SECRETARIA MUERTA

El escándalo que acabó con el ascenso de Ted Kennedy

Una película revisa el accidente de coche del senador en el que perdió la vida una secretaria

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Nando Salvà

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Mary Jo Kopechne tenía 28 años cuando asistió a una fiesta en un diminuto islote cercano a Martha’s Vineyard (Massachusetts) llamado Chappauiddick, el 18 de julio de 1969, acompañada por cinco de las amigas que hizo para la campaña presidencial de Robert F. Kennedy un año antes.

Kopechne empezaba a hacerse un nombre entre los círculos demócratas de Washington, tras trabajar para un senador de Florida primero y unirse al personal de Kennedy, después; en concreto había demostrado su talento ayudando a escribir para RFK tanto un discurso contra la guerra de Vietnam como el que había servido al político para anunciar su desafortunada candidatura a la Casa Blanca.

Edward Ted Kennedy, por su parte, era el último hijo vivo de Joseph Kennedy en el momento de la fiesta. Tras la muerte en la guerra de Joseph Jr. y los asesinatos de John y Robert, él era el encargado de mantener el apellido presente en el mundo de las altas esferas del poder, como senador en Massachusetts y tal vez como futuro aspirante a ocupar la Casa Blanca.

Anfitrión de la fiesta, se había encargado de reunir en el lugar tanto a las seis mujeres como a su primo Joseph Gargan y Paul Markham, uno de sus colaboradores. Al final de la noche, en todo caso, la celebración se convirtió en tragedia: el coche de Kennedy volcó al pasar por un puente y cayó en el agua. El senador sobrevivió, mientras que su pasajera, Kopechne, murió ahogada.

Los detalles de lo sucedido nunca se esclarecieron. ¿Qué pasó en ese puente? ¿Estaba Kennedy borracho? ¿Qué hacían él y Kopechne juntos esa noche? ¿Había una tercera persona en el coche? Son preguntas sobre las que el 'biopic' 'El escándalo Ted Kennedy', que el próximo viernes llega a los cines, no pretende tener respuestas concluyentes.

1.000 páginas

Su director, John Curran, prefiere usar el suceso para reflexionar sobre la indefensión de las mujeres, las expectativas imposibles sobre las que se erigió el clan Kennedy, cómo se abusa del poder y el papel que los medios juegan a la hora de ocultar o desvelar escándalos políticos. Para ello se basa exclusivamente en la investigación de casi 1.000 páginas publicada por el Tribunal Judicial Supremo de Massachusetts en 1970. Después de todo, las únicas dos personas que realmente tienen las claves están muertas. Y quienes pasaron con ellos parte de la velada, los que todavía están vivos, nunca han hablado.

La película de John Curran explora el abuso de poder y el papel de los medios a la hora de ocultar escándalos políticos

El principal motivo por el que los detalles de lo sucedido son tan imprecisos es que pasaron nada menos que 10 horas antes de que Kennedy informara del accidente a la policía local. ¿Por qué no lo hizo antes?

Posteriormente, él alegó que había sufrido un shock físico y emocional que le había impedido pensar con claridad. De acuerdo con la descripción que ofreció después, el senador se había sumergido siete u ocho veces en el agua para intentar rescatar a Kopechne. Tras no tener éxito, había caminado de regreso a la casa para avisar a Gargan y Markham y, de nuevo en el lugar de los hechos, también ellos habían intentado en vano recuperar el cuerpo.

Si el senador se había estado comportando erráticamente tras el accidente debido a la conmoción, ¿por qué no informaron Gargan y Markham del accidente en su lugar o le forzaron a hacerlo? Presionados por el entorno de Kennedy, los policías locales encargados de investigar el accidente no se lo preguntaron. Ni siquiera consideraron oportuno efectuar una autopsia del cuerpo de Kopechne.

La distracción del 'Apolo 11'

En un primer momento, la ciudadanía y los medios no prestaron especial atención al accidente; estaban demasiado ocupados siguiendo la llegada a la Luna del 'Apolo 11'. Esa distracción proporcionó al equipo de Ted un tiempo precioso para controlar los daños y oscureció aún más la verdad. Una vez el alunizaje dejó de acaparar telediarios, sin embargo, la historia de Kennedy y Kopechne explotó entre la opinión pública.

Era obvio que el senador no la acompañaba a casa. Ella no cogió el bolso. Pensaban volver a la fiesta

La nueva película intenta capturar la cobertura mediática generada a su alrededor intercalando imágenes de archivo y titulares de periódicos a lo largo de la narración.

También se enfatiza la presión que todo ese ruido puso sobre la esposa de Kennedy, Joan, que en ese momento estaba embarazada y acabó sufriendo un aborto espontáneo, del que culpó al incidente. "Creo a Ted en todo lo que dice", declaró en todo caso. Asumió que aquella noche su marido solo había pretendido hacerle un favor a Kopechne acompañándola a su hotel, pese a que la evidencia –al salir de la casa Kopechne no cogió ni su bolso ni la llave de su habitación, por lo que resulta obvio que esperaba regresar a la fiesta– apunta a que se dirigía con ella a la playa.

Durante el juicio, Kennedy se declaró culpable de haber abandonado la escena de un accidente. Se le sentenció a la pena mínima por ese delito –dos meses de prisión–, pero nunca la cumplió porque el juez suspendió la sentencia. "Ya ha sido y seguirá siendo castigado más allá de la pena que este tribunal pueda imponer", adujo. No se llevó a cabo ninguna investigación pública sobre la muerte. Inmediatamente, Kennedy ofreció un discurso televisado a la nación, en el que calificó sus acciones en Chappaquiddick como "irracionales e indefendibles e inexcusables e inexplicables" y confesó haberse sentido "vencido por un revoltijo de emociones" a raíz de lo ocurrido.

Un hombre frágil

El Ted Kennedy de 1969 era algo parecido a un fantasma, la imagen espectral de sus hermanos: el acento, los dientes, el pelo, todo estaba ahí. Pero, al mismo tiempo, obviamente, no tenía nada que ver con sus hermanos. Tal como lo retrata la película, era un hombre frágil y de mentalidad infantil, a ratos arrogante y a ratos autocompasivo. La sombra de lo sucedido en Chappaquiddick lo perseguiría durante el resto de su carrera política.

La escena final de la película ofrece imágenes de archivo de una sucesión de entrevistas callejeras: un periodista pregunta a un transeúnte tras otro si seguirían considerando votar por Kennedy después del accidente, y muchos de ellos responden con un sí rotundo. Sin embargo, está claro que entre la opinión pública se extendió la certeza de que ese no era el tipo de hombre al que querían tener al frente del país en tiempos de crisis. Eso explica su derrota en las elecciones presidenciales de 1980, y contribuyó a sus decisiones de no presentarse como candidato en las de 1972, 1976 y 1984. 

Paradójicamente, con el tiempo, Chappaquiddick dejó de ser solo el momento en el que Ted Kennedy dejó en evidencia que no merecía heredar el legado de su familia. También marcó el comienzo de lo que hoy se considera una de las labores políticas más notables en la historia reciente de Estados Unidos. Alejado de los focos, y casi a modo de penitencia, Kennedy se concentró en la tarea de legislar, y llegó a una impresionante lista de logros a través de su trabajo en el Senado. Formó parte de él hasta su muerte en 2009.