Occidente retrocede, Asia-Pacífico crece

Un nuevo orden político y económico mundial se está gestando. EEUU es aún la primera potencia, pero se está acelerando el traslado del centro de gravedad económico de las orillas del Atlántico a Asia-Pacífico. China será la otra gran superpotencia

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JAUME GINÉ DAVÍ. PROFESOR DE ESADE LAW SCHOOL

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Las políticas proteccionistas de Donald Trump están transformando el orden político y económico mundial vigente desde 1945. Se confirman varias tendencias: a) se debilita un sistema institucional multilateral basado en unas estrechas relaciones transatlánticas; b) se acelera el traslado del centro de gravedad económico mundial desde las orillas del Atlántico hacia la vasta región de Asia-Pacífico que concentra la mayor parte de la población mundial y c) China pretende promover entre los países emergentes y en desarrollo un modelo de gobernanza política y desarrollo económico sin pluralismo político, como alternativo al modelo occidental. Será la otra gran superpotencia del siglo XXI.

Una nueva etapa se configura a medida que se debilitan los nexos políticos y económicos entre EEUU y la Unión Europea. Trump se mostró duro con sus aliados tradicionales de la UE, principalmente con Alemania, en la cumbre del G7 celebrada los pasados 8 y 9 de junio en Quebec. Y repitió en la de la OTAN del 11 y 12 de julio en Bruselas. Luego, viajó a Londres el 13 de julio donde criticó los planes de Theresa May sobre el Brexit. Y remató su particular cruzada el 16 de julio en Helsinki mostrándose más comprensivo con Vladimir Putin. Y sigue minusvalorando el rol de los organismos internacionales multilaterales, entre ellos la Organización Mundial del Comercio (OMC).

Pero Trump, obsesionado por reducir el alto déficit comercial de EEUU, también apuntó a sus dos vecinos, Canadá y México, cuando recién sentado en la Casa Blanca en enero del 2017 decidió modificar el NAFTA vigente desde enero de 1994. Y utilizando la estrategia de divide y vencerás ya aplicada en Europa, anunció el pasado 27 de agosto un acuerdo preliminar con México para luego poder desde una posición ventajosa presionar a Canadá de sumarse a un renovado NAFTA. Y las políticas monetarias y comerciales de EEUU van ampliando la lista de países y divisas afectadas: Turquía, Argentina, Brasil, Rusia, Indonesia, etc. Y un recelosos Japón intenta mejorar sus relaciones con China y Rusia. Si Trump no corrige su 'modus operandi', la credibilidad internacional de EEUU se irá quebrando para sus aliados europeos, pero también para los asiáticos, latinoamericanos y de otras regiones emergentes.

Doble apuesta estratégica

Barack Obama, consciente del potencial de crecimiento asiático, decidió reforzar sus relaciones con Asia-Pacífico firmando en enero del 2016 el Acuerdo Transpacífico (TPP) con 11 países de la región, sin contar con China. Pero evitó debilitar sus relaciones con la UE impulsando a la vez las negociaciones del Acuerdo Transatlántico (TTIP). Una doble apuesta estratégica también finiquitada con sendos plumazos por Trump en enero del 2017. Un inesperado regalo que Xi Jinping aprovechará para impulsar un acuerdo de libre comercio liderado por Pekín, en el que además de China, participarían los 10 países miembros de ASEAN, Japón, Corea del Sur, Australia, Nueva Zelanda e India. Trump provoca lo que Obama quiso evitar: que Asia-Pacífico se estructurase comercialmente en torno al coloso chino.

China intentará llenar los vacíos que EEUU deje en Oriente, América Latina y África. Y reforzará su rol influyente en la conformación de las normas y valores que regirán el orden económico mundial. Lidera el grupo de los países BRICS y es el primer socio comercial de la mayoría de los países emergentes y en desarrollo. Y cofinancia, mediante instituciones financieras como la Banca Asiática de Inversiones en Infraestructuras (AIIB), las nuevas rutas de la seda que favorecen su expansión comercial e inversora en otros continentes.

Sin embargo, EEUU aún es la primera superpotencia política y económica. Invierte más que nadie en Defensa. Y cuenta con una primacía del dólar en las transacciones financieras y comerciales internacionales que utiliza para presionar a su favor en el sistema financiero mundial. Y cuando el dólar sube, los mercados emergentes se resienten. Pero los BRICS sumarán esfuerzos para ir revertiendo la primacía del dólar.

La prioridad europea

La UE debe dar prioridad a Asia-Pacífico pero sin olvidar África. El mundo será menos occidental por el factor demográfico. La población crece sobre todo en Asia y África, mientras Europa envejece rápidamente. Y crece una brecha de desigualdades económicas y sociales que acrecienta las corrientes migratorias hacia el Norte. Una presión que no se frenará levantando muros y va quebrando la cohesión política y social de la UE a las vísperas de las elecciones europeas en mayo del 2019. La UE debe emprender profundas reformas institucionales, políticas y económicas. Si no reacciona, irá perdiendo peso específico en el concierto mundial. Pero el envejecimiento no se limita a Europa. También frena el potencial de crecimiento de Japón, Corea del Sur y otros países desarrollados.

Las relaciones con China son y serán difíciles. Es una potencia industrial que ambiciona alcanzar una posición dominante en los grandes sectores tecnológicos estratégicos. Y aunque China se muestre en favor de la globalización y el libre comercio, sigue siendo proteccionista. Bruselas acertó al firmar el pasado 17 de julio un acuerdo comercial con Japón (JEFTA) que se suma a los de Corea del sur, Singapur y Canadá (CETA), este último vigente provisionalmente desde septiembre del año pasado. Y debe acelerar las negociaciones para alcanzar acuerdos también con Australia, Nueva Zelanda, México, Mercosur. La Unión Europea ya no puede confiar en mantener como antes unas relaciones especiales con EEUU.