Editorial
Retos que no son un juego
La industria juguetera debe superar la estacionalidad y acometer innovaciones disruptivas
Agustí Sala
Redactor jefe de Economía
Además de El Periódico, trabajé de 1989 a 1990 en La Economía 16, como responsable de Economía en el Diari de Barcelona, de 1989 a 1990; en la sección de Economía de TVE Catalunya de 1987 a 1989, en Antena 3 de Radio, de 1985 a 1987 y en el Diari Menorca, de 1983 a 1985 y Radio 80-Menorca. Además la licenciatura en Ciencias de la Información por la Universitat Autònoma de Barcelona (1992-1986), tengo un posgrado en dirección general (PDG) 2011-2012y un curso de Márketing Digital y Redes Sociales por la EAE Business School
Como los juguetes son percibidos más como algo para entretenerse, jugar y desarrollar habilidades y capacidades, la estacionalidad marca el negocio. Más del 60% dee las ventas se producen durante las fiestas de Navidad. Es decir, los productores se afanan para que sea Papa Noël o los Reyes Magos tengan a punto los pedidos para el periodo de fiestas de invierno. El del juguete es un negocio, como puede suceder con otros que están ligados a determinadas temporadas y que buscan ampliar sus posibilidades, como podría ser el de los helados; muy estacional. El reto es que deje de serlo.
Una de las vías pueden ser los juegos de mesa, que se han puesto muy de moda, como sucede en otros países europeos. Además de para niños, el objetivo es satisfacer la necesidad de jóvenes y de adultos, lo que amplía mucho el mercado. Esta tendencia queda reflejada en el incremento sustancial que se ha notado en los productos, el número de tiendas especializadas. Son una derivada de los juegos de rol y de los videojuegos.
Las compañías se han lazado a la caza y captura de un público que ha dejado bastante atrás la infancia. Se trata de aquellos que están entre los 20 y los 40 años y que se han catalogado (la capacidad del márketing para poner etiquetas no tiene límites) como ‘kidults’, que es una mezcla de las palabras inglesas ‘kid’ (niño) y ‘adults’ (adultos). Además del interés por el productos estamos ante un público que puede tener cierta autonomía y capacidad adquisitiva y que, por tanto, resulta muy interesante para el sector. Esta sería una vía intersante de desestacionalización porque la compra de este tipo de productos no tiene por qué estar tan vinuclada a las vacaciones de Navidad, como sucede con otro tipo de entretenimientos y juguetes.
La presente campaña se presenta más positiva que la del año pasado en España, que es el segundo productos de jueguetes de Europa, tras Alemania. Aún queda pendiente la asignatura de la invesatigación y el desarrollo (I+D) en un negocio en el que se renueva una buena parte del catálogo cada temporada pero mediante variaciones de un mimso producto y retoques que sirven para alargaer la vida comercial de un determinado juego o juguete.
En un sector en el que predominan las microempresas y las pymes, que tenga un mayor peso la I+D es una asignatura que hay que superar para que las innovaciones tengan como principal característica ser disrupitivas, algo de lo que carecen en la actualidad, según reconoce el conjunto del sector. Son muchos retos que hay que afrontar y que no son ningún juego.
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