Guerra de Ucrania

Maria Aliójina, cantante de Pussy Riot: "Somos millones los rusos que nos oponemos a Putin, dentro y fuera de Rusia"

Vladímir Kará-Murzá opositor ruso envenenado: "La Rusia de Putin es estalinismo postmoderno"

La opositora en el exilio define al ex KGB como una "máquina de terror" contra los rusos que también actúa en Europa "comprando periodistas y partidos políticos"

La artista, que participó la famosa plegaria en la catedral de Cristo Salvador en Moscú, detalla el horror de su cautiverio, y advierte a Europa de graves consecuencias si Putin gana la guerra

Maria Aliojina, componente de Pussy Riot, durante el traslado para ser juzgada en 2012.

Maria Aliojina, componente de Pussy Riot, durante el traslado para ser juzgada en 2012. / SERGE CHIROV / CAS_AGENCIAS

Marc Marginedas

Marc Marginedas

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María Aliójina fuma un pitillo tras otro durante los 50 minutos en que dura la conversación por videoconferencia. En el exilio desde hace dos años, como cientos de miles de rusos, no quiere establecer un segundo hogar en ningún país, porque confía en que podrá regresar al suyo. En esta entrevista con EL PERIÓDICO desde una ciudad europea, la integrante del grupo musical opositor más célebre de Rusia describe el poderío de la máquina represora del Kremlin, augura que la invasión de Ucrania será para Rusia lo mismo que lo fue la guerra de Vietnam para EEUU, y advierte de las consecuencias que tendría para la UE permitir que Putin gane la contienda.

Explíquenos qué sucedió después de la plegaria en la catedral de Cristo Salvador en 2012, cuando Pussy Riot saltó a la fama mundial.

No esperábamos ningún caso criminal contra nosotras, pero tras una semana nos arrestaron. Nos interrogaron, después nos llevaron al centro de detención preventiva y comenzó nuestra vida en la cárcel. Estábamos en shock ante lo que veíamos y pedí a mis amigos que me enviaran libros sobre disidentes soviéticos. Empecé a estudiar. Ellos explicaron cómo sobrevivir cuando el sistema está construido para romperte. Nos sentenciaron a dos años y nos enviaron a colonias penitenciarias. A mí, a la colonia 28, cerca de Berezniki, en los Urales. Allí hace mucho frío, -35 grados. Tras la cuarentena, me encerraron en una celda de aislamiento, donde estuve cinco meses. Pese a ello, iba a trabajar, y un carcelero me filmaba siempre. Me acusaban de violaciones del régimen carcelario y me remitían a la comisión disciplinaria. El sistema penitenciario ruso es herencia del Gulag. Según la ley, los presos en Rusia deben trabajar, 12 horas al día, seis días a la semana, y recibes 30 euros. Es esclavitud legal.

¿Cómo fue su vida desde la liberación hasta la huida?

Nos liberaron dos meses antes del fin de la condena, en diciembre de 2013, gracias a una amnistía previa a las olimpiadas en Sochi. En ese momento el régimen de Putin quería una buena imagen ante Occidente. Fuimos a Sochi, allí hicimos una nueva protesta, nos golpearon, nos rociaron con gas lacrimógeno, me arrojaron por una escalera. Entendimos que regresábamos a un país muy diferente, no al que teníamos antes de la detención. Volvimos a Moscú y se produjo la primera sentencia por las protestas en la plaza Bolótnaya (contra la elección de Putin en los comicios presidenciales de ese año NDR), ocho personas fueron condenadas a periodos de prisión dos veces superiores a los nuestros. Y poco después, Crimea fue anexionada y no había vuelta atrás. Al año, mataron a Borís Nemtsov, la principal voz contra la guerra en Ucrania. Seguí protestando. En 2021 me abrieron un segundo caso criminal por un post en Instagram llamando a acudir a un mitin. Estuve en arresto domiciliario un año, y también me encerraron permanentemente 15 días, en lo que llamamos carrusel de detenciones. Es decir, el día de la liberación, hay policías que te esperan a la salida, te llevan al cuartel para afrontar la siguiente denuncia y te encierran otros 15 días. Nunca sabes cuándo saldrás. Cuando estaba cumpliendo una de estas penas, oí cómo Putin iniciaba la guerra total contra Ucrania. Estaba sola, no puedo describir mis emociones. Y en cuanto salí de prisión, crucé la frontera ilegalmente el 22 de abril de 2022. Desde entonces, estoy en busca y captura en Rusia.

Arresto de Maria Aliójina y Nadezhda Tolokonnikova en 2018, durante una protesta en Moscú.

Arresto de Maria Aliójina y Nadezhda Tolokonnikova en 2018, durante una protesta en Moscú. / SERGEI CHIROV / CAS_AGENCIAS

¿Cómo valora usted la oposición rusa, en el interior y en el exterior? ¿Hay mucha gente? ¿Se puede hacer algo?

Hay gente que ayuda a huir a los amenazados, quienes recaudan dinero para Ucrania, o escriben noticias. Hay muchos rusos, millones, que están contra este régimen, tanto dentro como fuera. La mayoría traumatizados, porque nadie nos enseñó qué hacer si tu país se convierte en el principal agresor de Europa. Tenemos diferentes opiniones, nos peleamos, luego hacemos las paces, continuamos actuando. En la cárcel, tienes el ejemplo los disidentes soviéticos. Pero, ¿qué hacer con la guerra? Es algo que te hace mucho daño, sientes vergüenza. Cuando EEUU bombardeó Vietnam, muchos participaron en protestas. Pero Rusia no es EEUU, y tenemos mucho que aprender.

¿Cree usted que dentro de Rusia, la mayoría de la gente apoya la guerra?

No hay sondeos creíbles; Rusia es un régimen totalitario, y según la ley, está prohibido llamar "guerra" a la guerra. Pero mire la enorme cantidad de gente que acudió al funeral de Navalni. Moscú está lleno de videocámaras. A cualquiera se le puede iniciar un caso criminal por llevar flores a su tumba. Hay bastante gente que realiza acciones partisanas de forma anónima. A quienes pillan, los condenan a 10 o 15 años de cárcel.

Usted ha vivido lo que es el FSB. Explique por al lector europeo el poderío de los servicios secretos rusos.

Es una máquina de terror. Yo invito a leer las entrevistas de Aleksándr Bórtnikov, su director. Se enorgullece de las acciones del NKVD y KGB, responsables en el pasado de la eliminación de 5,5 millones de ciudadanos por ninguna razón. Las estrellas del país, los mejores directores de cine, profesores, fueron eliminados. El FSB es el heredero de esta máquina. Puede verse la investigación de Navalni sobre cómo le envenenaron, lo que le sucedió a Vladímir Kará Murzá, una persona brillante, envenenada dos veces. Se puede leer el libro de Aleksándr Litvinenko, que fue asesinado por haber probado que el FSB hizo estallar edificios en 1999 (para allanar el camino de Putin al poder NDR) Los servicios secretos rusos fueron fundados en 1918 por Félix Dzerzhinski, y en sus oficinas, o las de la policía, cuelga su retrato. Mientras este sistema no sea señalado como máquina de terror, continuará. No sé hasta qué punto Occidente lo entiende. Da miedo.

¿Esta máquina también actúa en Occidente, en España?

Claro. El asesinato de Litvinenko lo demuestra. Pueden matar a personas. Compran a periodistas, partidos de ultraderecha que expanden sus narrativas.

¿Cómo valora la respuesta de Occidente a la invasión rusa?

Es inexplicable que tantos funcionarios de Putin no estén sancionados. Occidente tardó dos años en enviar el primer F-16. Es tarde, hay una parte importante de Ucrania ya ocupada. Creo que en la UE la gente no está muy al corriente de lo que pasará si Ucrania pierde la guerra. El Ejército ruso irá más lejos, a Georgia, Moldavia. Si Trump gana las elecciones y EEUU se va de la OTAN, Rusia atacará los bálticos y Polonia. El régimen de Putin necesita de la guerra para seguir en el poder.

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