REGRESO A LA ENERGÍA ATÓMICA

Japón reabre la primera nuclear tras el accidente de Fukushima

La planta de Sendai, que será reabierta en breve, en una imagen tomada en el 2010.

La planta de Sendai, que será reabierta en breve, en una imagen tomada en el 2010.

ADRIÁN FONCILLAS / PEKÍN

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La prefectura de Kagoshima ha formalizado el último trámite para terminar con el apagón nuclear decretado tras el desastre de Fukushima. Su asamblea aprobó reabrir dos reactores de la planta de Sendai, en la isla de Kyushu y así, solo tres años después de que el anterior Gobierno prometiese un horizonte sin reactores, el de Shinzo Abe devuelve a Japón a su senda nuclear.

«Después de todas las consideraciones, debo decir que aún tenemos que confiar en la energía nuclear, y es extremadamente importante para nosotros llevar adelante el plan», dijo el gobernador de Kagoshima, Yuichiro Ito, en una rueda de prensa en la que se oyeron los gritos de 200 activistas antinucleares. El anuncio llegó después de que la Autoridad de Regulación Nuclear certificase en septiembre que los reactores de la compañía Kyushu Electric Power cumplían las nuevas normativas de seguridad acentuada. La central ha incorporado múltiples capas para proteger los núcleos de los reactores y conductos de ventilación con filtros para reducir las fugas radiactivas, ha triplicado la altitud del muro protector hasta los 15 metros y considerado contingencias tales como como ataques terroristas o explosiones volcánicas.

Tokyo había estipulado el acuerdo de los gobiernos y ciudadanos donde se asentarían las centrales como requisito para evidenciar sensibilidad hacia una opinión pública que en más de un 50 % mantiene su oposición a estas instalaciones. La decisión supone una victoria para Abe, quien desde que subió al poder aclaró que la recuperación económica era utópica sin energía nuclear. La caída del yen y la necesidad de importar gas natural del extranjero ha arruinado la balanza comercial japonesa, tradicionalmente positiva.

Los 48 reactores que funcionaban en total, que aportaban un tercio de la energía nacional, fueron detenidos tras el tsunami que golpeó la costa japonesa en marzo de 2011 y arrasó cuatro de los seis reactores de la central de Fukushima. Dos semanas antes del acuerdo de la asamblea de la prefectura había llegado el de la ciudad de Satsumasendai, de 100.000 habitantes, donde se asientan los dos reactores.

La ciudad ha confiado tradicionalmente en la central como fuente de trabajo y ha recibido 27.000 millones de yenes (190 millones de euros) en subsidios de Tokyo por acogerlas. Son razones suficientes para que muchas localidades del ámbito rural pujen por tener centrales y levanten gimnasios, piscinas y campos de béisbol. Es el Síndrome de Adicción Nuclear, descrito por el historiador Hiroshi Onitsuka: «Una planta no ayuda a la larga a la economía de una región porque se vuelve dependiente de los subsidios y otros sectores dejan de desarrollarse. Eso afecta rápidamente a la pesca y la agricultura. Para estimular la economía se encargan infraestructuras sin atender a su costoso mantenimiento, así que al final tienen que solicitar más plantas y el proceso se agudiza».

SUBSIDIOS Y RECHAZO

La beligerancia radica en las localidades vecinas que comparten riesgos sin beneficiarse de los subsidios. Algunas de ellas han protestado por la reapertura, recordando los volcanes en la zona y las complicaciones de la evacuación. En Ichikikushikino, a menos de cinco kilómetros de las plantas, la mitad de sus 30.000 habitantes pidieron por carta el año pasado detener el plan. Su alcalde envió este viernes un mensaje al gobernador de la prefectura lamentando sus formas: «Dado lo cerca que estamos, como mínimo debería haber tenido en cuenta nuestra opinión».