Hoy hace 30 años, un 4 de agosto de 1992, España dio en el centro de la diana

Barcelona no fue, solo, un encuentro del deporte. Fue una fiesta de la cultura, que dio pie a que se produjera en torno a los Juegos del 92, un aquelarre del conocimiento ecléctico, que atrajo a talentos como el cineasta Manuel Huerga, director artístico de las ceremonias de inauguración y clausura, como el músico Ryuichi Sakamato, ganador de un Oscar por la música de El Último Emperador, compositor de la parte central de la ceremonia de la inauguración, o maestros de la cocina como Carles Gaig. Esa es la Barcelona que soñó, desde su tribuna periodistíca el malogrado Álex Botines, uno de los primeros que apostó por la idea primigenia de Samaranch, Serra y Maragall, y por la que trabajaron servidores públicos como Josep Antoni Acebillo, entonces director del área municipal de proyectos.

En ese 4 de agosto, en el que la selección femenina de hockey sobre hierba logró clasificarse para la final tras superar a Corea en la prórroga, y en la que Jordi Arrese se aseguró una medalla en las pistas de la Teixonera, España dio en el centro de la diana, para colgarse una delas medallas de oro más inesperada de los Juegos: la de tiro con arco en la modalidad por equipos. Antonio Vázquez, Juan Carlos Holgado y Alfonso Menéndez formaron la tripleta mágica que se consagró después de dos años de trabajo al lado del entrenador ruso Victor Sidoruk, que “exprimió” a los deportistas con el único objetivo de la medalla.