Los 92 del 92

Olimpiadas Barcelona 92 I Gómez Navarro, el capo del deporte que mudó en Indiana Jones

El secretario de Estado de y presidente del Consejo Superior de Deportes es actualmente presidente de

Javier Gómez-Navarro, expresidente del Consejo Superior de Deportes en Barcelona 92.

Javier Gómez-Navarro, expresidente del Consejo Superior de Deportes en Barcelona 92. / EFE

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Este madrileño es, en realidad, un trotamundos, además de un “emprendedor”. Solo así se explica que un ingeniero industrial terminase siendo ministro de Comercio y Turismo de Felipe González allá por 1993, y posteriormente en el responsable gubernamental de los JJOO de Barcelona. Fue secretario de estado de Deportes y presidente del Consejo Superior de Deportes de 1987 a 1993, participando activamente en la construcción de la candidatura y en la celebración de los Juegos.

Pero Gómez-Navarro fue mucho más que eso. Entre otras cosas fue presidente de Viajes Marsans, creador y miembro de la Junta Directiva de FITUR, fundador y director de la Fundación José Ortega y Gasset, o director de la Editorial ‘Cuadernos para el Diálogo’. Después de los JJOO ocupó durante seis años la presidencia del Consejo Superior de Cámaras de Comercio, Industria y Navegación de España y después dirigió la empresa Aldeasa, siendo su último cargo antes de prejubilarse el de presidente de MBD.

Un trotamundos

Gómez-Navarro, que llegó a ser editor de la Revista Viajar es un trotamundos que cuenta con la mejor biblioteca del mundo sobre viajeros por España, con casi 25.000 ejemplares. Viajero impenitente desde los 12 años, cuando sus padres lo mandaron a Alemania a aprender el idioma, actualmente preside la Sociedad Geográfica Española y se ha quitado la barba (y unos cuantos kilos) rebajando la robusta apariencia que lucía en la cita olímpica. Es un auténtico Indiana Jones que presume haber degustado “gusanos, alacranes, hormigas y hasta sesos de mono. Me encanta la casquería”.

Javier sigue viéndose con Felipe González o Javier Solana. Madridista irredento no pisa el paco del Bernabéu, “porque allí se va a hacer relaciones públicas”, pero sí se deja ver por el del Metropolitano invitado por su amigo Miguel Ángel Gil. A Javier se le puede encontrar paseando por el Rastro o husmeando entre los libros de la madrileña cuesta Moyano.