EL GRAN FELINO ASIÁTICO

Zolushka, mamá en libertad

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ANTONIO MADRIDEJOS / BARCELONA

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Una cámara de teledetección fotografió el pasado diciembre a Zolushka, una joven hembra del tigre del Amur, jugando con dos pequeñas crías en la reserva natural de Bastak, a unos 200 kilómetros de la ciudad de Jabarovsk, en el extremo oriental de Rusia. La escena cotidiana era la culminación de un éxito del conservacionismo iniciado en febrero del 2012.

Como relatan las asociaciones International Fund for Animal Welfare (IFAW) y Wildlife Conservation Society (WCS), participantes en el proyecto, Zolushka fue encontrada perdida cuando solo tenía cuatro meses en un paraje poco poblado del 'krai' o región de Primorie. Estaba hambrienta y con graves síntomas de congelación -hubo que amputarle parte de la cola-. Muy posiblemente, unos furtivos habían abatido a su madre días atrás.

Zolushka, que en ruso significa 'Cenicienta', fue trasladada a un parque de rehabilitación donde, sin contacto directo con los humanos, aprendió a cazar de forma autónoma. Al cabo de unos meses, cuando ya estuvo recuperada, fue liberada con un GPS que permitía seguir sus pasos, aunque pronto se le cayó y la única forma de seguir sus movimientos fueron las huellas que iba dejando sobre la nieve. En Bastak, el lugar escogido para la reintroducción, la especie se extinguió hace 40 años, pero los técnicos consideraron que era un hábitat muy adecuado por la abundancia de alces, jabalís y otras potenciales presas, lo que evitaría que Zolushka se alejara y merodeara por zonas más pobladas.

La gran sorpresa fue cuando Zolushka fue vista en compañía de un macho de origen desconocido y, posteriormente, con los dos cachorros, que tenían unos dos meses. "Este nacimiento demuestra que es posible adoptar cachorros abandonados y reintroducirlos para que tengan una vida normal", explica en un comunicado Dale Miquelle, director del programa ruso de WCS. Era la primera vez que un tigre del Amur criado en cautividad volvía a su medio natural. ”Esto demuestra que se ha adaptado totalmente a una vida en la naturaleza y es capaz de cazar con éxito y de dar a luz una nueva generación de tigres del Amur", añade Masha Vorontsova, directora de IFAW-Rusia. 

RESULTADOS DEL CENSO

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Las poblaciones de tigre siberiano o del Amur (Panthera tigris altaica), la mayor de las subespecies del gran felino, con machos que pueden superar los 300 kilos de peso y alcanzar un metro de altura en la cruz, se han recuperado del abismo en los últimos años gracias a la creación de grandes reservas en el extremo oriente de Rusia, un programa de manejo en cautividad y reintroducción y otras medidas de protección auspiciadas por el mismísimo presidente Vladimir Putin, gran aficionado a los grandes felinos. Según el último censo del 2015, elaborado en la región por el Ministerio de Recursos Naturales y la asociación WWF, quedan unos 540 tigres, repartidos fundamentalmente por los ‘krais’ de Primorie y Jabarovsk, más una treintena que ya han colonizado territorio chino, un crecimiento extraordinario si se tiene en cuenta que a mediados del siglo XX quedaban medio centenar y su extinción en libertad se consideraba inminente”.

Estimar las poblaciones no es tarea fácil si se tiene en cuenta la gran movilidad de los animales y que el territorio estudiado cubre unos 150.000 kilómetros cuadrados -la tercera parte de España- que están dominados por espesas taigas de coníferas. En la mayor parte de los casos, además, los técnicos han sido capaces de determinar el sexo y si eran ejemplares jóvenes o adultos. “Ya no se trata de tomar medidas urgentes para salvar al tigre del Amur, sino solamente de protegerlo”, concluye Serguei Aramilev, responsable del Centro del Tigre del Amur, en Vladivostok.