LA CLAVE

La educación afectivo-sexual, esencial para prevenir los abusos

Una de cada dos víctimas de abusos es un niño o una niña pero solo se denuncian el 15% de casos

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Una de cada dos víctimas de abusos sexuales es un niño o una niña. Estudios llevados a cabo en Catalunya sobre la prevalencia del abuso sexual infantil, muestran que un 17% de la población lo ha sufrido. Pero, a pesar de todos estos datos, la mayoría de los casos siguen permaneciendo ocultos: solo un 15% son denunciados y de los que entran al sistema legal, el 70% no llega nunca a juicio por falta de pruebas.

El peor problema del abuso sexual infantil es el secreto y los tabúes que le rodean. Es un abuso de poder donde el abusador manipula los sentimientos del niño, juega con sus debilidades, sus necesidades y también con su inocencia por eso es tan difícil que el niño o niña lo comunique o que sepa identificarlo como tal.

Es muy importante empezar por romper estos tabúes porque la prevención a través de la educación ayuda a disminuir la prevalencia del abuso sexual. En países donde hay programas amplios a través de la formación de los niños y niñas, como Canadá o Estados Unidos, se ha demostrado que las probabilidades de sufrir abuso se reducen a la mitad. Cuando los niños y niñas reciben formación y se les habla del abuso sexual, estos tienen más conocimiento y a su vez saben cómo evitarlo: conocen las situaciones de riesgo y demuestran más control y seguridad. Esto significa que si se produce un caso de abuso lo expresan antes y, por lo tanto, los abusos se extienden menos en el tiempo.

Es muy importante explicar cuanto antes conceptos como el consentimiento o la autonomía

La educación afectivo-sexual es inevitable, necesaria e insustituible, y por eso lo mejor es empezar cuanto antes, ya que no sabemos ni cómo ni cuándo los niños y niñas van a empezar a recibir información y conocimientos relativos al sexo: si será pos sus compañeros, por la publicidad o si será Internet quien les abrirá las puertas a este mundo a través de la pornografía. Por eso es tan importante explicar desde los primeros años conceptos como el consentimiento o la autonomía. Hablarles de sus propios cuerpos y de su intimidad para que sepan detectar si alguien está invadiendo esta intimidad. Los niños tienen que entender cómo es una relación de amistad, una relación con un familiar y lo que es una relación afectivo-sexual. Y también es necesario enseñarles que la sexualidad va mucho más allá de las prácticas sexuales: es sobre las formas de ser, de expresarse y relacionarse.

Como explican Mireia y Carla, a lo largo de su vida solo han recibido charlas puntuales en la escuela o en el instituto donde se les dio una pincelada a los temas que rodean la sexualidad. Pero esto no es suficiente. Porque los programas más exitosos son los que no se limitan a actividades puntuales, sino que se integran en el currículo académico, dedicando tiempo, materiales estandarizados adaptados a la edad e impartidos por personal formado. Integrar la educación sexual y afectiva desde edades tempranas en la formación reglada reduciría el abuso e impactaría en adolescentes mejor preparados para establecer relaciones basadas en el respeto.