Lluís Bassat: "En tiempos de miedo hay que decir la verdad"

El publicista y filántropo, autor de 'Sueña como Luther King, habla como Obama, manda sin mandar y sé tú mismo', ha donado dinero para la compra de material sanitario

Lluís Bassat

Lluís Bassat / periodico

Núria Navarro

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Si alguien tiene dificultad para estarse quieto, ese es Lluís Bassat (Barcelona, 1941), seguramente el publicista más influyente de los últimos 40 años en España. El giro de guion le pescó en la promoción de 'Sueña como Luther King, habla como Obama, manda sin mandar y sé tú mismo' (Plataforma Editorial), una invitación a comunicar con solvencia.

-¿Cómo hablar en tiempos de miedo?

-Con transparencia total. La única manera de obtener la confianza de los otros es diciendo la verdad. En tiempos de miedo no se puede mentir.

-¿Aprueba a Fernando Simón?

-Comunica muy bien y el ministro Salvador Illa, también.

"'Pararemos el virus sin salir de casa' sería mi eslogan"

-¿Se anima a formular un eslogan instantáneo?

-'Pararemos el virus sin salir de casa'.

-'Parar' es un verbo que utiliza poco.

-Necesito sentir que soy útil. Pero vivo la reclusión con disciplina, en casa, con mi mujer, haciendo planes para cuando pase esta pesadilla. Leyendo, escribiendo, escuchando música y viendo las noticias en televisión, sin abusar, para mantener alejada la depresión.

-¿En dónde se acumula su inquietud?

-En no poder estar cerca de una querida tía mía, que está llegando al final de su vida en una residencia. No poderme despedir de ella o por lo menos cogerle la mano para que se sienta acompañada.

-Sabe qué son los momentos de angustia.

-El peor, sin duda, fue la muerte de mi cuarto hijo, Alberto, a los 42 días de nacer. No pudo superar una infección. En noviembre cumpliría 48 años y lo recuerdo como si fuera ahora.

-Ese día dejó de creer.

-Sí. Después de rezar como un loco y de que Dios no me hiciera caso. Hace poco falleció un primo de mi padre, León, que pasó un año y medio en Auschwitz. El rabino dijo algo que me tocó: "Estoy seguro de que León está delante de Dios y que le hará muchas preguntas. Pero, conociéndole, también estoy seguro de que él le preguntará "¿y tú dónde estabas cuando yo estaba en Auschwitz?".

"Mi espíritu necesita ayudar. He hecho una transferencia para la compra de material médico"

-Como él, oyó su silencio.

-Por eso soy agnóstico, pero un agnóstico espiritual. Mi espíritu necesita ayudar a los demás. Está en mi ADN. Cuando murió mi abuelo –que tenía fábricas en Estambul, Solingen, París, Londres, Barcelona y México, e hizo una fortuna–, sus hijos vieron que no tenía ni para pagar la lápida. Había costeado las carreras de los hijos de los obreros, muchos de ellos presentes en el funeral. Y en la mesa de casa de mis padres siempre hubo un plato para los pobres. Eso es lo que vi desde niño.

-Y ha seguido la tradición.

-Unas navidades de hace 30 años decidimos que todo lo que gastábamos en regalos lo donaríamos. El primer envío fue a Guatemala, donde se había hundido una escuela. En el 2000 creamos la Fundación Carmen & Lluís Bassat, para hacerlo con más rigor, y también para difundir el arte contemporáneo catalán, mi otra obsesión. Yo he ganado dinero, pero nunca hemos ahorrado.

-¿Le ha movilizado el covid-19?

-Hemos hecho una transferencia para ayudar a la compra de material médico. Nos gustaría poder hacer personalmente algo más, pero nuestra edad no nos lo permite.

-¿Cuál ha sido su tabla de salvación permanente?

-Mi mujer, Carmen. No hay nada que haya sido tan bueno para mí como haberme casado con ella. Hace más de 60 años que nos conocemos.

"Nada ha sido tan bueno para mí como haber conocido a mi mujer, Carmen"

-Poco 'Don Draper' usted.

-Seguramente soy atípico. Cuando empecé, mis amigos criticaron que me dedicara a la publicidad, pero les aseguré que no engañaría nunca. Y lo he cumplido. ¿Qué cuesta decir la verdad?

-Pues diga qué piensa del Barça, a cuya presidencia aspiró.

-Hace años que nos equivocamos, que fichamos muy mal y seguimos empecinados en jugar de la misma manera, pero sin Pep Guardiola, ni Xavi ni Iniesta. Ahora todos los equipos saben cómo juega el Barça. Y sufro, en cada partido, cuando veo a Ter Stegen que lo obligan a pasar en corto.

-Igual puede aprovechar el receso para reconsiderar su candidatura.

-En la pasada feria Arco no menos de 10 personas me pidieron que me presentara. Pasó mi momento. Pero sí puedo decir que el Barça debe tener unos valores con los que identificarse. Lo ven por televisión millones de niños en el mundo. ¿No estaría bien que, de manera elegante, le dijeran a los jugadores que no escupan todo el rato?