LOS 92 DEL 92

Manuel Romero Canela: el ingeniero que logró el hito televisivo en las Olimpiadas Barcelona 92

El responsable de las retransmisiones de los JJOO de Barcelona y su equipo de 2.000 profesionales lograron un Emmy por su trabajo

Romero Canela

Romero Canela / EP

Inés Álvarez

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Aunque sus apellidos evocan embriagadores ingredientes de pócimas sanadoras, Manuel Romero Canela (Sevilla, 1941) no sabe de más milagros que los que se logran con un trabajo duro. Ese que desarrolló durante años como responsable de las retransmisiones de grandes eventos deportivos. Ingeniero de telecomunicaciones de formación, Romero trabajaba en TVE, dentro del grupo de Eurovisión, cuando le ofrecieron encargarse de los JJOO de México de 1968. Y desde entonces, y hasta los de Londres de 2012, ha ido encadenando citas olímpicas (y Mundiales de fútbol).

Los JJOO de Barcelona 92 tuvieron una especial importancia. «Fue la primera vez que la cobertura por radio y televisión se hizo a través de un organismo creado para ello: RadioTelevisión Olímpica 92. Y esto fue una novedad organizativa. Antes, se habrían encargado TVE o TV-3. Pero el COI le pidió al comité organizador que se responsabilizara, para garantizar una calidad e independencia y negociar los derechos televisivos –tan importantes para financiar los JJOO– independientemente de la cobertura», explica. Tecnológicamente también fueron una revolución, porque se emplearon nuevas tecnologías digitales. «Y se cubrieron todos los deportes en directo. Antes a algunos no se les daba importancia». 

Sus recuerdos de aquellos días como director general de la Radio Televisiòn Olìmpica 92 son de mucho trabajo. «Debíamos convencer a muchas televisiones de que íbamos a hacer cosas que no se creían que haríamos». Y todo funcionó a la perfección (de hecho la cobertura le supuso uno de su nueve premios Emmy), porque había un trabajo previo de los 2.000 profesionales. «Estuvimos tres años preparándolos y eso permitió ir con el piloto automático». Hubo grandes momentos para recordar, aunque él destaca la ceremonia inaugural y la flecha olímpica. Y admite que «fueron especialmente emocionantes, porque se celebraban en España». También él cree que hubo magia. Pero acompañada de trabajo. «Barcelona fue una sede increíble que ayudó a que todo saliera bien», asegura.