crear un sistema de pago por acceso al centro, similar al de Londres o Singapur, con cuyos beneficios se financiaría la mejora de transporte público. Pero en una ciudad extremadamente dependiente del gobierno estatal en esta materia, el plan murió sin llegar siquiera a ser sometido a un voto en la Asamblea en Albany. Aunque ahora se intenta resucitar, sigue contando con el rechazo del gobernador.

Prácticamente todo queda en manos de la aplicación de normas federales aprobadas por Barack Obama que obligan a que los vehículos reduzcan emisiones y aumenten la eficiencia del combustible, directivas que pueden desaparecer o alterarse con la Administración de Donald Trump, aunque hay también iniciativas municipales y estatales. Nueva York es uno de los estados que, siguiendo el modelo de normas más exigentes de California, incentiva la compra de vehículos de bajas o nulas emisiones y ha marcado como meta que sean el 22% de los coches que se venden para 2025. IDOYA NOAIN