ASUNTOS PROPIOS
Filip Custic, el artista visual que sedujo a Rosalía: "Prefiero que me detengan a esperar el permiso"
Núria Navarro
Periodista
Rosalía le contactó por Instagram. "Quiero que hagas la portada de 'El mal querer'", le dijo. Él construyó el universo visual y se llevó el Grammy Latino al mejor diseño de embalaje. Pero Filip Custic (Santa Cruz de Tenerife, 1993), hijo del exjugador de balonmano croata Darko Custic, ya era uno de los artistas más singulares de su generación. Ha hecho publicidad para Gucci, Dior, Louboutin, Balmain, Palomo Spain –el pasado jueves charlaron en CaixaForum sobre moda y arte–, portadas de disco para Lil Nas X y Rojuu, un filtro de Instagram y tándem performativo con María Forqué.
¿Abrimos la tapa de su cerebro?
¿Ahora? Es un espacio en blanco.
¡Qué dice!
Estoy en plena deconstrucción. Mi cerebro era como un almacén infinito lleno de burras cargadas de ropa. Había tanta información que era como si no hubiera información. En septiembre metí todo en un garage, cogí una maleta de 20 kilos y a mi perra y me mudé a París. Durante un año viajaré por el mundo, junto a Virgen María [María Forqué], para comunicar mi obra por el planeta Tierra.
"Yo titulo mi vida como 'gamification'. Con las cartas que tengo, juego"
¿Comunicar qué exactamente?
Hemos vivido la era del 'normcore' –de la normalidad– y hora entramos en el 'post-normcore', que será de vandalismo y escándalo. ¡Quiero que me denuncien! Lo prefiero a esperar a que me den permiso. María y yo nos pasearemos por París desnudos, con las máscaras puestas, a ver qué pasa. Yo titulo mi vida como 'gamification'. Con las cartas que tengo, juego.
Cuénteme el principio de la partida.
Hasta los 18 años sentí que no podía expresarme como quería. Vivía en una isla, en un entorno normativo. Mis padres me exigían excelencia, pero me decían que en lo artístico solo uno entre un millón lo petaba. Y yo preguntaba, sin éxito: "¿Y si ese uno soy yo?". Busqué una carrera que no se hiciera en Tenerife, para poder irme a Madrid. Elegí Publicidad –al segundo año me desencanté–, pero me rodeé de afines y empecé a expresar mi creatividad.
Encadenó campañas para marcas muy 'top'.
Sí, pero la publicidad solo quiere el 20% de mí. No soy un fotógrafo mercenario que solo aspira a llevarse el cheque, estoy para evolucionar la creatividad humana.
¿Le apretaban el freno?
Uy, sí. Sufrí un ataque homófobo muy 'heavy' trabajando en una campaña sobre inclusividad para Selfridges. Ocho personas de los almacenes vigilaban la sesión y, al ver que salían dos chicas dándose un pico, me dijeron que no podía meter un beso homosexual porque era un mensaje agresivo. ¡Yo-soy-homosexual! Me dio un ataque de ansiedad. Decidí que nadie me sacaría de mi centro por trabajo.
¿Compensó ver a su Rosalía a tamaño gigante en Times Square?
Fue un 'shock' de energía muy grande. Aunque había tenido momentos de ego destructivo, sabía que tenía algo que contar, y cuando Rosalía me pidió que hiciera la portada de 'El mal querer' me dije: "Esta es mi oportunidad para plasmar mi visión".
De algún modo, 'inventó' su concepto.
Yo funciono así: no uso papel, solo iPad, y tengo tres gigas de ideas almacenadas, solo que no están colocadas en el tiempo. Cuando una persona hace vibrar una de ellas, la desarrollo. Eso ocurrió con Rosalía.
Ahora 'saca' otro tipo de ideas.
En esa época, en la de Rosalía, Louboutin y Palomo, miraba mucho al pasado. El 'sfumato' de Da Vinci, lo hierático, la simbología. Ahora miro al futuro, a las pantallas, los algoritmos, la realidad aumentada. El único elemento diferenciador de nuestra era es la tecnología, ¿no? En un futuro crearé en el Metaverso un mundo con otras leyes físicas y estéticas.
Sin dejar de aparecer usted.
Como me focalizo en que mi vida sea una obra de arte en sí misma, me entran ganas de salir en ella...
... mostrando la cicatriz que le cruza el pecho, a lo Frida Kahlo.
A los 14 años crecí 15 centímetros en un año, y la zona del esternón se deformó. Me tuvieron que meter una barra de titanio por dentro y estuve seis meses con un dolor extremo. Y cuando me recuperé, me atropelló una furgoneta, se torció la barra y tuve un derrame interno. La barra se calcificó y me tuvieron que abrir por la mitad.
"Me interesa lo que hay después y después del después"
Carnaza para la leyenda. ¿Alguna otra singularidad?
Tengo TOC de la limpieza. Me gusta partir desde el orden porque ya tengo demasiado ruido mental. Nunca hago 'no-nada'. Vivo con el 'mood' creativo constante.
¿Se gustaría transhumano?
Sin dudarlo. Si alguien pidiera voluntarios para mejorar sus capacidades, levantaría el dedo sin dudarlo. Me daría igual morir, porque mi existencia serviría para descubrir algo. A mí me interesa lo que hay después y después del después.
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