ASUNTOS PROPIOS

Silvia Abril: "La maternidad me colocó en un lugar de sombra"

La 'showoman' pone a su hija, Joanna, en el centro de la serie de novelas de aventuras 'Las fantásticas Hormiguets'

Silvia Abril

Silvia Abril / periodico

Núria Navarro

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Alguien (poco visionario y un pelín machista) dijo hace unos años que faltaba mucho para que hubiera una "Buenafuente mujer". Así, con su chispa y su ausencia de sentido del ridículo. Se equivocó. No solo hay cómicas –y muy buenas–, sino que una de ellas, <strong>Silvia Abril</strong> (Mataró, 1971), es la madre de su hija. Esa niña, Joanna, de 7 años, es una de las protagonistas de los dos primeros volúmenes de la serie 'Las fantásticas Hormiguets' (Beascoa), el debut literario de la 'showoman'.

-En la intimidad, ¿quién de los tres hace reír más?

-Andreu [Buenafuente], sin duda. Yo voy por casa como las locas y dejo poco espacio a los gags. Él es más zen. Yo lo comparo a la Brita, que tiene una carga de carbón y filtra el agua.

-Dos cómicos y una niña confinados. ¿Ha dado miga para una 'sitcom'?

-Hemos tenido momentos de mucha felicidad, por estar juntos. Hasta que desembarcó el 'Leit Motiv' en casa y todo saltó por los aires. Joanna comenzó a participar en la producción –Andreu dice que, si la dejáramos, nos 'produciría' la vida–, y le cogió gusto a mover la cámara y hacer de actriz. 

"Comparo a Andreu
[Buenafuente] con la Brita, que tiene una carga de carbón y filtra el agua"

-¿Eso le provoca orgullo o espanto?

-¡Orgullo! Tiene una capacidad brutal de adaptación.

-A los niños les horroriza ver a sus padres hacer el payaso.

-¡Uff, esta etapa está empezando ahora! Pensaba que me la saltaría, pero no. Ya comienza a decir: "Mamá, no ves que estoy con mis amigas, no hace falta que vengas a hacernos coreografías".

-Bueno, la ha hecho protagonista de una versión femenina de los Cinco.

-Era un recurso que tenía a mano: Joanna tiene un núcleo duro de amigas, inseparables, que son las protagonistas, y muchas de las aventuras son reales. He hecho un poco lo que Roser Capdevila hizo con sus trillizas.

-¿Su infancia fue tan chispeante?

-Fue maravillosa. Mis padres y mis tíos tenían alquilada una casa en Dosrius y, cada fin de semana, cogía mi caña y mi perra y, junto a mis primos, pasábamos el día inventando juegos, yendo en bici, chapoteando en la riera. Intento que Joanna, que es hija única, esté rodeada de familia y amigos, y que disfrute de la naturaleza.

-¿Lo consigue?

-¡Ya lo creo! La llaman Mowgli. Lleva el mismo flequillo y cuando ve un árbol, tiene que trepar. Yo soy una madre poco miedosa, muy permisiva. Quiero que explore sus límites. Me gustan los niños valientes, con autoestima y seguridad.

-Las hijas a veces tratan de corregir aspectos de sus madres.

-De mi madre, que hizo lo imposible por criar a cuatro, quizá he querido corregir el miedo. Al qué dirán, al ridículo. A Joanna le he enseñado desde pequeña a reírse de sí misma. A un niño sin sentido del ridículo no le pueden hacer nunca daño.

"Fui una niña a la que llamaban 'niño'. Tuve que lidiar con la crueldad que hay en el mundo infantil"

-¿En usted fue un mecanismo de defensa?

-Sí. Fui una niña a la que llamaban "niño" –no me dejaban entrar en los lavabos de niñas– y era gordita. Tuve que lidiar con la crueldad que hay en el mundo infantil. Por eso, a Joanna intento inculcarle también la empatía.

-La maternidad le llegó tarde. ¿Era lo que esperaba?

-La maternidad me colocó en un lugar de sombra. Todo pasaba por delante mío. De repente, debes luchar por un espacio que te arrebatan los hijos. Dejé la lectura y tantas otras cosas. A la vez, su amor nos ha nutrido. Pero, ahora que tiene 7 años y es autónoma, estoy rescatando con Andreu nuestra relación de pareja de antes de tenerla.

-Aun así, ha actuado, cantado, bailado, cocinado, cantado, bailadococinadopresentado 'goyas'

-Lo que me ha pasado más factura es que no he querido perder la energía que ponía en casa. Cuando vivíamos en Barcelona, y Andreu en Madrid, la dejaba en el cole, cogía el puente aéreo y volvía para ducharla y explicarle el cuento. De locos. Y cuando estaba en 'Masterchef' me dijo un día: "Haz un pastel de caca y que te echen ya".

"Tengo 49 años y una rodilla hecha polvo de tanto caerme haciendo la Niña de Shrek. Me da rabia que mi físico pare mi alma"

-La lógica del amor.

-Entreno cada día para no perder la energía que me permite jugar como una niña. Salto a la comba y juego a gomas con Joanna. Pero tengo 49 años y una rodilla hecha polvo de tanto caerme haciendo la Niña de Shrek. Me da rabia que mi físico pare mi alma. Siempre he sido una coca-cola agitada.

-Ya se la ve.

-Una de las cosas que Andreu me ha enseñado en esta vida es que no hacer nada en casa puede hacerte feliz.

-¿Y lo cumple?

-Estoy preparando para otoño una obra para celebrar los 30º años de El Terrat, con todos los que participaron en algún momento.

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