LA CONTRA

El regreso a la plaza Reial

El ciclo de conciertos gratuitos de Jamboree se despliega hasta el próximo domingo, y su responsable, Joan Mas, espera contar con el permiso para prolongar la programación

Un momento del concierto del cuarteto Sabor Cubano organizado por Jamboree en la plaza Reial, el pasado 17 de agosto

Un momento del concierto del cuarteto Sabor Cubano organizado por Jamboree en la plaza Reial, el pasado 17 de agosto / periodico

Jordi Bianciotto

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Hay una historia de Barcelona que se puede explicar a través de su vida nocturna y del modo en que sus vecinos han ido encaminándose cíclicamente hacia la parte alta o la baja de la ciudad para divertirse. Cuenta Joan Mas que cuando nació Jamboree, en 1960, en la plaza Reial, "la movida estaba allí abajo", en torno a la bulliciosa Rambla, agitada por los marines de la Sexta Flota, hasta que abrió Bocaccio, siete años después, y trepó entonces hacia el 'upper Diagonal' de la 'gauche divine'. Luego, con la mezcla de poshippismo y los brotes libertarios punkie, la farra volvió a buscar los bajos fondos, si bien entrados los 80, "con el techno-pop y el 'disseny', y nuevas salas como el Universal o el Otto Zutz", se alejó una vez más de la brisa portuaria cuesta arriba. Cuando, en 1993, Joan y sus hermanas Anna y Marta se hicieron con la sala, funestos presagios flotaban en el ambiente. "Nos dijeron que estábamos locos, que allí solo había yonquis y que no iba a ir nadie".

Y bien, el péndulo siguió oscilando, con el turismo como nuevo agente provocador, y Jamboree se las arregló para crear su propio campo magnético, al margen de los vaivenes y las modas. Hasta ahora, en que ha tenido que bajar la persiana, tras las últimas olas de restricciones poscovid-19, después de haber estado programando conciertos numantinos en junio y julio. La sala ha respondido al nuevo cierre a su estajanovista manera: con más conciertos. Ahora, gratuitos y extramuros del Jamboree, en la misma plaza Reial, regalando música en directo a la ciudad, porque 60 años no se cumplen todos los días.

Flamenco, soul y mariachis

Esta semana, la traca final. Por ahora, al menos. Conciertos a diario, empezando este lunes con el cante flamenco de José de la Miguela, asistido por la guitarra de Paco Heredia. El martes, ritmos soul y r’n’b con The Secret Investment, y el miércoles, un doble programa con la rumba de Triampa y los guitarrones, trompetas y violines del Mariachi México. Les seguirán el músico de origen mozambiqueño Childo Thomas (jueves), la fusión de jazz, bossa nova y aromas negros de Playground, con la voz de Clara Luna (viernes), y la canción intimista de Amaia Miranda Sebastià Gris (sábado). Y el domingo, fin de ciclo con tres propuestas, las del cantaor Salao (Flamenco Tesoro), los funky-swing Raqueros y la rapera Kween Cortés.

Sesiones de media tarde (18.30 horas) para esta Barcelona sin turistas que puede reencontrarse con los lugares que siempre le habían pertenecido, como esa plaza Reial que desprende ahora un casi olvidado sabor de barrio. Los bolos están acondicionados para solo 45 asistentes, pero es posible disfrutarlos más allá del perímetro acordonado. "Desde la terraza del Ocaña se ven bien", apunta Mas, ilustrando el buen rollo que impera entre los locales vecinos. La plaza se puebla cada día de "gente que sigue el concierto o baila en pareja", y Mas se deleita observando el discreto fenómeno. "Los barceloneses están bajando a la plaza", hace notar. "Hay unas señoras que vienen cada tarde desde Gràcia".

Jamboree, una sala por la que han pasado de Chet Baker a Manzanita, sigue cerrada a cal y canto, y los conciertos en la plaza terminan este domingo. ¿Y luego? Joan Mas pide que, ya que no puede programar bajo techo, se le permita seguir haciéndolo al aire libre, pero acude a su característico humor negro: "¡El domingo anunciaré que no me han dado permiso!", se regodea. Abramos apuestas.

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